Carles Riera (CUP): “El movimiento republicano ha elegido claramente una estrategia de desobediencia civil no violenta”

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La CUP fue, a lo largo de la pasada legislatura, la bestia negra de diferentes espacios políticos. Primero lo fue de los convergentes, cuando vetó a Artur Mas para la investidura, luego lo fue para el conjunto de JxSí, cuando rechazó sus presupuestos y, finalmente, se acabó convirtiendo en objeto de una teoría que aseguraba que eran ellos quienes dirigían desde la sombra la acción de gobierno de Puigdemont. Carles Riera (Barcelona, 1960) encabeza la CUP en esta nueva etapa en la que anuncian que incluso están dispuestos a entrar en el Govern, siempre que éste tenga un programa de ruptura independentista.

Son el único partido independentista que defiende abiertamente la unilateralidad. Pero una vez declarada la independencia de manera unilateral, ¿qué hay que hacer?

Lo primero que hay que hacer es aplicar la ley de transitoriedad jurídica e iniciar el proceso constituyente para definir el modelo de país y de sociedad y el texto de la constitución republicana. Además hay que restituir todas aquellas leyes y decretos que en la pasada legislatura el Constitucional declaró inconstitucionales, que son la mayoría, orientados a una fiscalidad más progresista, a la igualdad de hombres y mujeres o a la protección social y medioambiental.

Sin capacidad coercitiva y con unos tribunales que no reconocen la legalidad republicana, ¿cómo se hacen cumplir estas leyes?

Los clásicos dicen que tú para poder ejercer la independencia debes tener una mayoría y debes tener el control del territorio, que no lo tenemos, y debes tener un apoyo internacional que en estos momentos es frágil. Por lo tanto la situación no es fácil ni cómoda. En este momento no estamos en disposición de disputar al Estado el monopolio de la violencia y de la fuerza coercitiva. Por otro lado, el movimiento republicano ha elegido claramente una estrategia de desobediencia civil no violenta. Esto nos lleva a un escenario de conflicto y confrontación con el Estado que puede ser largo, que puede durar varios años.

Apuntaba antes sobre el tema de defender la república una vez proclamada. ¿Cree que esto se debería haber hecho el 28 octubre, de forma física?

Esto es lo que cientos de personas estaban dispuestas a hacer y estaban esperando. En Barcelona y en todos los municipios. Aquí lo que pasó es que las famosas estructuras de estado que teníamos previstas eran frágiles y desiguales. Y después hubo un error de cálculo. El Govern esperaba encontrar un Gobierno español más dialogante y una UE menos dura. Lo que encuentra son amenazas del Estado de actuar con mucha violencia y rotundidad, todo ello hace qLa respuesta que le da el Estado es: ‘Mire, usted no declara la independencia, convoque elecciones, nosotros el 155 lo aplicaremos igualmente, los presos están en manos de los jueces, la policía no la retiraremos porque no hay condiciones, venga al Senado, retráctese de cualquier intención independentista y acate la Constitución’. Ante un acto colonial de sumisión tan grande, yo creo que Puigdemont con dignidad sigue adelante y cede la decisión al Parlament.

El 27 dignidad y, el 28, nada

Sí. Las herramientas que tenían dispuestas para implementar república estaban pensadas para un marco de conflicto y controversia pero más distendido. Por ejemplo, algún tipo de negociación y de diálogo en que habría un cierto margen. Lo que se encuentran es que hay un golpe de estado. Disolver un parlamento, cesar a un gobierno, encarcelar gobernantes y representantes sociales, ocupación por parte de fuerzas seguridad, suspensión de instituciones, represión… para nosotros esto es un escenario de golpe de estado.

ERC y JxCat hablan de escenario de bilateralidad en esta campaña. ¿Les preocupa?

Somos optimistas en esta legislatura si conseguimos que el movimiento republicano siga fuerte y si nosotros, humildemente, seguimos teniendo incidencia determinante en el Parlament. Es cierto que en este momentos los posicionamientos de JxCat y ERC son preocupantes porque hablan de diálogo y bilateralidad, que es imposible, a no ser que quieran volver a hablar del Estatut. Si de lo que quieren es hablar es del Estatut, tal vez sí podrán hablar con el Estado, pero tendrán la oposición de la CUP.

