Afganistán: La invasión de EEUU y la OTAN ha disparado la producción de opio

La producción de opio en Afganistán volvió a incrementarse durante 2016 al alcanzar las 4.800 toneladas, lo que supone un 43% más de lo registrado en el año anterior. Los datos fueron publicados en un informe difundido por la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de la Droga y la Prevención del crimen (UNODC). También creció el tamaño de la cosecha recolectada por hectárea, un terreno que el pasado año producía una media de unos 18 kilos de opio y que en 2016 vio elevarse su capacidad a cerca de 24 kilos.

La Agencia de la ONU contra la Droga y el Crimen indicó que, actualmente, 201 mil hectáreas del territorio afgano están bajo el cultivo de la amapola, materia prima del opio. Esto representa un aumento de 18 mil hectáreas, respecto a 2015. La agencia advirtió que sólo 13 de las 34 provincias afganas están libres de opio.  La fuente precisó que también las áreas dedicadas al cultivo de la flor de amapola aumentaron a 201.000 hectáreas, un incremento del 10% respecto de las 183.000 precedentes.

El estudio confirmó además que el 84% de la producción de opio proviene de las provincias occidentales y del sur del país, y que el liderazgo provincial lo tiene Helmand, donde se encuentra el 40% de las tierras dedicadas a este cultivo volvió a concentrar un año más el grueso de la producción, con más de 80.270 hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de la substancia. La agencia advirtió que sólo 13 de las 34 provincias afganas están libres de opio.

En un comunicado firmado por el director ejecutivo de la UNODC, Yury Fedotov, se destaca que el informe muestra un fracaso preocupante de los esfuerzos por combatir el problema persistente de las drogas ilícitas y su impacto en el desarrollo, salud y seguridad.

Los datos hablan por sí solos: desde que el país asiático fue invadido en 2001 por los Estados Unidos y las fuerzas de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), la situación de seguridad y el cultivo y tráfico de drogas han empeorado notablemente. Actualmente el país es el número uno mundial de productor de opio y el principal exportador de esta droga hacia Europa.

La producción de drogas en Afganistán ha experimentado un aumento de 40 veces desde la invasión del país por parte de Estados Unidos. Mientras que Afganistán produjo 185 toneladas de opio al año bajo el régimen talibán, según las estadísticas de las Naciones Unidas, desde la invasión estadounidense la producción de drogas ha ido en aumento hasta el punto de alcanzar la cifra de 4.800 toneladas anuales.

Analistas internacionales culpan a Washington y a la OTAN por esta situación, afirmando que las tropas invasoras han acrecentado aún más el problema de las drogas desde la invasión del país. Por su parte, las autoridades afganas atribuyen la actual situación a la creciente inseguridad y a la escasez de fondos para combatir el cultivo de drogas. “El aumento del 10% en el cultivo de opio se debió a la inseguridad. La mayor parte de las plantaciones se concentraron en áreas controladas por los talibanes y zonas inseguras y de difícil acceso”, ha declarado a modo de justificación el ministro afgano de Antinarcóticos, Salamat Azimi.

Afganistán es el principal productor de adormidera del mundo y en 2012 el 75 por ciento de la heroína mundial procedía de este país, en el que según datos de la ONU los ingresos que genera el opio financian el 15% de las actividades de los talibanes. El opio es una de las mayores fuentes de ingresos del grupo Talibán que combate contra el gobierno central. Los observadores opinan que la paz y las actividades relacionadas a las drogas, a un grado tan alto, no pueden coexistir en el país.

(Fuentes: LibreRed / Infobae / Hispan TV)

Opio y coca convierten a CIA en la mayor trasnacional de la droga

Tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un estado fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul. En este país, la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la seguridad privada que emplearía a unos 43.000 hombres (casi 9.000 civiles habrían muerto entre el 2007 y el 2010 según refleja el informe anual de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, (Unama).

Además, de los más de 60.000 millones de euros de ayuda económica llegados del exterior desde 2002, sólo un 12 % se habría invertido en mejorar la vida de una población (con un 42% por debajo del umbral de la pobreza y un 33% en serio riesgo de hambruna), sirviendo el resto para alimentar la corrupción o financiar los ejércitos privados (según una información de The Wall Street Journal que cita como fuente a funcionarios afganos y estadounidenses anónimos, “funcionarios afganos de alta jerarquía habrían evadido desde 2006 más de 3.000 millones de dólares a refugios financieros en el exterior”).

