Rechazan solicitar la instalación de desaladoras en Chiclana por los problemas económicos y medioambientales que generan

El proceso de eliminar la sal del agua de mar acarrea varios problemas, económicos y medioambientales fundamentalmente. Se necesita un gran consumo de energía para bombear el agua desde el mar, llevarla hasta los depósitos y, finalmente, devolver el vertido del residuo restante de nuevo al mar. El 50% del agua que se desala contiene un elevado porcentaje de sal, la salmuera, y también productos químicos y metales pesados. Es un vertido contaminante cuya descarga en el mar genera un gran impacto medioambiental, unido al que provoca la captación en las tomas de agua del mar, que destruye una enorme cantidad de materia orgánica, especialmente fitoplancton y zooplancton. De hecho, un problema añadido de las desaladoras es el mal olor por la putrefacción de la materia orgánica. Desalar un metro cúbico de agua consume unos 3 kWh (el equivalente a la energía que acumula mil pilas AA alcalina), tanto en el proceso de desalación como en el bombeo, lo que supone un elevado coste económico también.

Es lo que denuncia el colectivo Toniza (Ecologistas en Acción Chiclana) que afirma, en una nota de prensa enviada a La Otra Andalucía ,que estas medidas son un parche y no solucionan el problema del abastecimiento. Al contrario “vienen a recrudecer aún más el problema de la sequía y el del incremento en el consumo energético”.

El PSOE de Chiclana llevará al Pleno del martes 27 de febrero una petición a la Junta de Andalucía para invertir en desaladoras y hacer nuevos sondeos para localizar pozos de agua. La asociación medioambiental considera que las desaladoras no son la solución en el planeamiento futuro de Chiclana justo cuando se construyen de tres nuevos hoteles y se tramita la ampliación de uno de sus campos de golf, “unas demandas que dispararán los requerimientos de agua” subrayan.

Incidir en el incremento de la oferta hídrica en vez de contener la demanda y reducir las pérdidas en las conducciones es “la respuesta equivocada” para Toniza, “en un escenario de sequía intensa y prolongada como la que se avecina”.

El colectivo ecologista propone como alternativa a las desaladoras:

  • El arreglo de las conducciones de agua actuales, lo que mejoraría la eficiencia y evitaría el despilfarro de agua.
  • La recarga y recuperación del acuífero Puerto Real – Conil, empleando aguas regeneradas de las dos depuradoras de Chiclana (El Torno y La Barrosa) para riego y baldeo.
  • La clausura de los pozos y fosas sépticas ilegales. Los acuíferos son públicos y, por tanto, pueden ser la garantía que necesitamos ante sequías cada vez más frecuentes por el Cambio Climático.
  • La limitación del llenado de las piscinas. Los escasos recursos de inspección y sanción urbanística facilitan la parcelación y construcción ilegal en Chiclana, que está a unos niveles altísimos.
  • Fijar el objetivo 100, es decir, 100 litros de consumo diario por persona y día, ya establecido, por ejemplo, por Aguas de Cádiz.
  • Atajar los consumos superfluos como el riego de especies vegetales exóticas.

Todas estas alternativas “son las que deberían debatirse en el próximo Pleno municipal, antes que la proposición para solicitar a la Junta de Andalucía la instalación de desaladoras, que debería contemplarse entre las últimas opciones”.

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Francisco Vílchez

Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.

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