Mohammed VI de Marruecos llama al diálogo a Argelia. Medios gubernamentales argelinos dudan de una predisposición real
Argelia permanece en silencio tras la invitación del rey Mohammed VI de Marruecos de emprender “un diálogo mutuo para resolver los problemas entre ambas partes,” pronunciada hace ya cuatro días. Los medios de comunicación han tachado el llamamiento de “maniobra”, “cambio de tono” y “retórica de apaciguamiento”.
El soberano realizó esta declaración durante discurso ofrecido con ocasión del 43 aniversario de la Marcha Verde, que conmemora la marcha masiva en 1975 de ciudadanos marroquíes en la que exigieron a las autoridades españolas la cesión de su control sobre el Sahara Occidental.
En su discurso, el rey concedió una atención especial a las relaciones entre Marruecos y Argelia, y también reflexionó sobre la historia común de los dos países, destacando que se Marruecos apoyó la resistencia argelina contra el colonialismo francés. El soberano marroquí calificó las relaciones entre ambos países como “algo fuera de lo ordinario e inaceptable”. El monarca expresó la disposición de su país a emprender “un diálogo directo y franco con Argelia para superar las diferencias coyunturales y sustantivas que impiden el desarrollo de vínculos entre dos naciones vecinas”.
Mohamed VI sugirió la puesta en marcha de un mecanismo “que constituya un marco práctico para la cooperación en varias cuestiones compartidas, como la inversión en oportunidades y el potencial de desarrollo en la región del Magreb”. Dicho mecanismo “contribuiría al incremento de la coordinación y de las consultas para estar a la altura de los desafíos regionales e internacionales, en particular en el ámbito de la lucha antiterrorista y de la inmigración”.
“Déjenme señalar, y Dios es mi testigo, que poco después de acceder al trono, se me pidió con insistencia y de buena fe que la frontera que une ambos países fuera abierta y las relaciones se normalizaran,” continuó el rey. Un año después de la expulsión de la ocupación francesa, las fuerzas armadas argelinas y las marroquíes se enfrentaron en la “Guerra de Arena”, en la frontera oriental marroquí, cerca de Figuig. Esta guerra terminó en febrero de 1964 gracias a la mediación de terceros países, principalmente los Estados Unidos, la Liga Árabe y la Unión de la Unidad Africana.
Las fronteras fueron después establecidas en 1972, pero las tensiones se mantienen en la cuestión del status del Sahara Occidental. Posteriormente la frontera permanece cerrada desde 1994 después de que Marruecos anunciara nuevos requisitos para la concesión de visados a la población argelina. Esta situación se produjo tras un atentado terrorista acaecido en Marrakesh del que se pensó, en aquel momento, que podía haber sido perpetrado por Argel.
El rey marroquí expresó también que su país está preparado para entablar “un diálogo directo y franco” con Argelia “para resolver las diferencias temporales y objetivas que impiden el progreso de las relaciones entre ambos países.” Mohammed VI añadió: “Me gustaría subrayar que Marruecos desea valorar aquellas propuestas o iniciativas que Argelia crea conveniente plantear al respecto, así como acabar con el estancamiento en la relaciones entre nuestros dos países vecinos y hermanos.”
Y concluyó elogiando la fuerza que une a ambos pueblos, el marroquí y el argelino, comprometiéndose a mejorar las relaciones entre ambos Estados el futuro. “Partiendo de nuestros cálidos sentimientos hacia el pueblo argelino y sus líderes, y la estima que sentimos hacia ellos, en Marruecos no escatimaremos esfuerzos para construir una relación bilateral basada en los sólidos cimientos de la confianza, la solidaridad y la vecindad.”
Escepticismo argelino
Los medios de comunicación argelinos de carácter estatal no se hicieron eco del discurso del rey marroquí en su cobertura internacional. Los medios privados, por el contrario, se refirieron a la iniciativa de Rabat desde diversos ángulos.
El antiguo ministro de Comunicaciones Abdelaziz Rahabi descartó que las autoridades argelinas respondieran a un mensaje “dirigido principalmente a la opinión pública doméstica y a la comunidad internacional”. Rahabi declaró ayer al diario A-Khabar: “Creo que la ocasión con la cual fue pronunciado este discurso y el mensaje que Marruecos quería transmitir a Argelia no están a la altura. La situación sería diferente si este mismo discurso hubiera sido pronunciado con motivo del Día del Trono”.
“El discurso ha sido pronunciado en vísperas del inicio de las negociaciones con el Frente Polisario, bajo los auspicios de las Naciones Unidas y con la presencia de Argelia y Mauritania como observadores,” añadió Rahabi. “Creo que transmitir este mensaje el Día del Trono hubiera sido un denominador explícito de las buenas intenciones de Marruecos con respecto a la cuestión del Sáhara Occidental”.