¿Compartirán la oposición con Ciutadans?

Evidentemente que no. La CUP lo que no hará nunca es investir a un gobierno constitucionalista. Nunca.

Si entran en negociaciones de investidura, ¿prefieren negociar sobre la investidura de Puigdemont o la de Junqueras?

Desde el punto de vista de programa político general tenemos más afinidad con los ‘comun’. Con ERC tenemos más diferencias a nivel ideológico, de política social y económica que con los ‘comuns’, pero tenemos más afinidad desde el punto de vista republicano y de soberanía nacional. No queremos entrar en la polémica de ERC y JxCat sobre el president. No es nuestra controversia. Nosotros queremos hablar de programa, que es lo que nos llevará a inversir o no a un Govern o incluso a participar en él.

JxCat dice que se debe restituir a Puigdemont sea cual sea el resultado. ERC dice lo contrario, que si ganan investirán a Junqueras o a Rovira. ¿Y la CUP?

Precisamente por esto no entramos en esta controversia. Decir que no queremos hablar de Puigdemont o Junqueras sino de programa político es comprensible y clarificador. Si acordamos un programa político nítidamente republicano y de desobediencia al 155 podemos restituir al Govern de Puigdemont. Es una opción, pero también hay otras. Lo veremos sobre el terreno.

¿La CUP está, por tanto, dispuesta a entrar a un Govern presidido por una persona de JxCat?

Sí, pero bajo las condiciones que he dicho. Sólo con un programa político de ruptura y de república social. Si no, no. Y obviamente la decisión se tomará en nuestra más estricta tradición asamblearia.

Hablaba de su cercanía con los ‘comuns’. ¿Cree que los ‘comuns’ deberían estar en un gobierno independentista?

Lo importante es conseguir un Parlament de mayoría republicana y de izquierdas. La hegemonía de la sociedad se ha desplazado hacia el independentismo y hacia más radicalidad democrática y social. La ruptura con el régimen del 78 es el desatascador del cambio social y económico. La república catalana puede ser un instrumento más útil para la clase trabajadora que el actual marco estatutario y constitucional. Por lo tanto nuestro objetivo es construir alianzas y unidad popular en torno a esta lógica.

La CUP ha sido capaz de colocar en la agenda política esta legislatura la mayoría de sus grandes temas. ¿Lo lograrán en la siguiente?

Para nosotros la legislatura que comenzó el 27 de septiembre tiene como objetivo hacer un referéndum e intentar un cierto cambio social y de modelo económico. Tengo que decir que hemos avanzando más en la agenda de la autodeterminación que en la agenda social. Hemos tenido algunos pequeños éxitos y progresos en la social, pero no tanto como hubiéramos querido.

(Fuente: el diario.es / Autores: Arturo Puente y Sònia Calvó)

Carles Riera: “Esta vez no vamos a negociar sobre los objetivos, sino sobre el punto de partida”

Encaramos los últimos días de campaña y entraremos en la semana de las elecciones impuestas por el gobierno español tras un golpe de estado. La represión ha sido fuerte y lo es, y el movimiento republicano ha tenido que preparar rápidamente para la resistencia pacífica y la desobediencia civil. Quién mejor para hablar de todo esto que un discípulo de Lluís Maria Xirinacs, miembro destacado de la Crida a la Solidaritat y actualmente candidato número 1 de la CUP por Barcelona? Carles Riera nos atiende entre más entrevistas, actos públicos y reuniones y nos ofrece algunas reflexiones de peso sobre la situación actual y lo que se podrá hacer en adelante. El candidato de la CUP señala que la transición no se ha podido hacer de la ley a la ley, como habían preconizado algunos, que con la sonrisa no es suficiente, que habrá que negociar el nuevo gobierno hablando del punto de partida más que el de llegada que algunas estructuras de estado no habían sido preparadas con realismo, que la posición de los comunes es más cínica que ignorante, y que habrá que dar pasos adelante y pasos atrás en esta nueva fase hacia la consolidación de la República.

