“La lengua andaluza es una manifestación del hecho nacional andaluz y de nuestra opresión como pueblo trabajador”

Cada 28 de septiembre la izquierda independentista andaluza y las asociaciones culturales del entorno soberanista andaluz celebran el día de la lengua andaluza en conmemoración del nacimiento del poeta andaluz de Cuevas del Almanzora José Martinez Alvarez de Sotomayor. 

Con motivo de la efeméride el partido independentista Nación Andaluza ha emitido una nota de prensa en la que señala que su obra es “una muestra de resistencia lingüística a la asimilación cultural impuesta por Castilla tras la conquista de Andalucía y posteriormente por el Estado español”.

Declaran que “la lengua andaluza es una manifestación más del hecho nacional andaluz y de nuestra opresión como pueblo trabajador. Su marginación y desprestigio social en los medios académicos y periodísticos un mecanismo en lo cultural para justificar el empobrecimiento secular y la actual dependencia política de Andalucía”. Señalan que “nuestros conquistadores en el S.XV y XVI y en los siglos posteriores, llevaron a cabo una política de pretendido exterminio cultural, intentando arrancar del Pueblo Trabajador Andaluz los vínculos con su pasado, su cultura y su historia, y para ello era imprescindible eliminar matar la lengua y la escritura, evitando la transmisión de todas aquellas señas de identidad que nos hacían diferentes del conquistador. Entre las primeras “pragmáticas” (leyes) impuestas por Castilla tras la conquista de Granada, están las relativas a la prohibición de hablar y escribir en “arábigo”, refiriéndose tanto al árabe como a los dialectos del árabe que se hablaban en Andalucía, sufriendo duros castigos por hablar o escribir en “arábigo”. Se llegó incluso a realizar en la plaza de Bib Rambla de Granada el más grotesco acto de genocidio cultural conocido en la península Ibérica: la quema a manos del Cardenal Cisneros en febrero del año 1502”.

Pero “a pesar de la represión lingüística, la asimilación al idioma del conquistador nunca ha llegado a completarse por la persistencia en el Pueblo Trabajador Andaluz de formas lingüísticas muy diferentes del idioma “oficial” que tratan de imponernos. Nos robaron los idiomas que hablábamos, pero hemos vuelto a desarrollar unas formas de comunicación donde la influencia de nuestro pasado es más que evidente ejerciendo una resistencia cultural inconsciente y colectiva”. En este sentido apuntan al pensamiento de Blas Infante cuando afirmó que”El lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas. Al alifato, mejor que al español, hay necesidad de acudir para poder encontrar una más exacta representación gráfica de aquellos sonidos“.

Concluyen reivindicando unas medidas políticas mínimas que garanticen la pervivencia de la modalidad lingüística andaluza con un plan de normalización lingüística que elimine los estigmas del andalú, qué se hable andalú en Canal Sur y que se realice una prueba específica de conocimientos de lingüísticos a las aspirantes no andaluzas (al igual que otros territorios establecen requisitos lingüísticos y culturales para participar en sus procesos selectivos) en los procesos de oposiciones para el profesorado de lengua y literatura en Andalucía.

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Francisco Vílchez

Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.

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2 Respuestas

  1. Avatar Juan dice:

    Desde Castilla llevan más de 500 años denigrando e intentando acabar con la lengua de los andaluces, y no tienen cojones de lograrlo, ni aún robándonos la autoría de nuestro idioma. Es más, el efecto buscado es justo el contrario, y son ellos los que van asimilando la evolución de la lengua andaluza, como la eliminación de la d en los participios o la contracción de las preposiciones. Luego los y las canallas dirán que nació en su tierra, como cierta política del PP que afirmaba que el flamenco nació en Madrid …

  2. Avatar Juan dice:

    Ya se hablaba y se escribía en latín, mezclado con el árabe-andalusí, tres siglos antes de la invasión castellana en Andalucia. Si añadimos que Castilla y León tenían una cultura pobre, con un modus vivendi basado en la guerra, y que siempre la cultura más prominente es la que se impone, llegamos a la conclusión de que los invasores del norte nos robaron el idioma, lo adoptaron como propio, y le pusieron su nombre por ser el reino vencedor en la conquista de Andalucía y sus territorios históricos culturales.

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