Andalucía: El PP solicita la reducción de jornadas para el subsidio agrario revelando su función como instrumento de control social
El PP-A ha presentado una proposición no de ley en el Parlamento andaluz en la que se defiende que el Gobierno central reduzca, en el marco del diálogo social, el número mínimo de jornadas reales cotizadas para acceder a la prestación del subsidio agrario y renta agraria en favor de las trabajadoras y trabajadores eventuales andaluzas del campo afectadas por la sequía. «Es necesario adoptar medidas, de forma transversal, e implicar a todas las administraciones con competencias en la materia para paliar los efectos de la sequía en el sector agrario andaluz», recalca la proposición no de ley del Grupo Popular.
Lo cierto es que a falta de una Reforma Agraria, reivindicación histórica del proletariado agrario andaluz, el sistema del subsidio agrario y los Planes de Empleo Rural que desplegó en Estado español desde en el franquismo (con los planes de empleo comunitario) se han convertido en una limosna con la que se compra la paz social en Andalucía. La constante oscilación del número de peonadas necesarias para cobrar tal subsidio en función de las condiciones del campo andaluz, de la climatología y de la tensión social existente reflejan hasta que punto el este instrumento se utiliza como una “válvula de escape” de la tensión social ante la evidente falta de oportunidades que se viven de manera estructural en el medio rural andaluz.
Que sea el PP el que ahora solicita una reducción de peonadas evidencia el interés del Estado y la oligarquía en mantener a ese histórico sector de la clase obrera andaluza en el letargo.
El Subsidio de Desempleo Agrario según Ramos y Romero (1995: 179) contribuye a reforzar el círculo vicioso del desempleo estructural en el mundo rural andaluz, donde los desempleados «son la mitad del año jornaleros (o mejor la sexta parte del año jornaleros) y la otra mitad subsidiados o el resto subsidiados agrarios». Además sostiene ( Cejudo García, Navarro Valverde, Cañete Pérez, 2016) una dualidad en el agro, e incluso, en el territorio andaluz. La contraposición entre una agricultura intensiva, industrializada, mecanizada e innovadora, y que se nutre de una masa laboral inmigrante con precarias condiciones de trabajo, en el litoral andaluz (Costas de Almería y Huelva, principalmente), frente a una agricultura subsidiada interior, sobre todo en el caso del olivar (comarcas Subbéticas de Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén, principalmente), que mantiene una mano de obra eventual con ayuda del subsidio. Por último la feminización del colectivo de perceptoras del subsidio y la Renta Agraria, contribuye a sostener unas estructuras sociales y laborales donde el hombre desempeña el papel principal, y donde la mujer andaluza queda relegada a trabajos secundarios, más precarios y eventuales, siempre subordinados a las tareas domésticas y del cuidado de la familia (progenitores y ancestros).
Martín Uad para La Otra Andalucía.
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