La “bancada de la Biblia”: los evangélicos de Brasil que han impulsado a Bolsonaro a ganar la primera vuelta electoral
“Muchas gracias a los líderes evangélicos y al hombre del campo, ya sea del agronegocio o de la agricultura familiar”. Con estas palabras Jair Bolsonaro, el ganador por goleada de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, comenzaba anoche la entrevista en TV Globo, el principal canal del país. Fue la primera que concedió tras conocerse su aplastante victoria electoral. En las entrevistas que el político de ultraderechas dio por la mañana a los canales de radio Jovem Pan y Bandeirantes, también agradeció el apoyo de los evangélicos, decisivo para conquistar el 46% de los votos.
No se ha tratado de una declaración baladí. El obispo Edir Macedo, fundador de la todopoderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, la organización evangélica más poderosa de Brasil, expresó públicamente su apoyo a Bolsonaro el pasado 30 de septiembre, tan solo una semana antes de los comicios más polarizados de la historia reciente de Brasil. Lo hizo durante una transmisión en directo desde Facebook, sumándose de esta forma a otras referencias de la comunidad evangélica neopentecostal de Brasil, como Silas Malafaia de la Asamblea de Dios Victoria en Cristo; Everaldo Pereira, pastor de la Asamblea de Dios Ministerio Madureira; Robson Rodovalho, líder de Sara Nossa Terra; e Hidekazu Takayama, el parlamentario que preside en la Cámara de los Diputados la llamada ‘bancada de la Biblia’, es decir, el lobby evangélico que en la última década ha conquistado cada vez más poder.
El mensaje del líder espiritual de la Iglesia Universal del Reino de Dios ha sido crucial para forjar el triunfo sin precedentes de Bolsonaro. Fundada hace 41 años por el propio Macedo, en una época en la que nueve de cada diez brasileños se declaraban católicos, esta iglesia cuenta hoy con siete millones de seguidores, asesorados por 320 obispos y 14.000 pastores. A modo de referencia, la Iglesia Católica tiene 24.000 sacerdotes para servir a 103 millones de fieles en todo el mundo. La Universal, que cuenta además con cerca de 7.200 templos en todo Brasil, articula su poder social y político a través de dos instituciones: el Partido Republicano Brasileño y la TV Record, adquirida en 1989.
Fue precisamente en este canal donde Bolsonaro afirmó que le acusan de machismo, homofobia y racismo porque no le pueden llamar corrupto. Lo hizo el pasado 4 de octubre, tres días antes de las elecciones, en una entrevista que escandalizó parte de Brasil por un detalle importantísimo. Este político ultraderechista rechazó participar en el último debate en la TV Globo con los otros candidatos a la presidencia, alegando una recomendación médica que le prohibía hablar durante más de 10 minutos. Todavía perjudicado tras la puñalada del pasado 6 de septiembre, Bolsonaro no podía hacer demasiados esfuerzos para evitar la formación de gases en su intestino, según dijo públicamente. Sin embargo, poca horas después Bolsonaro apareció en una entrevista sorpresa en el canal televisivo de la todopoderosa Iglesia Universal del Reino de Deus, lo que para muchos observadores fue una jugada maestra para convencer a decenas de millares de electores indecisos.
“Los evangélicos han tenido un gran peso no solo en la victoria de Bolsonaro, sino también de un número amplio de senadores de su partido (PSL) y de diputados federales. Las iglesias evangélicas han sido muy importantes en estas elecciones”, comenta a este periódico David Fleischer, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia. “Ha sido una apuesta personal de Edir Macedo casi inédita. Generalmente no ofrece un apoyo tan explícito a una candidatura como ocurrió con Bolsonaro, incluso con una entrevista exclusiva en la TV Record. Aquí en Río de Janeiro este apoyo ha sido especialmente importante”, agrega Sérgio Praça, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
Hay que recordar que el actual alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, es sobrino del obispo Edir Macedo. Cuando fue elegido en 2016, la profesora Christina Vital de la Universidad Federal Fluminense afirmó de forma casi premonitoria que su llegada a la alcaldía de Río era “el primer paso para la conquista de los evangélicos de la presidencia de la república en 2018” y para conseguir el control del poder judiciario. “Desde 2014 hay una fuerte inversión por parte de los líderes evangélicos para ocupar los poderes ejecutivos”, dijo en aquel momento Vital, al mismo tiempo que destacaba que los religiosos que aspiran a un cargo público prefieren dejar de lado sus obligaciones dentro de la iglesia y mostrarse como políticos profesionales. Es el caso de Crivella, que se presentó como ex obispo.
