“La ganadería es responsable de emisiones de gases de efecto invernadero y condena a millones de animales no humanos a las peores torturas”
El número de acciones directas no violentas destinadas a poner el foco en lo poco que se está haciendo para luchar contra la crisis climática se está disparando en todo el mundo. El caso más reciente (y uno de los más sonados) fue el de unas activistas que lanzaron sopa de tomate sobre el cristal que protegía un cuadro de la serie de los girasoles de Van Gogh (sin dañar la obra) en el Reino Unido. Unos días después, otras replicaron la acción en Potsdam lanzando puré de patata a un Monet, exclamando «¿Necesitamos puré de patata en una pintura para que escuchéis? Tengo miedo de que los científicos nos dicen que no podremos alimentar a nuestras familias en 2050. Esta pintura no valdrá nada cuando tengamos que luchar para alimentarnos. ¿Cuándo vais a escuchar y parar vuestros negocios?«. Estas acciones pusieron de relieve una de las mayores contradicciones de nuestra sociedad: parece importar más el arte que la destrucción de nuestro planeta o la muerte de miles de personas cada año por culpa del cambio climático.
Futuro Vegetal (que no guarda ninguna relación con las acciones descritas sobre estas líneas) es uno de esos colectivos de desobediencia civil que ponen sobre la mesa este tipo de contradicciones. Se dio a conocer a principios de este año tiñendo de rojo el Ministerio de Agricultura. Varios meses después, el pasado mes de octubre, cortaron el acceso a la industria cárnica a MercaBarna durante algunas horas. Pero, además de acciones en las que ponen su cuerpo y arriesgan su futuro, también realizan un importante trabajo de difusión, mediante charlas, pegadas de carteles, diseño de infografías, divulgación de vídeos en redes sociales, etc.
Hemos charlado con estas activistas sobre su militancia y sus motivaciones. Os dejamos a continuación con una interesante entrevista en la que analizan su estrategia, objetivos y fines.
Todo por Hacer (TxH): Lo primero de todo, ¿qué es el colectivo Futuro Vegetal? ¿Funcionáis de modo horizontal, asambleario y autogestionado?
Futuro Vegetal (FV): Futuro Vegetal es un colectivo de desobediencia civil y acción directa que lucha para evitar los peores efectos de la Crisis Climática mediante la adopción de un sistema de agroalimentario basado en vegetales. Somos horizontales, autogestionadas y descentralizadas. Tenemos una serie de principios comunes que funcionan como una suerte de acuerdo de mínimos para favorecer la toma de decisiones por consenso y, si este no fuera posible, por consentimiento. Creemos en organizarnos para parar aquello que nos daña; estamos trabajando para lograr paros productivos en la industria cárnica.
TxH: ¿Por qué ha de ser el futuro vegetal? ¿Actuáis por motivación climática, por una ideología antiespecista o ambas cosas?
FV: El futuro debe ser vegetal por una cuestión científica: La ganadería es responsable de más emisiones de gases de efectos invernadero que todo el sector del transporte mundial combinado. También es el mayor usuario de tierras del planeta y el principal impulsor de la deforestación en el mundo. El IPCC lleva años recomendando un cambio de sistema agroalimentario hacia uno basado en vegetales para mitigar las consecuencias de la Crisis Climática. En el estado español consumimos un 80% de alimentos de origen animal frente al 30% que consumen la mayoría de regiones del planeta. Solo la sociedad «occidental» y su cultura del despojo mantiene niveles tan altos en este sentido. Para mantener este consumo la industria agroalimentaria emplea el 70% de los recursos hídricos del estado, destruye el suelo y su biodiversidad y contamina el agua restante.
Al mismo tiempo, entendemos que es uno de los pilares fundamentales del antropocentrismo especista que condena a millones de animales no humanos a las peores torturas por una cuestión de apetencia. La industria cárnica bebe de la objetivación extrema de otros seres sintientes y se nutre de ella para aplicar también condiciones próximas a la esclavitud a sus trabajadoras, la mayoría de ellas migrantes y/o precarizadas en situación de alta vulnerabilidad, siendo uno de los sectores líderes en suicidios a nivel global.
Además, también es un sector que favorece la concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos, lo que genera un problema de soberanía popular al dificultar el acceso a bienes básicos y condicionar la forma en la que nos alimentamos. Nos hace dependientes de unas pocas manos.
TxH: Os habéis dado a conocer a través de acciones como lanzar pintura roja contra el Ministerio de Agricultura, cortar el acceso de cárnicos a MercaBarna y por pegar carteles en la sede del PSOE. Pero habéis hecho otro trabajo más invisibilizado, como organizar una gira de charlas en librerías, restaurantes veganos y locales de sindicatos como la CNT, o como crear formularios para rellenar por internet. Habladnos del trabajo activista que lleváis a cabo y de vuestra estrategia.
FV: Hay que reconocer que ha sido mucho trabajo, pero es que la situación es tan crítica que difícilmente podríamos actuar a la altura de las circunstancias sin trabajar al máximo de nuestras capacidades.
Nuestra estrategia se compone de tres pilares: Denuncia, creación de lazos y acción.