Usted discípulo de Xirinacs.

Intelectualmente, en el ámbito del independentismo, me reconozco en dos personas: Lluís Maria Xirinacs y Aureli Argemí.

No sé si Xirinacs estaría comenzando a escribir una nueva ‘traición de los líderes’ después del 27 de octubre …

Yo diría que todavía no. Pero quizás empezaría a preparar el borrador por si fuera necesario. Pero yo creo que no. Hay que reconocer que el gobierno de la Generalitat con la implicación de Junts pel Sí hizo posible el 1 de octubre y la proclamación de la República el 27 de octubre. Que no es poco. Son dos hitos muy importantes. Vaya, son de los principales hitos -por no decir las más importantes- que nos proponíamos esta legislatura. A todo el mundo se le debe reconocer su mérito. De lo que pasó el día 28, de la no implementación de la República, no lo llamaría una traición. Hablaría de debilidad, de falta de preparación, de falta de determinación … En fin. Fragilidad … Pero es cierto que Xirinacs empezaría a tomar notas por si hubiera que hacer un cuarto volumen.

¿Su propuesta de resistencia pacífica y desobediencia civil es ahora más necesaria que nunca?

De hecho, la violencia revolucionaria es legítima. Incluso las Naciones Unidas la reconoce en determinadas situaciones. Es absolutamente legítima. Sin embargo, Gandhi ya decía que, antes de que la sumisión, mejor la violencia. Él optaba por la no-violencia. Pero antes de rendirse y someterse, valía más la violencia, decía Gandhi. Yo formo parte de esta escuela que aquí inauguró Lluís Maria Xirinacs -o fue uno de los fundadores- de estricta obediencia gandhiana. Tiene su origen con Gandhi y tiene antecedentes importantes. Tiene también una buena referencia en la Sudáfrica de Mandela y en muchos otros lugares. La resistencia pacífica y la desobediencia no violenta tiene una larguísima tradición y arraigo en las luchas populares de todo el mundo. Es cierto que el más visible y llamativo son las luchas armadas. Pero en general, la gente se defiende de manera no violenta.

Efectivamente, vengo de esta tradición, con Xirinacs primero, y con la Crida a la Solidaritat después. Con todos los respetos por los pueblos y las naciones que optan por métodos de lucha que consideran justos y legítimos en cada momento. Pero, efectivamente, me parece que esta propuesta de resistencia pacífica y desobediencia civil es más vigente que nunca en Cataluña. El movimiento republicano catalán ha visto que la estrategia de resistencia no violenta es la que toca ahora. Esto no implica que el estado español no actúe de manera violenta. Pero sí conlleva que en el tiempo esta violencia se le vuelva en contra.

¿Los catalanes están preparados para aguantar la violencia de España?

La CUP tiene una grandísima confianza en el pueblo de Cataluña. En los más de dos millones de personas que fueron a votar el 1 de octubre bajo unas condiciones de represión enormes y con un riesgo muy grande de hacerse daño. También confiamos en la gente que se organizó para defender urnas, boletos y colegios. Y en la gente que se movilizó por las huelgas del 3 de octubre y el 8 de noviembre. Mucha gente dio un paso adelante que no había hecho nunca. Y esto no lo hizo gente acostumbrada a las luchas sociales sino que lo hizo la ciudadanía en general. Creemos en el músculo, la fortaleza y la convicción de la gente. En Bruselas volvimos a ver la capacidad movilizadora del movimiento republicano. Y ese es nuestro punto principal de fuerza. Cuando es la gente quien empuja, las cosas avanzan bastante bien. Es cuando toca actuar a las instituciones cuando la cosa se atasca y tiene más dificultades. Hay que conseguir que el parlamento tenga una mayoría suficiente para volver a trasladar a la acción institucional lo que la gente diga.

