Porteadoras rifeñas en Ceuta y Melilla, una historia discriminación, vejaciones y maltrato
Más de 7.000 de mujeres se ven sometidas a diario a vejaciones, abusos, trato degradante e, incluso, acoso sexual a las más jóvenes, por parte de los cuerpos policiales a ambos lados de la frontera, según denuncia la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) en un informe presentado hoy a los medios de comunicación.
El informe, titulado Respeto y Dignidad para las Mujeres Marroquíes que portan Mercancías en la Frontera de Marruecos y Ceuta, analiza las vulneraciones de los derechos humanos que padecen las mujeres marroquíes que trasladan fardos, como equipaje de mano, desde el polígono del Tarajal de Ceuta hasta las localidades alauitas próximas a la frontera, a cambio de una comisión. Detalla cómo las condiciones en las que realizan su trabajo son “absolutamente denigrantes”. Las mujeres porteadoras llevan entre 60 y 90 kilos de peso a sus espaldas durante horas a lo largo del recorrido. Son insultadas, acosadas y menospreciadas, obligadas a mantener filas y golpeadas si no lo hacen, todo por menos de 10 euros de media al día, aseguran.
Según explica el informe de APDHA, estas mujeres en verano esperan con frecuencia muchas horas al sol en la playa del Tarajal, sin acceso a agua potable ni a baños públicos y sin sombra que las cobije del intenso calor. Incluso se han producido avalanchas, afirman, en las que han fallecido mujeres, como fue el caso de Busrha y Zhora en 2009. “Es lamentable que esta situación se perpetúe año tras año bajo la mirada impasible de los gobiernos de Ceuta, Marruecos, España y la Unión Europea”, critica Cristina Fuentes, del equipo investigador de la APDHA.
Esta realidad, sentencian, no puede prolongarse por más tiempo a pesar de los cuantiosos beneficios que aporta. “Cerca de la mitad de las exportaciones salen de Ceuta a las espaldas de las portadoras, una actividad alegal que se cifra en más de 400 millones de euros”, según un estudio de la Universidad de Granada titulado Estudio sobre el Régimen Económico y Fiscal de Ceuta. “Estos beneficios se sustentan en la vulneración de los derechos humanos de estas mujeres, que necesitan de un puesto de trabajo para alimentar a sus familias”, denuncian.
Para acabar con esta situación la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha publicado un decálogo de mejoras en las que se propone la limitación del peso máximo del bulto a 20 kilos, el cierre inmediato del paso del Biutz por no cumplir los estándares mínimos de seguridad y de respeto a la dignidad de las personas, y la apertura del paso del Tarajal II, con áreas de descanso y servicios para las porteadoras como baños públicos, fuentes de agua potable y sombras.
Además, la entidad propone la consideración de las mujeres porteadoras como trabajadoras, la mejora de las infraestructura de la frontera del Tarajal, que está obsoleta, la delimitación de las competencias entre los cuerpos de seguridad a ambos lados de la frontera, protocolos de actuación sobre la salida de mercancías y la apertura de una aduana comercial entre Ceuta y Marruecos que permita una actividad comercial legal y digna.
La APDHA va a llevar a cabo una campaña titulada ‘Porteadoras: La Injusticia a la Espalda’ con el objetivo de presionar a los gobiernos responsables, para estas mujeres dejen de sufrir a diario este maltrato y el comercio atípico que se desarrolla en la zona fronteriza sea respetuoso con los derechos humanos.
Motor de la economía también en la frontera de Melilla
En la frontera de Melilla con Marruecos, miles de mujeres cargan cada día sobre sus espaldas toneladas de mercancías para introducirlas en el país norteafricano. La mayoría de ellas son ancianas, muchas divorciadas, otras abandonadas por sus maridos o, lo que es peor en la cultura marroquí, madres solteras.
Este comercio irregular permite a los comerciantes de la zona no tener que pagar aranceles aduaneros, ya que es legal pasar mercancías siempre que se lleven encima como equipaje personal. Según la última evaluación de la Delegación del Gobierno de Melilla, el valor de este comercio, que algunos llaman “atípico” y otros directamente contrabando, alcanzó los 440 millones de euros en el año 2006. Aunque desde Marruecos se calcula que desde Ceuta y Melilla salen productos por un valor superior a los 1.400 millones de euros al año. Además, según el semanario marroquí Al Ayam, este negocio también supone al año alrededor de 90 millones de euros en “propinas” que se embolsan policías y aduaneros magrebíes destinados en las fronteras de Ceuta y Melilla.
Pero, en muchas ocasiones, cargar fardos de hasta 80 kilos de peso no llega a ser el problema más duro para las porteadoras. Habitualmente se ven obligadas también a soportar la violencia policial, el riesgo de avalanchas, los golpes o el acoso sexual.
Estas mujeres también deben afrontar el pago de los sobornos que les permitan pasar la mercancía a través de la frontera, además de aguantar el frío, la lluvia y el calor. En definitiva, sobrevivir a una situación en la que, a pesar de ser el motor que mueve la economía a ambos lados de la frontera, parece que a ellas también se las ha convertido en una mercancía.
(Fuente: Diagonal)
“Las porteadoras son como ratas, solo entienden el palo”
“La policía marroquí nos trata mal sinceramente… si alguien conoce a alguna la deja pasar con la mercancía… y golpean la mayoría de las veces… y si ven a las chicas jóvenes pues… un problemón ¿eh?”. Habla Zhora, una porteadora que ofrece su testimonio en el informe ‘Respeto y dignidad para las mujeres marroquíes que portan mercancías en la frontera de Marruecos y Ceuta’, presentado este martes en Cádiz por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Agentes en servicio sobre el terreno de la Unidad de Intervención Policial (UIP) no tuvieron reparo en comentar al equipo investigador de manera textual que “las porteadoras son como ratas” y “que solo entienden el palo”, refiriéndose a la porra.
Las porteadoras son mujeres marroquíes que se desplazan desde zonas fronterizas de Marruecos hasta Ceuta para transportar mercancías que compran en los polígonos comerciales de la ciudad autónoma, para posteriormente recibir una comisión por el porte o venderlas en Marruecos, normalmente a comerciantes de localidades próximas a la frontera. El hecho de que las porteadoras saquen la mercancía sobre su espalda o en sus manos responde a la legislación marroquí sobre tráfico aduanero. Para el reino de Marruecos, todo lo que una persona lleva encima suya, sin limitación de peso, se considera equipaje de mano y, por tanto, en el caso de existir aranceles aduaneros, no se deberían pagar.
Las porteadoras son el actor principal en el trasiego de mercancías en el norte de Marruecos. Ellas aprenden a vivir con el desprestigio social en su sociedad de origen, la falta de tiempo para pasar con sus hijos, el debilitamiento de su salud, la vulneración de sus derechos, y su percepción de pérdida de su valor como mujer. Las principales violaciones de derechos humanos se producen en el acceso y en la salida de Ceuta.
“La mirada impasible de los gobiernos”
Cuando la gendarmería marroquí abre la frontera, comienzan las avalanchas, las carreras, los empujones por pasar el perímetro fronterizo lo antes posible. Para las porteadoras el tiempo es muy importante, puesto que conlleva llegar antes al polígono del Tarajal, en Ceuta, y coger la mejor mercancía y asegurarse de salir por el paso del Biutz antes del cierre, relata el informe, presentado este martes en Cádiz. La frontera del lado español abre a las siete y media de la mañana, las porteadoras y demás transfronterizos están esperando la apertura. La policía nacional les pide orden y tranquilidad. Igual que la gendarmería marroquí, únicamente revisan el pasaporte de la gente que necesita visado para entrar. Nada a las porteadoras, solamente que no corran, a primera hora de la mañana nadie pasa por el escáner de la policía nacional.