Comenzamos nuestro trabajo con una serie de acciones de desobediencia civil para ocupar espacios en la prensa mainstream y tratar de poner de relieve la gravedad del asunto. Desde que nos conformamos como colectivo en enero hemos realizado al menos una acción de desobediencia civil cada dos meses con esta finalidad: Tiramos pintura al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, a las sedes de PP, PSOE, VOX e IU en Andalucía, entramos en «La Velada del Año» de Ibai Llanos y nos encadenamos al ring… Todo ello con la intención de que el mensaje llegue a sectores donde normalmente no lo vemos. No podemos quedarnos en los espacios politizados donde nos sentimos cómodas. Esto es un problema de todas y necesitamos estar juntas para combatirlo.
Durante el verano, por una cuestión de disponibilidad, hemos hecho una gira por distintas regiones del Estado explicando con más detalle del que nos permiten las acciones la relación entre la industria cárnica y las distintas problemáticas que comentábamos en la anterior pregunta, pero también qué podemos hacer para darle la vuelta a esta situación. Estuvimos en Galicia, Asturias, Euskadi, Catalunya, Illes Balears, Andalucía, Cantabria, Aragón, Navarra y Castilla-León, además de encuentros como Sembrando Futuros, Communia o Sobremesa. Lo más interesante de esta parte es el contacto con gente en distintos territorios y la creación de redes de solidaridad y apoyo mutuo.
Por último, pasamos a la acción. Es la parte fundamental de nuestra estrategia. No se entiende la divulgación y el trabajo colectivo si no va acompañado de una propuesta para incidir en la realidad material. Nuestra campaña se enfoca en el cierre de centros de la industria cárnica. Queremos acabar con la narrativa de que la función de los movimientos sociales es exigir medidas a las instituciones. Ni están, ni las esperamos. Tenemos que ser nosotras las que tomemos el papel principal en el marco político y quienes hagan lo necesario para asegurar un futuro que merezca la pena vivir.
TxH: ¿Habéis tenido problemas legales derivados de vuestras acciones?
FV: Hasta la fecha no, aunque sí que nos consta que los 4 partidos políticos mayoritarios en Andalucía nos han denunciado por nuestra acción en sus respectivas sedes. Igualmente, es importante destacar el hasta ahora de la anterior frase, pues el sistema de burrepresión actúa con frecuencia mucho después de la comisión de los hechos. En cualquier caso, no nos asusta. La situación es crítica y ni una multa, ni una pena de prisión, es nada comparado con el caos climático al que nos aboca el sistema económico actual. A todas las que tenemos aspiraciones emancipadoras se nos plantea un escenario de catástrofe que sólo va a empeorar si no logramos una revolución social capaz de mitigar el impacto de la Crisis Climática.
TxH: Habéis criticado a organizaciones ecologistas mainstream, como Greenpeace por «tener directivos ricos». ¿Por qué consideráis que es importante la acción directa y la autogestión?
FV: La crítica no es que la directiva sea rica; es que tienen muchísimos recursos y se quedan siempre en acciones de denuncia. Conocemos a muchísimas activistas de Greenpeace y otras organizaciones y el sentir mayoritario es que les gustaría hacer más. No se entiende que una organización que en 2021 recaudó 17.264.763€ se quede en acciones de visibilidad.
Creemos que la acción directa es la única vía que tenemos para cambiar el rumbo que llevamos como especie ya que ningún gobierno está dispuesto a anteponer los intereses colectivos frente a los de las grandes corporaciones. Creemos en la autogestión y la descentralización para evitar que sea un pequeño grupo el que controle el movimiento; las decisiones sobre qué hacer con los recursos colectivos deben ser tomadas por quienes trabajan y se ponen en riesgo para alcanzar nuestros objetivos.
TxH: También habéis criticado a algunas organizaciones animalistas por defender que los derechos de los animales se tienen que conquistar poco a poco. ¿Entendéis que el cambio debe ser drástico e inmediato?
FV: Parece que odiemos a otras organizaciones, aunque en realidad estamos agradecidas de todo lo positivo que hacen. Sí que nos preocupa, igual que en el caso anterior, la cantidad de recursos que absorben estas entidades y que se destinan a metas que no suponen cambios estructurales. La coyuntura climática requiere de un cambio sistémico. Las distintas opresiones que nos atraviesan también. ¿Por qué perder el tiempo pidiendo jaulas más grandes o promocionando envases de plástico reciclado para corporaciones ecocidas como Coca-Cola? Necesitamos que la gente entienda la gravedad del asunto y la responsabilidad y el poder que tenemos de cambiar las cosas.
TxH: ¿El debate político está en macrogranjas sí o no, o en si la ganadería debe existir o no?
FV: Sobre si la ganadería debería existir o no, un estudio de febrero de este mismo año de la Universidad de California concluía que la eliminación mundial de la ganadería podría estabilizar los niveles de gases de efecto invernadero durante 30 años y compensar el 68% de las emisiones de CO2 de este siglo. El gobierno del Estado español declaró la «emergencia climática» en 2019. Creemos que quien lea esto podrá sacar sus propias conclusiones sin más texto por nuestra parte.
TxH: Tenemos entendido que tenéis asambleas abiertas telemáticas. ¿Cómo puede la gente contactar y colaborar con vosotras?
FV: Pues está todo en nuestra web, www.futurovegetal.org y siempre nos pueden mandar un correo electrónico a futurovegetal@protonmail.com o un mensaje a cualquiera de nuestras redes sociales. ¡Esperamos con muchas ganas que entre más gente, tenemos todo por hacer!
Fuente: todoporhacer.org
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