No se preguntaba tanto por la capacidad movilizadora y el momento de las sonrisas como por la violencia fuerte con posibles muertos en la calle. Porque es de eso que nos hablaron hace unas semanas …

Estos últimos años, se ha consolidado un mensaje que iba bien porque el movimiento fuera muy plural y transversal. Era esta doble idea de la Revolución de las Sonrisas y la transición de la ley a la ley. Se ha demostrado que esto no es así. De transición de la ley a la ley, no se da. Y que la Revolución de las Sonrisas ha sido, es y será muy importante, pero también tendremos que empezar a enseñar los dientes. Debemos sonreir, pero también debemos alzar los puños. Siempre en una estrategia no violenta, pero comenzando a enseñar los dientes. Antes me preguntabais por la traición. Y yo os decía que no podemos hablar de traición. Creo que Junts pel Sí y el gobierno fueron rehenes, queridos o por ingenuidad, de aquel pensamiento mágico.statu quo . Ciertamente que previeron herramientas para implementar la República. Y estructuras de estado y todo. Pero eran herramientas pensadas para poderlas aplicar en un contexto de más distensión. Con conflicto, con hostilidad, con tiras y aflojas, pero con menos violencia y en un cierto concierto de diálogo internacional. Lo que no pasó. Hubo una estrategia equivocada y falta de determinación. Y desconfianza en la gente …

¿Paternalismo?

Y un cierto paternalismo. El 1 de octubre todos fue rebasado. El gobierno de la Generalitat y las entidades soberanistas, también. Nadie esperaba que pasara lo que pasó. Que más de dos millones de personas votaran, que cientos de miles de personas defendieran los colegios de esa manera, que la represión policial fuera de aquel nivel, y que se produjera una huelga con la fuerza que se produjo el 3 de octubre. Seguramente, el gobierno de la Generalitat y Junts pel Sí esperaban un proceso hacia la independencia que no modificara el statu quo. Y a partir del 1 de octubre y el día 3, hay un cierto desplazamiento de la hegemonía cultural en el ámbito político hacia posiciones no sólo independentistas, sino también de mucha radicalidad democrática y social. Y emerge la posibilidad de que una parte importante de la población quiera hacer independencia y cambiar muchas cosas. Esto puede haber preocupado algunos entornos de Junts pel Sí y del gobierno.

Si es así como decís, ¿podría ser ésta una de las preocupaciones de Europa?

Claro. Su preocupación no es sólo que se pueda multiplicar el fenómeno independentista, que en última instancia podemos contar con los dedos de las manos. Seguramente, la preocupación es que en un territorio europeo más de dos millones de personas hagan una revolución democrática. Les preocupa que tanta gente pueda pensar y estar dispuesta a defender que, si las leyes son injustas o insuficientes, se puede desobedecer el estado, los jueces, los fiscales y la policía … Eso sí que preocupa a los poderes de la Unión Europea. Si ya procuraron de aplastarlo en Grecia, es evidente que también lo intentarán aquí. La violencia del estado y este miedo de la revolución democrática explican la parálisis de Europa al día siguiente del referéndum. Y también cuentan las presiones que se hicieron a Puigdemont para que parara la declaración de independencia.

Veo que no consideraron razones técnicas en la decisión del 27 de octubre como podría ser no tener el control del dinero para pagar las nóminas de los mozos, los médicos, etc. ¿Qué control efectivo del territorio habría, sin embargo?

Cierto. Si quieres hacer la independencia, necesitas tener una mayoría. Nosotros la tenemos. Ajustada, pero siempre que nos hemos contado hemos sido mayoría. Necesitas tener también el control del territorio. Y no lo tenemos. Y necesitas tener apoyo internacional. Y de momento lo tenemos escaso. De tres patas que necesitamos, dos están débiles. El control del territorio lo tendremos por los mecanismos habituales del uso de la fuerza sin ejército, policía ni milicia? Como tendremos el control del territorio? Entramos en algo un poco desconocido. Como se puede tener el control del territorio sin el uso de la violencia? Hay que pensar en los ayuntamientos, los CDR y el movimiento social que tenga la capacidad de hacer un control efectivo del territorio. El 8 de noviembre fue un ensayo de eso. Pero esta es una incógnita evidente. Y hay que tener acceso a una economía que te permita hacer funcionar el país. Y si te cierran la caja, sólo tienes dos vías: acceder a financiación internacional -que tiene su complejidad- o abrir procesos de recaudación por la vía unilateral. Para ello segundo hay una estructura y la determinación de la gente de comenzar a pagar los impuestos en esta nueva caja. Implementar la República en los términos en que debemos hacerlo en este momento es difícil. Es un desafío muy complicado. Pero no hay alternativa que no sea intentarlo.

