Las armas que Arabia Saudí usa en Yemen son españolas

España batió en 2015 un nuevo récord de exportaciones militares a Arabia Saudí a pesar de que este país comete crímenes de guerra “de forma sistemática e indiscriminada en Yemen”, tal y como denuncia un informe de Naciones Unidas filtrado por el rotativo británico The Guardian. Según datos de la Secretaría de Estado de Comercio, en la primera mitad de 2015 el Gobierno español autorizó ventas militares al reino saudí por valor de 448 millones de euros, una cifra superior a la de cualquier otro año y que establece un nuevo récord, convirtiendo a Arabia Saudí en el principal destino de las exportaciones de armamento español –25% del total-.

Los torpedos, bombas, misiles, aviones militares y sistemas de dirección de tiro fabricados en España y enviados al reino saudí estarían violando el Tratado sobre Comercio de Armas, así como de la Posición Común de la Unión Europea, la regulación de la OSCE para la venta de armas convencionales y la Ley 53/2007 sobre control del comercio exterior de material de defensa y de doble uso, tal y como denuncian Amnistía Internacional, FundiPau, Oxfam Intermón y Greenpeace en una carta abierta dirigida al gobierno en funciones y a Navantia, que en las próximas semanas espera cerrar un acuerdo de 2.000 millones de euros para suministrar al régimen saudí cinco fragatas militares.

Estas organizaciones señalan que Arabia Saudí y sus socios emplean armamento fabricado en España, Reino Unido y otros países europeos para bombardear sistemáticamente objetivos civiles en Yemen, incluyendo escuelas, autobuses urbanos, mezquitas, campos de refugiados y carreteras, impidiendo el envío de alimentos y medicinas para atender a los 21 millones de yemeníes necesitan ayuda humanitaria con urgencia, según Naciones Unidas. Los objetivos saudíes también incluyen centros de organizaciones solidarias, como el recinto en el que Oxfam Intermón guardaba materiales para construir redes de suministro de agua con fondos de la Unión Europea, o el hospital de Médicos Sin Fronteras que los cazas europeos del ejército saudí destruyeron en octubre pasado.

“Aviones, municiones, bombas, torpedos y misiles exportados por España (…) están siendo utilizadas por las fuerzas armadas saudíes y del resto de países de la coalición encabezada por Arabia Saudí en los ataques aéreos en Yemen”, explica Amnistía Internacional España en su página web. Otras organizaciones advierten de que la venta de cinco fragatas de Navantia a la monarquía saudí podría reforzar el bloqueo de los puertos de Yemen, agravando la crisis humanitaria que vive el país. Otros países europeos también sacan provecho de la guerra en Yemen, especialmente Reino Unido, que triplicó sus ventas militares al reino saudí en 2015 y ha superado a Estados Unidos como primer proveedor de material bélico de la mayor monarquía petrolera del Golfo.

El verano pasado el Gobierno aseguró que podría suspender cualquier venta de armamento “si se tuviese conocimiento o existiese riesgo de uso indebido de los materiales exportados”. No obstante, las múltiples denuncias de organizaciones no gubernamentales y de Naciones Unidas no han sido suficientes para que el Ejecutivo cambie de postura hacia la monarquía saudí.

El único gesto reciente por parte de las autoridades españolas fue la anulación de la visita de Estado de Felipe VI a Arabia Saudí prevista para este mes, aunque la Casa Real explicó que la cancelación estuvo motivada por las gestiones del monarca para investir a un nuevo presidente. Otra prueba de la delicadeza con que el gobierno cuida su relación con el reino wahabí es la condena del ministerio de Asuntos Exteriores tras el ataque a la embajada saudí en la capital de Irán a principios de enero. En el comunicado, la diplomacia española evitó mencionar la polémica ejecución días antes de 47 presos en Arabia Saudí, entre ellos el líder chií Nimr Baqr al Nimr. Este hecho provocó indignación y protestas masivas en Irán.

En los últimos años, España y otras naciones industrializadas como Estados Unidos, Francia y Reino Unido han acelerado sus ventas de armamento pesado a las dictaduras del Golfo sin sufrir ningún coste político. En un principio, los gobiernos occidentales alegaron que sus armas no serían usadas y que, a lo sumo, serían empleadas para apoyar las coaliciones lideradas por Estados Unidos en conflictos como el de Iraq y el de Afganistán. Sin embargo los regímenes autoritarios de Oriente Próximo emplearon sus nuevos arsenales para aplastar las rebeliones internas durante la denominada Primavera Árabe y, más recientemente, para atacar objetivos extranjeros sin contar con el mandato de la ONU y cometiendo diversos crímenes de guerra.

En la primavera de 2015, Arabia Saudí creó una coalición de nueve dictaduras árabes para restituir en el poder al sunita Mansour Hadi y aplastar a los rebeldes chiíes de la etnia huti, quienes además luchan contra los efectivos de Al-Qaeda y el Estado Islámico en la península arábiga. Aunque los bombardeos saudíes empezaron en marzo, “Yemen parece Siria al cabo de cinco años”, sostiene el presidente de Cruz Roja Internacional. En menos de un año la operación bautizada como Tormenta Decisiva ha causado 2,5 millones de desplazamientos internos y más de 10.000 muertos en Yemen, según Naciones Unidas. Unicef afirma que cada día mueren una media 43 adultos y 10 niños a causa de los bombardeos saudíes y la falta de alimentos ocasionada por el bloqueo impuesto por el mayor exportador de petróleo del mundo.

(Fuente: La Marea / Autor: José Bautista)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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