El diario franco-argelino Al-Watan titulaba por su parte: “¿Es ésta la última maniobra del Rey de Marruecos?”. El periódico pasaba a interrogarse por el trasfondo de un discurso de “apaciguamiento” tan inusual, y por el momento elegido por Mohamed VI para transmitir su mensaje sobre las negociaciones con el Frente Polisario en Ginebra.
El diario EShorouk, por el otro lado, aseguraba que “Marruecos nunca ha hecho un llamamiento explícito para superar las supuestas diferencias entre ambos países, aunque Argelia niega que exista una disputa con Rabat”. “En cuanto al conflicto del Sáhara Occidental,” proseguía, “Argelia no se considera parte del conflicto, sino más bien un observador. De forma similar, las Naciones Unidas han definido claramente cuáles son las facciones en conflicto, a saber: Marruecos y el Polisario”.
Hace dos años que el primer ministro Abdelmalek Sellal expresó la disposición de Argelia a abrir un diálogo comprehensivo con Marruecos para resolver las cuestiones más polémicas, pero la situación se quedó ahí. Por aquel entonces Sellal declaró que “Marruecos es un país vecino y aliado. Tenemos perspectivas diferentes, y Argelia prefiere un enfoque comprehensivo en el que las cuestiones se traten por medio de un diálogo directo, en particular en lo que se refiere a cuestiones de una problemática específica”.
El primer ministro agregó que su país estaba dispuesto a resolver tales asuntos de forma “seria y pacífica”. Sellal señaló entonces que tal solución era necesaria para que “ambos países pudieran destinar sus esfuerzos a la tarea prioritaria de construir la Unión Árabe del Magreb a la que nuestros pueblos aspiran”.
En 1994, Argelia cerró su frontera terrestre con Marruecos después de que Rabat acusara a Argel de estar detrás de un ataque terrorista contra turistas españoles en Marrakech. Desde entonces, las autoridades argelinas han desoído varios llamamientos del país vecino a abrir las fronteras.
Una declaración del Ministerio argelino de Exteriores fechada en 2013 enumeraba una serie de condiciones para hacerlo: “Que se ponga fin a la campaña de difamación de los círculos marroquíes oficiales y no oficiales contra Argelia; la cooperación sincera, efectiva y eficaz para detener el flujo de drogas y contrabando que procede de Marruecos; que Marruecos respete la postura del Gobierno de Argelia con respecto a la cuestión del Sáhara Occidental, que Argelia considera crucial para el fin del colonialismo”.
La cuestión saharaui
El Sáhara Occidental sigue siendo la principal fuente de tensiones entre Argelia y Marruecos, que acusa al país vecino de apoyar al Frente Polisario. Argelia ha reiterado en varias ocasiones su apoyo a un referéndum de la ONU para determinar el destino de la región, en particular debido al hecho de que acoge a miles de refugiados saharauis que huyeron de sus hogares después de que Rabat ocupara la zona tras el fin del protectorado español en 1975.
Tal y como informa Reuters, Marruecos está considerando “todas las opciones” si las Naciones Unidas no estudia las acusaciones de que el movimiento de independencia del Polisario amenaza el alto el fuego del año 1991 en el conflicto del Sáhara Occidental, según dijo el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores.
Marruecos reivindicó el Sáhara Occidental después de la salida de la España colonial, pero el Polisario libró una guerra de guerrillas por la independencia del pueblo saharaui hasta un alto el fuego respaldado por la ONU y supervisado por sus fuerzas. El Consejo de Seguridad de la ONU debe renovar a finales de este mes el mandato anual para la misión de paz.
La región ha sido dividida de un modo efectivo por un muro de tierra que separa una zona controlada por Marruecos, el cual reclama como una de sus provincias del sur, además de un territorio controlado por el Polisario con una zona de amortiguación entre ellas impuesta por la ONU.
Las conversaciones de la ONU no han negociado un acuerdo sobre cómo realizar la autodeterminación. Marruecos quiere un plan de autonomía bajo soberanía marroquí. El Polisario quiere un referéndum respaldado por la ONU que incluya la cuestión de la independencia.
Las tensiones aumentaron en el Sáhara Occidental en 2016 cuando las fuerzas marroquíes se enfrentaron con una brigada de fuerzas del Polisario en la remota zona de Guerguerat, cerca de la frontera con Mauritania. Ambas partes retiraron sus fuerzas el año pasado.
Las relaciones entre Marruecos y la ONU llegaron a un nivel bajo en 2016 después de que el entonces Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, usara la palabra “ocupación” para describir la anexión del Sáhara Occidental por Marruecos. Marruecos expulsó a docenas de funcionarios de la ONU que trabajan para la misión conocida como MINURSO.
(Fuente: Monitor de Oriente)
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