Esto significa que no había trabajo realizado en materia de capacidad económica y financiera? Los dieciocho meses eran para hacer esto, ¿verdad?

Estas son las dudas que tenemos sobre la preparación que se había hecho. De ello, nos dimos cuenta cuando se acercaba el día 10 de octubre y teníamos que proclamar la independencia en el parlamento. Es cierto que el día 10 nos cayó el mundo encima. Nosotros nos habíamos creído que el presidente Puigdemont declararía la independencia. Y dos horas antes nos dijo que no lo haría, por todas las razones que ya sabemos. Pero días antes ya habíamos empezado a constatar las carencias, las fragilidades y las debilidades. La preparación de estructuras de estado era desigual. Y no era sólida en todos los aspectos. Y esto de la capacidad de asumir la financiación del primer período era hecha sobre la previsión de un escenario completamente irreal. Lo denunciamos y hablamos con gobierno y Junts pel Sí. Pero había que seguir avanzando. Y había el compromiso de cumplir el mandato del referéndum. Había que confiar en la gente y llegar hasta el final. ¿Por qué no se prepararon lo suficiente o con suficiente realismo algunas estructuras de estado? Pues quizá porque dentro del gobierno no todo el mundo encaraba este momento con la misma convicción y determinación. Hay desigualdades en las estructuras de estado preparadas en función de quien dependían.

¿Queda claro que esto no es sólo una batalla que se gana con democracia?

La democracia acaba imponiendo. A la corta, a la media o  a la larga. Pero siempre se acaba imponiendo. Y yo estoy convencido de que lo conseguiremos. Tenemos un movimiento de masas republicano. Y esto es un hecho muy potente. Y tenemos una mayoría de ayuntamientos alineados con este movimiento. El próximo jueves podemos revalidar la mayoría parlamentaria republicana. Tenemos elementos muy importantes. Pero es cierto que España sigue teniendo el monopolio de la fuerza, la judicatura, la policía, el control de la caja … Y todo esto no son bromas. Y esto nos lleva a un cierto aislamiento internacional. Por eso decimos que vamos a un escenario de unos cuantos años.

¿Unos cuantos años?

Pueden ser tres años, cuatro o cinco, no lo sé. Pueden ser varios años que nuestra estrategia sea el mantenimiento del conflicto y la desobediencia ante España. Habrá que resistir a la represión que ello pueda implicar. Y empezar a construir institucionalidad republicana, a hacer proceso constituyente y a legislar con lógica republicana. Entramos en una lógica que daremos un paso atrás, dos adelante, otro atrás, cuatro adelante. Utilizando la terminología de Gramsci, nos gusta decir que hemos conseguido la hegemonía en la cultura política: hegemonía independentista, radicalidad democrática, un salto adelante en derechos. También habíamos conseguido que el proyecto republicano tuviera un claro factor integrador de construir un país para todos.

¿Lo decís en pasado?

El unionismo se ha propuesto romperlo. Y es cierto que ha habido una cierta fractura identitaria que nosotros no queríamos. Ahora hay que generar un discurso republicano muy poco identitario, muy cívico y muy social. Todo esto hay que decirlo, contarlo y, sobre todo, hacerlo. Y sin olvidar que estamos en una situación de represión y de conflicto por parte del estado español. Hemos conseguido desplazar la hegemonía en términos gramscianos, y ahora hay que entrar en la guerra de posiciones. Hay que ir avanzando, ganando territorio, controlándolo y volver a avanzar. Esto implicará soportar una represión importante en determinados momentos. Lo sabemos. Somos conscientes. Sin embargo, tenemos una confianza enorme en la gente de este país. Y nosotros estamos dispuestos a asumir toda la responsabilidad con todas las consecuencias.

