Italia desplegará barcos militares en los puertos para bloquear la entrada de migrantes rescatados por las ONG en el Mediterráneo

Matteo Salvini, el ultraderechista ministro del Interior italiano se había sentido derrotado tras la liberación de Carola Rackete, capitana del barco Sea Watch que había rescatado a 40 migrantes en el Mediterráneo y atracado, contra las órdenes de la Policía, en el puerto italiano de Lampedusa.

Salvini se lo tomó como una cuestión personal y tardó pocos días en responder con una política aún más xenófba y racista contra la llegada de migrantes a las costas italianas. Es así que anunció que desplegará barcos militares frente a sus puertos para bloquear el posible ingreso de embarcaciones con náufragos.

El comité nacional de orden y seguridad que preside Salvini, resolvió en la noche del lunes disponer la “presencia de barcos de la Marina y de la Guardia de Finanzas para defender los puertos italianos”, anunció un comunicado de la cartera. Entre las medidas con las que Italia buscará reforzar su política de “puertos cerrados” están también el “incremento de los controles para reducir las partidas” en los principales países de origen del flujo migratorio marítimo, como Túnez y Libia.

Como justificación, Salvini aseguró que se trata de buscar “hacer más eficaz la lucha al tráfico de seres humanos y aumentar las penas a traficantes” de personas. El vicepremier, líder de la derechista Liga, sostiene que autorizar los desembarcos de las ONG en puertos italianos favorece la inmigración clandestina y da una oportunidad a los traficantes para cruzar a personas por el Mediterráneo. Según los datos de Interior, las políticas de la línea Salvini (en su cargo desde el 1 junio de 2018) provocaron que los desembarcos pasaran de 17.000 el año pasado a unos 3.000 este año.

La realidad sin embargo es todo lo contrario de lo que señala Salvini. El “control” en las costas del norte de África hace que se multipiquen en países como Libia las redes de trata de personas, de aquellos y aquellas que huyen de la miseria y las guerras en sus propios países. Situaciones que en muchos casos son provocadas por las potencias imperialistas europeas, en su rapiña por recursos y los vestigios de su pasado colonial, y el sistema perverso que luego frena el flujo migratorio con medidas discriminatorias, racistas y xenófobas.

Por otro lado el impedimento para que los migrantes puedan llegar a las costas europeas (no solo italianas, sino también españolas o francesas), han vuelto al Mediterraneo en una tumba para los migrantes, sobre los que actúan ONG con una capacidad claramente limitada para el nivel de crisis migratoria actual.

La decisión anunciada se da en medio de la polémica del gobierno italiano con las ONG que incluyeron la detención de la capitana del barco Sea Watch y la confiscación del velero Alex, de la ONG Mediterránea, con acusaciones de “favorecimiento de la inmigración ilegal” por haber desembarcado personas sin permiso de Roma.

Según datos de la oficina de Naciones Unidas para Refugiados, Acnur, este año murieron o desaparecieron en el Mediterráneo 666 personas, mientras otras 27.959 llegaron al continente europeo por vía marítima.

El endurecimiento de las condiciones para los migrantes, que son el eslabón más débil de la rapiña en todo el mundo, se repiten no solo en Europa sino también en Estados Unidos, donde el Gobierno de Trump impulsa leyes más restrictivas y aumenta el financiamiento de la patrulla fronteriza que administra verdaderos campos de concentración de migrantes en la frontera con México.

El mundo se consternó la semana pasada con las imágenes del joven salvadoreño junto a su hija, muertos en la vera del río Bravo, cuando intentaban llegar a Estados Unidos. Movilizaciones en más de 180 ciudades estadounidenses exigieron el fin del maltrato a los migrantes y el desmantelameinto de los campos de detención. Al mismo tiempo en todo el mundo se multiplicaron los pedidos de libertad para la capitana Carola Rackete, contra el intento de Salvini de que se le aplique una condena ejemplar.

Las muestras de solidaridad y la indignación internacional que genera esta política xenófoba son una muestra de cómo empezar a enfrentar la barbarie a la que cada vez más nos someten las potencias imperialistas en todo el mundo. Porque como gritan miles de personas en todo el mundo: Ningún ser humano es ilegal.

(Fuente: La Izquierda Diario)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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