Djibouti y el control de África: A pocos kilómetros entre ellas alberga bases militares de Francia, Italia, EEUU, Japón y China

Miles de soldados de cinco ejércitos distintos duermen hoy a pocos kilómetros de distancia uno del otro en Djibouti, un pequeño país sin apenas recursos naturales pero con una localización estratégica que es el motor de su economía. La nación se encuentra en un estrecho marítimo por el que navega el 25 por ciento de las exportaciones mundiales, en la ruta que conecta los mercados asiáticos con el mar Mediterráneo.

Situado a menos de 10 minutos de vuelo de la península Arábiga, alberga bases militares de Francia, Italia, Estados Unidos (foto adjunta), Japón y la inaugurada en julio por China, aunque Beijing dejó claro que su despliegue respondía a asuntos logístico-comerciales. Arabia Saudita también está construyendo la que, como en el caso chino y japonés, será su única instalación militar permanente en el extranjero.

Asimismo, el territorio constituye un puerto vital para su vecina Etiopía, que no tiene salida al mar, lo cual es aún más importante ahora que se completó una vía férrea entre las capitales. Según expertos, el contexto volátil que rodea a Djibouti es aprovechado por potencias occidentales en función de afianzar intereses regionales.

Somalia, en el suroeste, ha sido un hervidero de intranquilidad -con implicaciones globales- durante años, con piratas en el mar y terroristas de al Shabab que presentan una seria amenaza.

Yemen, actualmente con un conflicto armado, está a menos de 32 kilómetros al noreste atravesando por el estrecho de Bab el Mandeb, lo cual lo hace una entrada fácil hacia Medio Oriente sin tener que estar basados allí.

Allí Estados Unidos alberga el mayor enclave militar permanente en África, Camp Lemonnier, que es hogar de más de cuatro mil efectivos. Y aunque esa es oficialmente su única base en tierra africana, los teatros de operaciones norteamericanos van mucho más allá, detallaron estudiosos.

Hace tres años, envió 300 militares y vehículos de seguridad a Camerún como supuesta ayuda en la lucha contra Boko Haram, recordó Tedesse Mebratu, investigador del Centro de Estudios Estratégicos. Algo que en principio puede ser visto como un apoyo puntual a un país concreto contra la grave amenaza del terrorismo es mucho más que eso, comentó a Prensa Latina.

Se trata de un eslabón más de una serie de actuaciones que está llevando a cabo. Así, por ejemplo, en 2013, estableció una base para drones en Níger. En 2014, proporcionó expertos en inteligencia militar, vigilancia y reconocimiento a Nigeria para buscar a las más de 200 estudiantes secuestradas en su escuela de Chibok. Luego envió nuevos drones, aviones espías y 80 militares a Yamena, la capital de Chad, puntualizó Mebratu.

A Estados Unidos le cuesta admitir que está en África no solo para combatir a Boko Haram o a algún otro grupo terrorista. En los últimos años, de forma silenciosa, ha ido aumentando su presencia militar, añadió. A pesar de insistir continuamente en que su presencia es mínima y puntual, desde que Barack Obama fue elegido presidente por primera vez en 2008, los datos demuestran lo contrario, agregó.

Aunque solo informa sobre una mínima parte de sus acciones, Nick Turse reveló en TomDispatch.com que en 2013 Africom (Comando de Estados Unidos en África) había llevado a cabo un total de 546 ‘actividades’, según habría reconocido el general David Rodriguez ante un comité del Senado. Se trataría del mayor volumen desde su creación en 2006, y supondría un aumento del 217 por ciento con respecto al año anterior.

Las cifras de años posteriores no están disponibles pero para observadores pueden fácilmente superar esos números. En lo personal, manifestó el analista, no es de fiar que la estancia de tropas estadounidenses tenga como fin crear un cinturón sólido de seguridad.

Y es que, reiteró, la presencia no se reduce a la base yibutiana de Camp Lomonnier: tiene también, sin ofrecer gran información sobre ellas, varias ‘misiones temporales’ a lo largo y ancho del continente y, aunque no sean grandes.

Juntas suman un gran potencial que sirve de apoyo a los intereses y forman una especie de malla que da respuesta a compromisos con gobiernos, proyectos u operaciones militares. A su vez, sirven para calzar las intenciones económicas y geopolíticas, a consideración del comentarista Bilal Derso.

No es una ayuda o intervención puntual, sino que los efectivos estadounidenses están en África para quedarse y en los próximos años asistiremos a un continuo aumento sobre el terreno y de sus operaciones, concluyó.

En tanto, Djibouti puede resultar muy útil como vitrina y punto neurálgico de operaciones, según los académicos, algo que al parecen han comprendido también otras potencias mundiales.

(Fuente: Prensa Latina / Autor: Richard Ruíz Julién)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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