¿Carles Puigdemont ha de volver y debe seguir siendo el presidente?

Si tiene que volver o no, y cuándo y cómo, esto es una decisión soberana de él. Cualquier decisión que tome, nosotros la respetaremos. Quiero insistir en que tenemos un gran respeto y una gran solidaridad con el gobierno que tenemos en el exilio y en la cárcel. Porque hemos tenido grandes diferencias y controversias, pero también hemos tenido confluencias muy importantes. Todo el mundo ha hecho sus sacrificios y esfuerzos y ha asumido sus contradicciones. Y ellos han asumido en este momento sacrificios mayores de represión. Por lo tanto, todo nuestro respeto y solidaridad. Ojalá que el actual presidente legítimo de la República pueda volver con normalidad. Que no lo pueda hacer es una señal más de la absoluta anomalía democrática con que se producen estas elecciones. Son unas elecciones convocadas en un contexto de golpe de estado.

¿Debe seguir siendo el presidente?

A partir del día 22, no se trata de hablar primero de nombres sino de programa político y agenda. Por lo tanto, nosotros no queremos entrar en esta trifulca que tienen Junts per Catalunya y Esquerra para ver quién debe ser presidente. No es que la rehuimos; pensamos que ahora no hay que hacer eso. El objetivo es conseguir una mayoría republicana en el parlamento. Quisiéramos también que hubiera una mayoría más desplazada hacia la izquierda para poder legislar en favor de las clases populares. Nos parece que es la mejor manera de coser fracturas y hacer una República integradora. Cuando llegue el momento de invertir y formar gobierno, la clave será el compromiso con la República, con la desobediencia al estado y al 155, y con el proceso constituyente.

¿Cómo se puede hacer esto en este contexto?

De entrada, desplegando la ley de transitoriedad jurídica. También hay que restituir los decretos y leyes mayoritariamente de protección social, ambiental o de equidad que el Tribunal Constitucional se ha dedicado a suspender sistemáticamente a instancia del gobierno español. Hay que hacer un acto de soberanía con todos estos decretos y leyes contra los desahucios, por la vivienda, de igualdad de hombres y mujeres, contra la pobreza energética … Tienen que ser restituidos. Y hay que empezar a legislar con lógica republicana. Y aquí es donde hacemos un emplazamiento a los comunes y los socialistas: Escucha, si aquí se quiere legislar al servicio de una economía social y al servicio de las clases populares, en el marco estatutario y constitucional no lo podremos hacer. Esto sólo se puede hacer en el marco republicano. Porque, si no, estaremos donde estábamos.

¿Es más importante el punto de partida que los objetivos finales en este momento?

Si realmente queremos llegar a buen puerto, habrá que hacerlo desde el marco de la República. Este es el punto de partida. La consolidación de la República estará hecha cuando podamos. Cuando podamos! Porque todo esto se hará en un contexto de represión muy fuerte. Esta vez no vamos a negociar sobre los objetivos, sino sobre el punto de partida. República desde el primer momento, ley de transitoriedad, proceso constituyente y desobediencia al 155. Si este es el compromiso, nosotros no sólo investiremos al presidente que asuma este programa. Nosotros estaremos dispuestos a participar asumiendo cualquier responsabilidad y todas las consecuencias. En este gobierno el presidente Puigdemont o el vicepresidente Junqueras serían bienvenidos, y tanto! Faltaría más!

La CUP está más cerca de Junts per Catalunya que de la izquierda de obediencia española?

Si como izquierda de obediencia española entendemos el Partido Socialista, sin duda.

