La estrategia de guerra no convencional del imperio y la violencia «civil» organizada

Mientras las fuerzas represivas en Ecuador se enfrentaban al pueblo que se manifestaba contra las medidas neoliberales del gobierno de Lenín Moreno, mientras los cuerpos de seguridad asesinaban, torturaban y secuestraban a los participantes en la protesta, la televisión ecuatoriana transmitía muñequitos de Bob Esponja. Todo intento por presentar la verdad era censurado.

Grupos violentos aparentemente desorganizados y espontáneos actuaban. Su objetivo: sembrar el caos, criminalizar las protestas y justificar la acción homicida de las fuerzas de seguridad.

En Chile el pueblo luego del letargo cultivado con esmero por los medios de comunicación y abonado por años de terror, despertaba. Los hijos de Lautaro, Caupolicán y Allende desafiaban a las fuerzas de seguridad. El 14 de octubre de 2019, los estudiantes secundarios y universitarios se organizaron para evadir masivamente el pasaje del metro de Santiago. La razón, una protesta al alza en el valor del pasaje, pero era solo el inicio, era apenas una chispa. Ante la verdadera situación de desigualdad creada por el neoliberalismo en ese país, la protesta se radicalizó y se generalizó.

Mientras los manifestantes, jóvenes en su mayoría, alzaban los brazos para ratificar el carácter pacífico de las marchas, hechos violentos ocurrían en varios lugares. Grupos sin relación aparente entre sí, ajenos a los manifestantes, eran los responsables de estos hechos. La denuncia hecha por varias personas los sitúa en escenarios donde actuaban fuerzas de Carabineros, a los que algunos videos subidos a las redes sociales les muestran, incluso, participando o estimulando los saqueos.

Aquí también los medios masivos de comunicación optan por el silencio, por la criminalización de la protesta, mientras las fuerzas del orden asesinan, violan, golpean como en los «mejores tiempos» de la dictadura.

En Bolivia, un conjunto de factores se unió para propiciar la caída del gobierno de Evo Morales. No fueron solo elementos de dinámica interna, ciberataques, tareas de espionaje y propaganda, campañas de desestabilización, también fueron grupos criminales sin aparente conexión entre sí, aliados con fuerzas militares y policiales implicadas en el complot, acción diplomática externa e intervención de agentes desestabilizadores de la Embajada de EE.UU.

Bandas de criminales amparados en la narrativa de la «indignación popular», por un supuesto fraude electoral, tomaron el control de las ciudades, realizaron bloqueos de vías públicas al estilo de los guarimberos venezolanos, quemaron instituciones, profirieron amenazas, cometieron asesinatos, torturas en la vía pública, y humillaron a líderes sociales y políticos.

Esos grupos criminales de derecha, armados, invisibilizados por los medios, actuaron con absoluta coordinación y tomaron puntos estratégicos de la capital del país, un ejemplo fue la toma de Bolivia TV, lo que demuestra una gran preparación previa. No actuaron al azar: dirigieron sus golpes con precisión, sabían contra quiénes proceder, secuestraron, asesinaron y destruyeron, selectivamente.

No se trataba del pueblo descontento ante un fraude que jamás ocurrió, sino  de una agresión bien planificada. Lo saben bien los pueblos de Venezuela y Nicaragua, que han sido víctimas de esas acciones de guerra no convencional.

No solo en Latinoamérica

El modus operandi no es exclusivo en nuestra región. En el pasado mes de noviembre Irán sufrió una oleada de violencia que destruyó 730 bancos, 70 estaciones de servicio, 140 inmuebles gubernamentales y más 50 bases de fuerzas de seguridad.

Miles de manifestantes enardecidos se volcaron a las calles durante días y atacaron gasolineras, bancos y edificios de gobierno a partir del anuncio del racionamiento y de un aumento del 50 % en los precios del combustible.

Se repite aquí de nuevo la táctica empleada en Bolivia: grupos armados, perfectamente coordinados y entrenados actúan sobre el terreno. Utilizando la técnica del «enjambre», los grupos se comunicaban entre sí, y concertaban las acciones usando mensajes de texto para reunirse en los puntos de ataque.

La agresión se paralizó cuando el gobierno apagó internet y las redes inalámbricas. Las fuerzas de seguridad iraníes lograron capturar a varios agentes de la cia que actuaban en estos supuestos grupos antigubernamentales.

Los Political Action Group

En un libro de 2003, Special ops: America’s elite forces in 21st. century combat, el autor afirma:

«Sumamente confidencial, la División de Actividades Especiales se considera como la unidad de operaciones especiales preeminente en el mundo. Los miembros son la élite de la élite. Esto se debe a las fuentes de las que la organización recluta a sus miembros: Unidades de Misiones Especiales, tales como la Fuerza Delta y el Grupo de Desarrollo de Guerra Naval Especial de los Estados Unidos…».

