El Ejército israelí construye otro muro de acero y hormigón en la frontera libanesa e instala vallas de acero en la frontera con Kfar Kila

Según la publicación Falastin al Youm, el Ejército israelí ha instalado vallas de acero en la frontera con la ciudad de Kfar Kila en el Líbano. Esta acción emprendida por el ejército israelí se produce después de que el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, dijera el sábado 26 de enero que el eje de la Resistencia estaba listo para contrarrestar cualquier agresión del enemigo.

Añadió que la operación “Escudo del Norte” aún no se había terminado, a pesar del anuncio hecho por Israel, y que las perforaciones aún estaba en curso. La Operación “Escudo del Norte” fue lanzada por Israel luego del fracaso de su Ejército durante su última operación en la Franja de Gaza en diciembre de 2018 y con el fin de tapar su derrota en esta última.

De este modo, el régimen israelí continúa construyendo un muro en las áreas más disputadas de la línea fronteriza llamada Línea Azul, cerca de Adaisseh.

La Línea Azul marca la frontera entre el Líbano y la Palestina ocupada. Fue fijada por las Naciones Unidas después de la retirada de las fuerzas israelíes en 2000 y después de 22 años de ocupación en el sur del Líbano.

La frontera oficial aún no está dibujada entre las dos partes y hay diferencias entre ellas. Hace aproximadamente dos semanas, el régimen israelí comenzó a instalar 177 bloques de hormigón en el área en disputa.

El Líbano considera estas regiones como su territorio. Se ha quejado al Consejo de Seguridad de la ONU varias veces por la violación de sus derechos terrestres, marítimos y aéreos por parte del régimen israelí. En promedio cada año Israel viola el espacio territorial libanés unas 150 veces.

(Fuente: Al Manar)

Israel construye un muro más, frente al Hezbolá libanés

Sobre las colinas que dominan el Mediterráneo, con los israelíes de un lado y los libaneses del otro, Israel construye un muro entre los dos, ante los ojos de los soldados libaneses encaramados a un mirador situado justo encima de las obras.

Israel se convirtió desde hace años en un especialista de este tipo de muros y barreras: contra los autores de ataques procedentes de Cisjordania, territorio palestino ocupado por el Estado hebreo, alrededor de la Franja de Gaza dirigida por sus enemigos del movimiento islamista Hamas, o en la frontera egipcia para bloquear la inmigración clandestina. Y en 2018, se inició al norte una nueva construcción a lo largo de la frontera con Líbano.

Luego de diferentes conflictos, Israel y Líbano siguen técnicamente en estado de guerra. Pero este nuevo muro pretende sobre todo frenar posibles intentos de infiltración del Hezbolá chiita, movimiento implantado en el sur de Líbano que aboga por la destrucción de Israel.

“Esta barrera es la respuesta a las intenciones proclamadas, a las amenazas lanzadas públicamente por Hezbolá desde 2011 para infiltrarse en Israel y atacar a las localidades israelíes situadas al sur de la Línea Azul”, que delimita la frontera y fue trazada por la ONU después de la retirada israelí de Líbano en 2000, explica el comandante Tomer Gilad. “Nos tomamos en serio estas amenazas”, continúa este oficial durante una visita a las obras organizada para periodistas cerca de Rosh HaNiqra.

En el verano de 2006, Israel lanzó una ofensiva contra Hezbolá, luego de que este hubiera secuestrado a dos soldados israelíes. La guerra de 33 días dejó 1.200 muertos del lado libanés, y 160 en el bando israelí, sin llegar a neutralizar Hezbolá. Desde entonces, la frontera se mantuvo relativamente en calma. Pero Israel permanece en guardia ante una organización apoyada por su enemigo iraní y cuyos intereses ataca a menudo en Siria.

El muro en construcción, una yuxtaposición hermética de bloques grises de hormigón de nueve metros de alto y que es igual al erigido para aislar Cisjordania, prolonga una barrera edificada en 2012 alrededor de la ciudad israelí de Metula, cercana a la frontera libanesa. Ya se construyeron 11 kilómetros y hay presupuesto para dos kilómetros más.

El objetivo a largo plazo es edificar un muro a lo largo de los 130 kilómetros de frontera. Si hay dinero, el proyecto se puede realizar en dos años, sostiene el director del proyecto, el general Eran Ofir. El coste total se evalúa en 1.700 millones de shekels (406 millones de euros, 470 millones de dólares).

El muro sustituye a la alta alambrada que había hasta ahora y estará rematado por cámaras y por un entrelazado de alambres de acero. Los oficiales israelíes se abstienen de decir si el dispositivo incluye un componente subterráneo para bloquear el riesgo de túneles, como alrededor de la Franja de Gaza.
Israel asegura que el muro se situará integralmente en su lado de la Línea Azul. Líbano afirma por su parte que algunas secciones invadirán su territorio y se prepara diplomáticamente para denunciar esta construcción. Las tensiones van en aumento por las reivindicaciones antagonistas de los dos países sobre los yacimientos de hidrocarburos en el Mediterráneo.

El ejército israelí dice que coordina las obras estrechamente con los Cascos Azules de la fuerza de paz en Líbano, la Finul. Representantes de los ejércitos israelí y libanés se reúnen aproximadamente una vez al mes, con la Finul como mediadora, para tratar los temas susceptibles de provocar desacuerdos, incluida la construcción.

Los oficiales israelíes confían en el hecho de que Hezbolá dejó muchas fuerzas y cientos de combatientes en la guerra en Siria, donde lucha junto al régimen de Bashar al Asad. Sin embargo consideran que por otra parte tiene más resistencia a los combates, al contacto de iraníes y rusos, los otros aliados del régimen sirio. Contarían con entre 100.000 y 120.000 cohetes y misiles de corto alcance, y con varios cientos de misiles de largo alcance, según los militares israelíes.

Con el muro se pretende bloquear los disparos y las incursiones, así como vigilar a Hezbolá, indican los israelíes sin dar más detalles. “No hay más que lo que veis, es decir un muro de cemento”, dice uno de ellos, que continúa mencionando otros componentes de los cuales no puede hablar pero “que hacen que lo que vemos desde aquí, se vea mucho, mucho mejor”.

(Fuente: agencia AFP)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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