Políticas conservadoras
También es importante subrayar que el apoyo de los evangélicos ha sido crucial para explicar el resultado espectacular obtenido por algunos políticos completamente desconocidos para la mayoría de la sociedad brasileña. Es el caso de Wilson Witzel, del Partido Social Cristiano (PSC), que ha ganado la primera vuelta de las elecciones a gobernador en el Estado de Río de Janeiro. “Su intención de voto en los sondeos no era tan buena y sin embargo consiguió un sorprendente 39%”, destaca David Fleischer.
A lo largo de la última legislatura, el lobby evangélico ha conseguido llevar adelante proyectos extremamente conservadores como el Estatuto de la Familia, que la reconoce solo como una entidad “formada a partir de la unión entre un hombre y una mujer, por medio del matrimonio o la pareja de hecho, y la comunidad formada por cualquier de los padres y sus hijos”. También impulsó el polémico proyecto de ley para reducir la edad de responsabilidad penal de los 18 a los 16 años, que en su momento fue rechazado. Este año la misma propuesta se ha convertido en uno de los caballos de batalla del programa electoral de Bolsonaro para combatir la delincuencia, que el año pasado dejó 63.880 víctimas mortales en todo Brasil.
Si Bolsonaro finalmente llega a la presidencia de Brasil, podrá contar con una holgada mayoría gracias a los 52 diputados que ha conseguido el PSL, su partido, y por supuesto al apoyo de evangélicos y ruralistas. “La bancada evangélica en el Congreso ha crecido bastante y será una de las bases de apoyo de Bolsonaro, fundamental para formar las coaliciones y para gobernar. También el bloque ruralista, que tiene casi 200 diputados, va a ser muy importante para su presidencia, en el caso de que gane”, asegura David Fleischer. Este profesor universitario calcula que gracias a estos dos lobbies, Bolsonaro tendría el apoyo de algo más del 50% en la Cámara de los Diputados y en el Senado, mucho más que su contrincante Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores. Sin embargo, para aprobar enmiendas constitucionales, como la polémica reforma tributaria o de la Seguridad Social, necesitará un 70%.
Fleischer no espera que, si Bolsonaro llega a presidencia de Brasil, promueva leyes para reducir derechos sociales adquiridos en cuestiones tan polémicas como el aborto o la unión de hecho de los gays. “Estos dos derechos ya fueron aprobados por el Supremo Tribunal Federal y sería contrariar sus decisiones. No creo que en un primer momento Bolsonaro decida hacer esto por una cuestión de pragmatismo político. Hay cosas mucho más importantes que resolver en el campo financiero y administrativo”, asevera este catedrático. “Yo sí creo que habrá algún intento de disminuir derechos civiles y humanos, aunque no sé decir si tendrá éxito”, rebate Sérgio Praça de la FGV.
Durante la campaña electoral, Jair Bolsonaro intentó mostrarse más moderado que en el pasado, y en un par de ocasiones hizo incluso algún guiño a la comunidad LGTBI. Tras alzarse con una victoria que se debe en parte al voto de los feligreses evangélicos, este político de ultraderechas ha dado marcha atrás y ha declarado en una de sus entrevistas de ayer que no será “Jairzinho paz y amor” para atraer a los electores con una visión más moderada en los hábitos de vida. Bolsonaro ha prometido solemnemente que continuará “apostando fuerte” para mantener los valores de la familia tradicional. El tiempo dirá si el nuevo presidente de Brasil rendirá pleitesía a los obispos evangélicos.
(Fuente: El Confidencial / Autor: Valeria Saccone)
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