Un submarino nuclear colisiona con un buque cisterna y “autoridades”, políticos y medios se dedican a restarle importancia

El submarino nuclear de la Armada Británica HMS Ambush ha colisionado ayer miércoles con un buque mercante cisterna en la bahía de Gibraltar, frente al Peñón,  en el transcurso de unos ejercicios de entrenamiento.

La colisión se produjo sobre las 13:30 horas cuando el submarino británico emergió a la superficie colisionando con uno de los buques estacionados en las cercanías de la bahía, realizando “bunkering”, trasvase de combustible a otros buques mercantes, teniendo que ser remolcado hasta el puerto de Gibraltar debido a los daños recibidos, en el que fondeó en torno a las 21:30 horas.

Tras su atraque, la Armada británica emitió una nota oficial en la que afirma: “A las 13.30 del miércoles, aproximadamente, el submarino de clase Astute HMS Ambush, mientras estaba sumergido realizando un ejercicio de entrenamiento, se vio envuelto en un choque con un buque mercante cerca de la costa de Gibraltar. El navío de guerra ha quedado dañado en su zona externa, pero no hay problemas en su planta nuclear ni ninguno de los tripulantes ha resultado herido. Una investigación ha sido puesta en marcha de inmediato. Este submarino entrará en Gibraltar esta tarde para otro chequeo. No hay problemas de seguridad asociados al HMS Ambush”.

Por su parte, fuentes del Ministerio de Exteriores del Estado Español han confirmado a los medios que tenían conocimiento de la presencia del submarino y han recalcado que, de acuerdo con informaciones británicas, el accidente “no reviste gravedad”. No obstante, afirman que el gobierno  ha solicitado “las aclaraciones oportunas sobre lo ocurrido” a las autoridades del Reino Unido. Un ejemplo más del papel subordinado del Estado Español frente a las grandes potencias imperialistas de las que el español es sucursal y comparsa. En la misma línea, representantes del PP y el PSOE se han limitado a reprochar a las autoridades británicas el que las maniobras del submarino no se hayan realizado frente a la base de Rota en lugar de en la de Gibraltar.

El cinismo de la Armada británica raya en el absurdo. Como es fácilmente apreciable en las fotos adjuntas, los daños externos sufridos por el submarino, tanto en uno de sus costados como en la torreta de mando, no carecen de importancia. Desconocemos los interiores pero es razonable sospechar de su existencia. Por otro lado, estamos hablando de un choque entre un submarino nuclear y un buque cisterna cargado con miles de litros de fuel en una bahía rodeada de poblaciones en las que habitan decenas de miles de personas. La tragedia podría haber sido inmensa.

Respuestas tibias y declaraciones light

Es destacable el papel de los medios desinformativos del régimen que ante los hechos que, una vez más, se muestran como lo que realmente son, medios de propaganda y adormecimiento popular al servicio del Sistema. El argumento principal en el que todos ellos inciden especialmente, ya sea en el contenido o incluso en el propio titular de la noticia, es el de que el choque careció de importancia. Que un submarino nuclear, con armamento nuclear, colisione con un buque cargado con miles de litros de fuel junto a la Bahía de Gibraltar, cerca de diversas poblaciones densamente pobladas, fue para estos “profesionales de la información” poco menos que un accidente de tráfico. Incluso en algún medio se ha llegado a tratar la noticia en modo jocoso.

Llama igualmente la atención las declaraciones tan light efectuadas al respecto por el portavoz de Valdemar  – Ecologistas en Acción, Antonio Muñoz, que se ha limitado a cuestionar “el tipo de seguridad” de las autoridades británicas, recordando que en una zona tan transitada como es el Estrecho de Gibraltar los submarinos están obligados “a ir por encima del agua” y “no pueden emerger de la nada”, así como a declarar que la catalogación de Gibraltar como “puerto tipo Z” establece que los submarinos nucleares pueden atracar para “descanso de la tripulación o que sean visitados por el público”, pero “jamás para mantenimiento y reparaciones”, menos aún “de submarinos de propulsión nuclear dañados o averiados”.

Por último, Muñoz se ha limitado a exigir “explicaciones” más detalladas de lo sucedido a las autoridades británicas y españolas, así como que el Consejo de Seguridad Nacional acuda a la Bahía de Algeciras con medidores Geiger para hacer un análisis radiológico de la zona y determinar si hay o no contaminación, dado que si hay una fuga de radioactividad no es tan fácil de detectar como una mancha de hidrocarburos.

El que la Armada británica le intente quitar importancia a la gravedad de lo acontecido entra dentro de la “lógica” desinformativa del imperialismo inglés, al igual que el que lo haga el español, pero lo realmente subrayable  y trascendente es el silencio o la “compresión” y tibieza de la mayoría de políticos, colectivos y autoridades locales, tan preocupados ellos por sus conciudadanos, ante el riesgo que han corrido sus vidas y propiedades. El mayor y más serio relacionado con lo nuclear en nuestra tierra, sólo superado por lo acontecido en Palomares en 1966.

Lo cierto es que aquello que viene denunciando como posibilidad hace años el movimiento social de la zona, acerca del peligro medioambiental, para la salud y para la vida misma de los habitantes del Campo de Gibraltar que conllevan estos submarinos y otros navíos nucleares que arriban con regularidad a la base militar de Gibraltar, se ha hecho realidad. Ya no es una hipótesis más o menos plausible. Ha ocurrido. Y si ya ha ocurrido una primera vez, al menos que haya trascendido, nada ni nadie puede asegurar que no se puedan repetir y en esta ocasión con más graves consecuencias.

Si la mera arribada de submarinos nucleares a la base de Gibraltar ha sido en anteriores ocasiones  motivo suficiente para  incluso convocar movilizaciones en contra de su presencia por el riesgo que conllevaba, recuérdese en este sentido las manifestaciones contra el HMS Tireless, ahora que ya no se trata de una posibilidad se ha transformado en hecho real, la respuesta no se puede limitar a unas simples protestas y exigencias técnicas verbales.

Paco Campos para La Otra Andalucía

submarino 1

 

Submarino 2

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *