El llamado “reconocimiento de Palestina” es un fraude-recolonización con disfraz diplomático

El « llamado » “reconocimiento de Palestina” es un fraude. Es algo sobre lo que hemos estado advirtiendo durante dos años. Esto no es el reconocimiento de los musulmanes y cristianos nativos de Palestina, liderados por la resistencia, Hamas + PIJ, sino un estado falso en Google Maps sin soberanía, sin control y sin verdadera autonomía. Occidente quiere a su siervo obediente, sí, lo decimos abiertamente, su “perro” Mahmoud Abbas y el aparato corrupto de la Autoridad Palestina, para gobernar una tierra mutilada bajo los términos de Israel.

Están impulsando la formación de un comité, esencialmente un régimen títere, para gobernar Gaza, no para liberarla. Este plan incluye imponer niveles sin precedentes de vigilancia y restricción: tierra, aire, agua, todo cerrado más que nunca. Los que se les permita permanecer en Gaza no vivirán como seres humanos, sino como reclusos de dos posibles estados, ya sea pacientes conectados a la ayuda internacional y mantenidos con soporte vital, o prisioneros, enjaulados y atados con cables, con incluso el movimiento básico controlado por sistemas israelíes y occidentales.

Esta propaganda de “reconocer a Palestina” no tiene valor real, ni en sustancia, ni en justicia, y ciertamente no en resistencia. Es un insulto a los mártires, a los huérfanos, a los firmes, a los combatientes que nunca pidieron un asiento en la ONU, sino una pala para sacar a sus caídos de los escombros y un rifle para defender lo que queda.

No es reconocimiento. Es recolonización con disfraz diplomático.

Quieren que este falso “reconocimiento” sirva a un propósito: ofrecer una taza de té a los sionistas árabes, para normalizar relaciones con ellos bajo la ilusión de paz. Se trata de hacer que reconozcan este estado palestino artificial a cambio de ser reconocidos ellos mismos, no en Jerusalén, sino en Negev, Netanya y más allá. Es una traición transaccional, no un avance.

Esto es exactamente lo que Trump planeó bajo los Acuerdos de Abraham, un despliegue gradual de normalización disfrazado de diplomacia. Ahora están acelerando la etapa final, esperando concluirla para septiembre, cuando comience la próxima ronda global de acuerdos y cumbres. No se equivoquen, esto no tiene nada que ver con la dignidad o la libertad palestina. Se trata de clavar el último clavo en el ataúd de la resistencia palestina reemplazándola con una imagen barata y vendible que conviene a Tel Aviv y Washington.

¡Arriba la resistencia!

Fuente: Enemy watch / Oficina de Información ALBA Granada North Africa.

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