Andalucía, plataforma de recepción y distribución de gas para Europa

EE.UU a través de la OTAN y mediante el conflicto provocado entre Ucrania y Rusia, está intentando romper las relaciones comerciales entre Europa y Rusia, obligando a Europa a establecer sanciones contra Rusia que conllevarían el corte del suministro de gas ruso y la paralización de la construcción del gaseoducto Nord Stream2.

El objetivo de EE.UU es aislar a Rusia y hacer fracasar su economía y de paso perjudicar las economías europeas en beneficio propio, obligando a Europa a sustituir los acuerdos comerciales con Rusia por nuevos acuerdos comerciales con EE.UU, que aumentaría la cuota de mercado de EE.UU. La dependencia política y militar de Europa con EE.UU puede conseguir que Europa entre en una guerra de sanciones contra Rusia que perjudique a las capas más humildes de sus sociedades por la inflación que conllevaría sustituir los acuerdos comerciales con Rusia por nuevos acuerdos con EE.UU. que supondrían un aumento considerable del precio del gas y por ende de todo el suministro energético.

Para ello, la OTAN ha recomendado a la UE la utilización del gaseoducto Medgaz que une Argelia con Almería, aprovechando también las plantas de regasificación existentes en la península Ibérica, con la planta de Huelva a la cabeza. El Gas llegaría a través del gaseoducto Medgaz y en grandes buques metaleros procedentes de EE.UU y Catar, para ser regasificado y distribuido a toda Europa.

El incremento de los costes energéticos es la primera consecuencia de la alternativa al gas ruso. La segunda consecuencia es convertir a Andalucía en en un enorme depósito de gas para el consumo europeo. Los beneficios para Andalucía de esta alternativa serian prácticamente nulos. Los grandes beneficiados serían las empresas energéticas residentes en Madrid y Europa. Un perjuicio para la mayoría de la población europea por la subida energética, pero un enorme beneficio para las minorías que controlan el suministro. En el caso de Andalucía, además del daño económico que se produciría a su población, está el peligro de convertirse en un gran almacén de gas.

El estado español y Europa, han decidido que Andalucía cumpla una función subsidiaria en la economía europea, convertida en el gran portaviones de la OTAN con tres bases militares: Rota, Morón y Viator, siendo utilizada como el gran vertedero de residuos tóxicos del Estado español y de Europa y ahora los intereses económicos de EE.UU. la quieren convertir en un gran almacén de gas.

Analistas creen que EEUU y la OTAN miran a España para limar la dependencia del gas de Rusia

Planta de regasificación de Barcelona - Sputnik Mundo, 1920, 07.02.2022

La OTAN alienta a la UE a reducir su dependencia energética de Rusia. Bruselas tiene en cuenta la alta capacidad de la península para regasificar gas licuado llegado en buques metaneros y diversificar el suministro en caso de que cese el abasto ruso. Pero esto último es improbable y las alternativas a su gas son insuficientes, avisan los expertos. La tensión geopolítica proveniente del Este de Europa se traslada al ámbito de la seguridad energética. Ante un hipotético escenario donde se cortara la afluencia de gas natural ruso en caso de ser esta la respuesta del país euroasiático ante las posibles sanciones que prepara el eje euroatlántico si estallase una guerra en Ucrania, Bruselas ha preparado un plan de contingencia donde la península ibérica jugaría un papel clave para acometer el suministro de gas al resto de países de la UE. España, con sus seis plantas regasificadoras, y Portugal con otra más, convierten de largo a la península en el territorio más capacitado para recibir grandes volúmenes de gas natural licuado (GNL) a través de buques metaneros provenientes de EEUU y Catar, entre otros países. Una vez regasificado, el combustible puede transportarse en barco a otros depósitos europeos. La Comisión Europea también entiende que la península ibérica podría convertirse en una plataforma de recepción y distribución de gas, porque se buscaría crear una conexión europea para el gas argelino que llega por el gasoducto Medgaz, amén de revivir el proyecto de otra tubería, el Midcat (con origen en el puerto de Barcelona).

Según fuentes del diario La Vanguardia en el Gobierno de España, la nueva estrategia se está estudiando en el marco de la OTAN. Alemania, motor económico europeo y país que encarna la dependencia del gas ruso, está interesada en el proyecto, que discurre en un contexto en que la UE acaba de incluir en su catálogo de energías verdes para la transición energética al gas y a la energía nuclear.