El Centro de Actividades Especiales (del inglés: Special Activities Center; SAC), es una división de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, responsable de llevar a cabo operaciones encubiertas conocidas como «actividades especiales». Antes de 2016 la unidad se llamaba Special Activities Division o División de Actividades Especiales.

Dentro del sac existen dos grupos por separado: el Special Operations Group (SOG) o Grupo de Operaciones Especiales para las operaciones paramilitares tácticas y el Political Action Group (PAG) o Grupo de Acción Política para las operaciones políticas encubiertas.

El Political Action Group (PAG) o Grupo de Acción Política es responsable de las actividades encubiertas relacionadas con la influencia política, las operaciones sicológicas y la guerra económica. Con el rápido desarrollo de la tecnología se incluyó en sus misiones la guerra cibernética.

El sac ofrece sus servicios al Presidente de Estados Unidos como una opción cuando las acciones militares y diplomáticas no son viables o factibles políticamente.

El Grupo de Acción Política lleva a cabo operaciones encubiertas para lograr un cambio político. La intervención encubierta en una elección extranjera es considerada por el sac la forma más importante de la acción política. Esto podría incluir el apoyo financiero a los candidatos «apropiados» para Estados Unidos, sostén con medios de comunicación especializada, soporte técnico para las relaciones públicas, recursos para influir en el voto, participación en la organización política, asesoría legal, campañas de publicidad y lo que ellos llaman «otros medios de acción directa».

Según los especialistas del SAC, las decisiones políticas pueden verse influenciadas por valores activos, tales como la sublevación de los funcionarios del país, presión sobre funcionarios y líderes políticos para lograr decisiones de carácter oficial, alineadas con la política y los objetivos de Estados Unidos. Además, desarrollar los mecanismos para la formación de la opinión pública favorable a los intereses estadounidenses, acciones que implican el uso encubierto de propaganda.

Pueden emplear a oficiales para trabajar como periodistas, recurrir a agentes con influencia, operar las plataformas de los medios de comunicación, plantar ciertas historias o información en lugares donde se espera que saldrán a la luz pública «de forma natural», o tratar de negar y/o desacreditar la información que es de conocimiento público.

La mayoría de los expertos estadounidenses consideran al SAC la fuerza de operaciones especiales actual, perfecta para la guerra no convencional.

Algunos ejemplos de programas de acción política de la cia  fueron las acciones para prevenir que el Partido Comunista Italiano (PCI) ganara las elecciones en 1948; ya a finales de 1960, el golpe de Estado iraní de 1953; Chile 1953; Guatemala 1954; Indonesia en 1957, así como la provisión de fondos y apoyo al sindicato Solidaridad en Polonia 1981, intento de golpe de Estado en Venezuela 2002; golpe en Honduras 2009, Nicaragua 2018, autoproclamación de Juan Guaidó en Venezuela, ataques al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) venezolano 2019, etc.

Más claro ni el agua: la presencia denunciada más de una vez de oficiales y agentes de los servicios especiales estadounidenses en el terreno durante estas acciones, más el reconocimiento en documentos hechos públicos de su accionar intervencionista contra gobiernos que no les son afines, prueba la injerencia directa de Estados Unidos en estos golpes, que de suave solo tienen el nombre, pues han dejado una huella de sangre y sufrimientos en todas partes del mundo.

Prever es la palabra de orden, las fuerzas progresistas, los líderes de izquierda deben estar preparados y preparar a sus pueblos. Hay que estar dispuestos a darlo todo, a enfrentar con inteligencia los planes yanquis y vencer.

Raúl Antonio Capote

Fuentes:

Executive Secrets: Covert Action and the Presidency. University of Kentucky Press. Daugherty, William J. (2004).

A Guide to America’s Special Operations Units : the World’s Most Elite Fighting Force. Da Capo Press.Southworth, Samuel A. & Tanner, Stephen. 2002. U.S. Special Forces.

At the Center of the Storm: My Life at the CIA. Harper Collins. Tenet, George. 2007.

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Carlos Ríos

Vine al mundo en Granada en 1977. Soy licenciado en Geografía y trabajador en el sector de la enseñanza. Escribí "La identidad andaluza en el Flamenco" (Atrapasueños, 2009) y "La memoria desmontable, tres olvidados de la cultura andaluza" (El Bandolero, 2011) a dos manos. He hecho aportaciones a las obras colectivas "Desde Andalucía a América: 525 años de conquista y explotación de los pueblos" (Hojas Monfíes, 2017) y "Blas Infante: revolucionario andaluz" (Hojas Monfíes, 2019).

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