Si me refiriera al Partido Socialista, no habría usado la palabra ‘izquierda’ …

Me preguntas por Podemos y los comunes, entonces. Desde el punto de vista republicano y del proyecto de ruptura democrática con el estado español, sí. Si hablamos de la voluntad de materializar la República en los términos que hablábamos ahora, es evidente que estamos más cerca de Puigdemont y de ERC que no de Podemos o comunes. Insisto: desde el punto de vista de implementar el mandato del 1 de octubre y no volver a la pantalla del estatuto. En este sentido, estamos más cerca de ERC y de Puigdemont. Y remarco Puigdemont. Otra cosa es el PDECat. Pero también tenemos el objetivo de incidir en lo posible para que el parlamento sea mayoritariamente republicano y que haya un desplazamiento a la izquierda que nos permita legislar en términos republicanos con sensibilidad social. Desde el punto de vista social, con los comunes tenemos muchas coincidencias. Por eso les pedimos que se sumen a la revuelta democrática de ruptura con el régimen del 78. No perdamos esta esperanza.

La imposibilidad de hacer esta política social desde el marco autonómico y constitucional es un hecho demostrado. ¿La posición de los comunes es por ignorancia o por cinismo?

Yo creo que es más cinismo. Cuando hubo la crisis del régimen del 78, con la crisis económica, el estallido de la corrupción y la crisis de la monarquía, algunos sectores de las oligarquías del estado decidieron de apuntalar el régimen ante la caída del PP y el PSOE. Y lo hicieron por los dos lados. Con Ciudadanos por la derecha y con Podemos por la izquierda. Me parece claro que, si bien Podemos nace del 15-M y de una voluntad de cambio y transformación republicana del estado español, es cierto que algunos sectores del establishment ven una oportunidad de apuntalar el régimen para compensar la caída del PSOE. Y hay grupos empresariales y mediáticos que están detrás de Ciudadanos y de Podemos. Por lo menos, facilitándoles el terreno y dándoles espacios y oportunidades. Podemos ha movido siempre con este dilema: ser una fuerza regeneracionista del estado por la izquierda o ser una fuerza que rompa con el régimen del 78 como habían anunciado en su origen.

¿Y empiezan a resolverlo?

Parece que el viraje hacia el regeneracionismo o el reformismo es claro. Se mueven ahora en el terreno de la monarquía, de la constitución y el estatuto, y quieren ser la fuerza de izquierdas de este statu quo . Es inquietante. La rotura que han tenido a Podemos en Cataluña diría que es precisamente por eso. Albano-Dante Fachín representa el discurso de los orígenes y, desgraciadamente, Domènech y compañía representan el discurso de readaptación. Es una cuestión de un cierto cinismo. Ellos saben perfectamente que un referéndum pactado es imposible. El dictador lo dejó todo atado y bien atado. La reforma constitucional de tipo federal o confederal es una posibilidad completamente remota. Saben perfectamente que esto es inviable. Y esto es cinismo. Refuerzan el estado y el statu quo .

Al principio ha salido su participación destacada en la Crida. Con Jordi Sánchez y Ángel Colom, en fuisteis las caras más conocidas. Y ahora Sánchez está en la cárcel. Qué le hace pensar?

Me conmueve mucho hablar de ello. Porque me duele mucho su situación. Con las personas que venimos de la Crida, aunque hemos hecho trayectorias muy diferentes y que hemos podido tener discrepancias políticas, hay algo que nos mantiene unidos y con amistad. Cuando veo a Jordi, nos sentimos compañeros. Independientemente de las diferencias políticas. Ahora cuando nos hemos encontrado toda la gente de la Crida para defender a los Jordis, es como si fuera ayer todo. A mí me toca y me afecta hablar de ello. Jordi es una persona querida y respetada. Y me duele que esté en prisión. Él, Jordi Cuixart, Oriol Junqueras y Joaquim Forn. Me duele su situación. La de todos. Pero con Jordi Sànchez la relación es especial. Desde la CUP, es evidente, y yo personalmente, haré todo lo que sea necesario en cada momento para que salgan cuanto antes. No he podido ir a verlo todavía. Hemos intercambiado mensajes por medio de una persona que hace de puente. A ver si nos podemos reencontrar al parlament en breve.

(Fuente: Vilaweb /Autor: Pedro Cardús / Traducción: Kaos en la Red)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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