“Nos preocupa la situación energética en Europa porque demuestra la vulnerabilidad de depender demasiado de un solo proveedor de gas natural y esa es la razón por la que los aliados de la OTAN están de acuerdo en que debemos trabajar y concentrarnos en la diversificación de los suministros”, declaró ya a finales de enero el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Motivar a Alemania

“EEUU viene fraguando desde hace años retirarse de algunos escenarios, por ejemplo de Europa y Oriente Medio para centrarse más en su rivalidad hegemónica con China, pero es consciente de que Europa no puede disuadir a Rusia”, explica a Sputnik Pablo Del Amo, analista del portal de estudios estratégicos Descifrando la guerra. En su opinión, el deseo de Washington de que Europa se proteja “ella sola” de Rusia choca con la realidad. “En el aspecto de la seguridad no puede, y energéticamente depende de ella”, afirma, subrayando que la idea estadounidense y de la OTAN es limar la dependencia energética para tener “mayor poder de disuasión frente a Rusia”.

“Por eso está enviando más gas licuado a Europa y negociando con Catar para que aumente sus envíos a Europa. Se busca que países como Alemania, que están teniendo posiciones ambivalentes en la actual crisis entre Rusia y Ucrania, sean ahora más hostiles hacia Rusia”.

EEUU y Catar no bastan

Catar es un país exportador del golfo Pérsico que ya de por sí está bombeando gas al máximo de su capacidad, pero que lo vende en su mayor parte en Asia mediante contratos a largo plazo. “Los países asiáticos son los mayores consumidores de gas, por lo que Europa tiene que rivalizar con el precio con ellos. China, Japón y Corea tienen mucha demanda”, señala Del Amo. Pese al incremento de sus exportaciones a Europa, el GNL estadounidense es insuficiente. Y hay una doble cortapisa; su precio es hasta un 40% más caro que el gas de tubería ruso, aparte de que la capacidad continental para regasificarlo es limitada. Alemania, la mayor consumidora europea de gas ruso, carece de una terminal de regasificación. Planeaba construir una en Wilhelmshaven, pero finalmente no lo hará. En su lugar creará un centro de hidrógeno verde. No se puede hacer una sustitución completa de lo que llega de Rusia, Catar ya ha dicho que ni en broma puede suplir el volumen de gas ruso. Para empezar, no hay suficientes plantas de licuefacción en origen”, añade Antonio Turiel, investigador científico del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC). En declaraciones a Sputnik, este especialista en temática de hidrocarburos asegura que no hay muchas opciones al gas ruso y que, en el fondo, lo que se busca es “hacer daño” a las cuentas de Rusia. “No se trata de no importar gas de Rusia, sino de no importar tanto, causando un descenso en sus ingresos. Se trata de darle una dentellada al mercado ruso y así aprovechará EEUU para vender en Europa un gas mucho más caro”. Antonio TurielInvestigador científico del ICM-CSIC

Muy difícil de suplir

Mientras tanto, a falta teóricamente de satisfacer un trámite administrativo, el gasoducto Nord Stream 2 sigue sin entrar en funcionamiento. Su suspensión definitiva podría incluirse en la batería de sanciones que se preparan contra Rusia, al menos es lo que desea EEUU. El anuncio de Joe Biden amenazando con cerrar el Nord Stream 2, que une dos países diferentes al suyo, deja muy claro que todo esto va de intentar aumentar la cuota de mercado de los EEUU, también porque Biden ha comprado la falacia de que el gas de esquisto es infinito, cuando empieza a mostrar síntomas de haber tocado techo”, afirma Antonio Turiel, que destaca los “aires de matón” en el anuncio del presidente estadounidense al decir a Alemania y Rusia “lo que pueden o no hacer”. La dependencia de las industrias alemanas del gas ruso es muy alta y un cierre definitivo las pondría en riesgo. Es aquí donde entran en juego diversas alternativas. Los envíos de gas licuado a Europa se están intensificando, liderados por los de EEUU, máximo exportador mundial. España y Portugal juntan hasta el 30% de las capacidades de regasificación y almacenamiento de GNL en la UE, pero apenas hay tuberías para transportarlo desde la península hasta el centro de Europa. Las conexiones a través del País Vasco (Irún) y Navarra (Larrau) solo pueden llevar hasta 7.000 millones de metros cúbicos al año. Es decir, se formaría un cuello de botella entre su capacidad de transporte y las necesidades europeas de consumo de gas. El gasoducto Medgaz, recién ampliado, llega hasta los 10.000 millones desde los campos de Argelia hasta el sureste de la península, en Almería. “Argelia no tiene capacidad para suministrar gas a toda Europa”, recuerda Del Amo. Así que una infraestructura cuya construcción se desechó en 2019, puede reconsiderarse ahora: el Midcat, con capacidad para otros 7.000 millones anuales. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Comission de Régulation de l’Énergie, órganos reguladores español y francés, respectivamente, no dieron entonces su visto bueno, dada la inminencia del uso de energías renovables en los planes de transición energética.