Respecto al cultivo del opio, según el Bureau de Drogas y Crímenes de la ONU, con la llegada de EEUU se habría incrementado de forma considerable el cultivo de la adormidera, pues en el 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial procedían de Afganistán y en la actualidad, la superficie de tierra dedicada a la producción de opio en territorio afgano superaría al del cultivo de la coca en América Latina, siendo el opio y la coca las principales fuentes de financiación de una CIA convertida en la mayor trasnacional de la droga. Así, desde 2004 un billón de dólares del tráfico de opio habría sido utilizado para financiar la guerra en todos los frentes, aunque hay que resaltar que los ingresos por opio de los talibanes sólo representan el 5% del montante total que genera el negocio, siendo en su mayoría blanqueado en Wall Street por organizaciones pantalla vinculadas a la CIA y al expresidente afgano Karzai, devenido en “Capo del opio”. Sin embargo, tras el final de la era Karzai luego de las elecciones presidenciales afganas del 2014, asistiremos a la formación de un Gobierno de Coalición entre pastunes y talibanes que contaría con la tutela y supervisión de EEUU para así asegurar su presencia en un país considerado por el Alto Mando de EEUU “como pieza geoestratégica vital en el rompecabezas del Oriente Medio”, (reconvertida ahora en misión de entrenamiento y asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad afganas y adelgazada hasta los 12.000 integrantes), dentro de la estrategia de EEUU de implementar la teoría del “caos constructivo” en Oriente Medio y terminar por desestabilizar el gobierno paquistaní de Hussain.

¿Golpe de mano contra Hussain?

Aunque los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de Afganistán, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibán), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán. Así, según un.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con Al-Qaida) y habría sido uno de los principales comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán.

Por su parte, el actual Presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain habría sido acusado por EEUU de “tibieza en la lucha contra Al-Qaeda para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales”, lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento a China hacen predecir un incierto futuro para él, por lo que no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización de Paquistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre un Paquistán aliado de China y una India apoyada por Rusia, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.

El cóctel explosivo de Cahemira

Cachemira sería el paradigma perfecto de la implementación de la teoría brzezinskiniana del “caos constructivo” en la región, concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Irak y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán , Cachemira y Anatolia (Asia Menor) y según Fundació Solidaritat UB, Cachemira se habría convertido “en un cóctel explosivo al aunar ingredientes tan inestables como el contencioso religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la guinda de los independentistas cachemires, tradicionalmente oprimidos por un Ejército Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en Cachemira (1 soldado por cada 10 habitantes) y apoyados por ex-combatientes terroristas de Sudán, Paquistán y Afganistán, que serán liderados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).

Cachemira ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e India que la han reclamado como suya desde la independencia de los dos Estados en 1947, (los británicos prefirieron la integración de Cachemira en la India porque les ofrecía más garantías que Pakistán para salvaguardar la frontera norte de posibles ataques soviéticos o chinos), pues la región es un punto estratégico para el control de los ríos y de los pasos fronterizos además de suponer un símbolo para la construcción de las identidades nacionales de cada Estado. Por otra parte, en 1962 estalló un enfrentamiento entre India y China por el desacuerdo chino con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon), tras el cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como suyos), por lo que la India mantiene desde hace años una carrera armamentística con su rival y vecino Pakistán con el objetivo inequívoco de prepararse para un nuevo enfrentamiento armado.

Así, India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V que puede transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000 kilómetros mientras Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV, desarrollado con la ayuda de China y capaz de transportar una ojiva nuclear y alcanzar los 900 Kilómetros , con lo que en el supuesto de un nuevo enfrentamiento armado asistiríamos al primer pulso militar Rusia-China en forma de colisión nuclear restringida al aérea geográfica indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión del “caos constructivo” al territorio chino, pues el objetivo final de EEUU sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), (fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán) y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Xinjiang como escenario para sus operaciones desestabilizadoras.

El Turquestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e islámicas que les situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en lograr la balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de 1.500 millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total rusodependencia energética china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense.

(Fuente: Hispan TV /Autor: Germán Gorráiz López)

 

 

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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