El informe de la organización también explica que estas mujeres en verano esperan con frecuencia muchas horas al sol en la playa del Tarajal, sin acceso a agua potable ni a baños públicos y sin sombra que las cobije del intenso calor. Incluso se han producido avalanchas, afirman, en las que han fallecido mujeres, como fue el caso de Busrha y Zhora en 2009. “Es lamentable que esta situación se perpetúe año tras año bajo la mirada impasible de los gobiernos de Ceuta, Marruecos, España y la Unión Europea”, ha criticado Cristina Fuentes, del equipo investigador de la APDHA.
El rasgo común de la porteadora es que tienen hijos y se han convertido en cabezas de familia. Son ellas las sustentadoras de su hogar. Así lo afirma en el informe la representante de la asociación Tawaza (Martil): “Ninguna porteadora trabaja para ella misma, el dinero que ganan es para alimentar a otros”. Ciertamente es así, estas mujeres no realizan este trabajo sino es para dar de comer a sus hijos, confirma el infome.
El peso de los bultos también oscila bastante porque pueden ir desde las mantas, que las porteadoras sacan en sus manos, hasta los 90 kilos, siendo lo más común 50 kilos. Para subir este peso a la espalda se necesitan hombres estibadores. Los bultos o fardos que llevan las porteadoras están previamente embalados, por lo que es difícil conocer qué hay en su interior. No obstante, en general las mercancías que suelen sacar al otro lado de la frontera las porteadoras por comisión, suelen ser ropa, calzado, mantas, pijamas, tecnología y artículos de ferretería.
Las porteadoras tienen un horario laboral restringido por la apertura y cierre de los pasos fronterizos, ya que la frontera del Tarajal abre a las siete y media de la mañana y el paso del Biutz cierra a las una del mediodía –profundizaremos sobre este aspecto en el siguiente epígrafe-; este horario les permite compatibilizar la vida laboral y familiar. El estatus de legalidad de las porteadoras es ambiguo por la actividad que realizan, pero respecto a su actividad laboral no se consideran que estén trabajando para un empleador, por lo cual una relación contractual que regule la situación de las porteadoras es inexistente. Respecto al salario que reciben las porteadoras es muy fluctuante dependiendo de dos factores, el primero el valor y peso de la mercancía que transportan; y el segundo dependiendo de las leyes de oferta-demanda de las mercancías que sacan las porteadoras. La media oscilaría entre 8 a 25 euros por día.
Una actividad alegal de más de 400 millones de euros
Esta realidad, sentencia APDHA, no puede prolongarse por más tiempo a pesar de los cuantiosos beneficios que aporta. “Cerca de la mitad de las exportaciones salen de Ceuta a las espaldas de las portadoras, una actividad alegal que se cifra en más de 400 millones de euros”, según un estudio de la Universidad de Granada titulado Estudio sobre el Régimen Económico y Fiscal de Ceuta. “Estos beneficios se sustentan en la vulneración de los derechos humanos de estas mujeres, que necesitan de un puesto de trabajo para alimentar a sus familias”, denuncian.
El flujo de personas transfronterizas entre Ceuta y Marruecos es constante y continuado, especialmente de lunes a jueves que son los días en los que hay comercio atípico. La cifra del número de personas transfronterizas que a diario cruzan la frontera del Tarajal son meras aproximaciones, por dos razones: la primera es que las personas transfronterizas residentes en la wilaya Tetuán no suelen sellar el pasaporte y tampoco hay contadores automáticos en el paso fronterizo; y la segunda es que hay personas transfronterizas que cruzan varias veces en un mismo día. Si bien es cierto, que el número de personas que dan varios pases al día se ha reducido mucho en los últimos cinco años, donde era práctica habitual que porteado-res y porteadoras entraran de tres a cuatro veces al día. Actualmente, no es frecuente más de un pase por porteador o porteadora al día.
Las estimaciones que realiza la Delegación del Gobierno en Ceuta son de un flujo medio de 20.000 o 25.000 personas al día de manera peatonal y 15.000 vehículos, idénticas cifras que maneja el Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Ceuta, que puntualiza que depende mucho del día de la semana y de la época del año, ya que el número de personas transfronterizas puede llegar a superar los 30.000 pases diarios.
(Fuente: el diario.es / Autor: Javier Ramajo)
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