El coste del Midcat se cifró en 400 millones de euros. Portugal abogó por él y su nuevo Gobierno parece dispuesto a volver a reivindicar su necesidad. Es un gasoducto que partiría del puerto de Barcelona, donde se halla la planta regasificadora más grande de Europa.

Nudo logístico energético

El proyecto también prevé la producción de hidrógeno verde en el norte de África, que puede igualmente fluir por las tuberías. En combinación, la península ibérica se conformaría como el lugar de desembarco en Europa de GNL de diferentes proveedores, gas natural argelino e hidrógeno verde.

Pero la cuestión del transporte hasta el centro de Europa implica tiempo. A corto plazo no es previsible crear una infraestructura capaz de acometer tal tarea y los volúmenes implicados de gas son muy inferiores al que aporta Rusia, un 46,8% del que se consumió en la UE durante el primer semestre de 2021 según datos de la Oficina Europea de Estadística. Es decir, a corto e incluso medio plazo es imposible sustituir a Rusia en el concierto gasístico europeo. La capacidad regasificadora de España es grande y podría ayudar en una situación de emergencia, pero su interconexión con Europa es mínima.

Y si no hay capacidad a corto plazo para insuflar gas desde la península, la otra posibilidad es convertir a esta en un centro de almacenamiento antes de su redistribución otra vez por barco. Los tanques de GNL en los puertos españoles no suelen estar llenos, por lo que pueden acoger mucho más combustible. Pero resultaría muy caro. “Todo esto son parches y, en el fondo, se hace para justificar el volumen de las gasísticas estadounidenses”, explica Antonio Turiel, que recuerda el “volumen limitado” que podría circular por el gasoducto Midcat en ese plan de contingencia europeo.”Esto de intentar convertir a España en un hub gasístico tiene mucho de puesta en escena más que otra cosa. Es verdad que España tiene más de la mitad de la capacidad de regasificación de Europa, pero fue porque en su momento se aprovechó que había dinero, porque no creo que las plantas se crearan con esa intención”.Antonio Turiel, Investigador científico del ICM-CSIC. Otra posibilidad pasaría por quemar ese GNL en las centrales de ciclo combinado de la península para obtener electricidad. Pero igualmente surge el obstáculo de la limitación de su transporte, dada la exigua interconexión con el continente y la insuficiente capacidad de los cables entre España y Francia. Aparte, el gas que demanda Europa es para calefacción y usos industriales.

¿Se cortará el suministro?

El anuncio de amenaza de sanciones, incluido el cierre sine die del Nord Stream 2, discurre en un contexto en el que no se corte necesariamente el flujo de gas ruso hacia Europa en caso de conflicto.”Ni a Europa ni a Rusia les interesa que se corte el grifo. Rusia hace mucho negocio y Europa se abastece de energía. Y si se cierra el grifo, se intentará que ese golpe no duela tanto. Pero no estamos en ese escenario, porque, como dicen los franceses, si hay una guerra en Europa, los más perjudicados son los europeos, no los estadounidenses, que además tienen autosuficiencia energética”, subraya Pablo Del Amo.

De similar opinión es Antonio Turiel, que niega la posibilidad de un estallido bélico. “No creo que llegue a haber ningún conflicto armado en Ucrania, porque Europa depende energéticamente de Rusia. Y no solo de su gas, también de su petróleo. Todo se reduce a estrategias comerciales y todo quedará en nada, pero mientras tanto EEUU va colocando sus productos, que son más caros”, declara.

La incidencia en el precio

El invierno se halla en su ecuador y los países asiáticos ya no demandan tanto gas, una vez sus reservas pueden afrontar con garantías las semanas que restan de frío. La misma situación se da en España, con un tiempo atmosférico inusualmente suave desde principios de febrero. Los precios siguen altos, pero la competencia para pagar en corto y fletar buques metaneros ha descendido. En esta situación, es previsible un escenario de relajación de precios.

Pero EEUU también está empezando a tener problemas con el encarecimiento de su gas y utilizar la infraestructura española de regasificación implica un encarecimiento de costes sin duda”, avisa Antonio Turiel. Cabe preguntarse si, en definitiva, el plan de contingencia europeo y los intentos de cambiar los proveedores energéticos afectarán a los planes de transición energética en Europa. “Estos planes están muy mal orientados, porque el modelo de sustitución renovable-eléctrica sobre la mesa no es un modelo viable, plantea muchos problemas. De hecho Europa está volviendo al carbón, en el último año su consumo ha repuntado en Alemania, por ejemplo”, concluye Turiel.

Fuente: sputniknews.com

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