Nuevo falso homenaje a Blas Infante en el mal llamado Parlamento Andaluz

El pasado martes 5 de julio se conmemoraba el 131º aniversario del nacimiento de Blas Infante y, un año más, las diversas fuerzas españolistas, pues todas ellas defienden España sea con unas u otras características, representadas en el mal llamado Parlamento de Andalucía, pues sin soberanía nacional no hay ni pude haber parlamento que la represente,  se aprestaron a volver a insultar su memoria tergiversando las ideas y la obra del Padre de la Paria Andaluza.

De nuevo se dieron cita en el patio central del edifico, frente al busto de Infante, que hasta hace bien poco mantenían arrinconado bajo el hueco de una escalera como símbolo de la importancia que realmente le otorgaban, representantes del PP, PSOE, C´s, Podemos e IU para realizar un acto de falso homenaje puesto que, en realidad, lo pretendido era continuar utilizando su figura para mantener la Andalucía dependiente y sometida actual.

El acto estuvo presidido por Susana Díaz, que apareció cogida del brazo de María de los Ángeles Infante, la única superviviente de sus cuatro hijos, en lo que constituye otro símbolo, en este caso tanto de la apropiación por parte del españolismo en general y el PSOE en particular de su figura y su obra para desfigurarlas y utilizarlas contra el pueblo andaluz, así como del triste papel colaboracionista que en dicha manipulación han tenido determinados miembros de su familia. Un colaboracionismo que incluso en el caso de que fuese inconsciente no por ello ha sido menos real y dañino.

Cuando fue asesinado, sus hijos eran muy pequeños. La mayor de ellos, María Luisa, apenas contaba con ocho años. Obviamente, a unas edades tan tempranas no poseían capacidad para entender las ideas de su padre, ni éste con toda seguridad habría hecho el menor intento por hacérselas comprender. Los niños crecieron con una madre que no mostró interés por las mismas ni las compartió. En tales circunstancias, pretender que éstos representan una especie de albacea intelectual de las mismas es absurdo e insostenible desde la mera racionalidad.

Descartado cualquier grado de representatividad o de heredad con respecto a Infante, más allá de las derivadas de la simple descendencia física, y por ello mismo de preeminencia interpretativa con respecto a sus ideas, el conocimiento ideológico que podrían detentar de él y de ellas estos familiares no iría más allá ni poseería más valor del que podría tener el de cualquier otro andaluz que haya leído sus obras.

Lo cierto es que, fuera aparte de mantener su nombre y su memoria, además del ser impulsores de la edición de sus principales obras, todo lo cual indudablemente está en su haber y en nuestro agradecimiento, su familia, especialmente las dos hijas que han dirigido la Fundación que lleva su nombre, han contribuido en gran medida a la manipulación de las mismas. Prueba de ello ha sido la intervención que María de los Ángeles tuvo en el acto. En ella utilizó palabras de su padre, que convenientemente extrapoladas y fuera de contexto pretendían demostrar “la contribución de Andalucía a configurar España como nación”.

Más de lo mismo

“No vamos a permitir que se reinterprete nuestra historia”. No, estas palabras no corresponden a ningún nacionalista andaluz. Ninguno estaba presente en el acto y ninguno de los presentes representaba al soberanismo andaluz. Esta frase fue pronunciada por Mario Jiménez, portavoz del PSOE, y lo hizo precisamente en contra del soberanismo de los pueblos, incluido el nuestro, y en referencia a la defensa de la historia de la España una, grande y libre.

Sus palabras sintetizan la hipocresía de los allí reunidos, que decían defender a quién dijo de él mismo y el andalucismo, pocos años antes de ser asesinado,  que “nosotros aspirábamos y aspiramos, y seguiremos  aspirando,  a  la  elaboración  de  un  Estado  Libre  Andaluz”, un Estado que definía como una “Andalucía soberana constituida en democracia republicana”, y cuyos discursos no hacían más que contradecir y negar esas aspiraciones.

Como muestra, Susana Díaz habló de que “sin la arquitectura ideológica” surgida de su pensamiento y sus actuaciones “la Andalucía que hoy conocemos será otra bien distinta”, Juanma Moreno (PP) de que “es a él a quien debemos la guía que sus ideas trazaron” en la Andalucía actual, Julio Díaz (C´s) de que fue “el precursor de cambios irreversibles que cimentaron la base del devenir de la Andalucía de hoy”,  pretendiendo todos con dichas manifestaciones hacer identificar de nuevo la Andalucía dependiente, la Andalucía “autonómica”, con Infante y su proyecto político.

¿Qué hay de Estado Libre Andaluz, de Andalucía soberana o de democracia republicana andaluza en la “autonomía andaluza”? Evidentemente nada. Por el contrario, la Andalucía autonómica no sólo no constituye un Estado Andaluz, una Andalucía soberana ni una República Andaluza, sino que supone la negación del derecho a serlo e impide toda posibilidad de tan siquiera intentar alcanzar dichas metas andalucistas.

Por su parte, José A. Castro (IU), en la misma línea pro “autonomista”,  defendió también los logros alcanzados a través de ella y apelo a “recuperar el espíritu de clase” de  Infante que “los andaluces revivieron el 4 de diciembre de 1977”, pero advirtió que “nunca hemos logrado nuestros retos envueltos en la rojigualda”, con lo cual, además de equiparar igualmente la Andalucía dependiente actual con la Andalucía libre y popular por la que él luchó, pretendía continuar propagando la inexistente dicotomía entre la España republicana y la España monárquica. El proyecto del PCE de cambiar España por España para mantener España.

Pero el premio a la demagogia, una vez más, se lo llevó Teresa Rodríguez (Podemos) que tras cubrirse de gloria en intervenciones anteriores con afirmaciones como que los andaluces ejercimos nuestro derecho a decidir el 28F, o pretendiendo equiparar los estatutos de autonomía con el constitucionalismo andaluz, en esta ocasión llegó a defender la Andalucía dependiente, el autonomismo, declarando además que “autonomía es poder dar de comer a tus hijos, conservar tu puesto de trabajo aunque reivindiques que se cumpla la normativa laboral”, que puedan “volver nuestros jóvenes emigrados en el mayor éxodo” desde la posguerra.

O sea, que según Rodríguez, autonomía no es hacer y decidir por uno mismo sino comer, tener trabajo, etc. En definitiva la reduce a poder vivir en unas condiciones dignas. Habrá que recordarle que un preso, por mucho que coma, por buenas que sean las condiciones de habitabilidad de su celda o las características del tipo de trabajo que realice, no deja de estar en una cárcel y de ser un reo. Que sin libertad no hay autonomía ni dignidad. Que no se es libre cambiando las condiciones de vida en la cárcel, sino saliendo de la cárcel y viviendo fuera de ella. Que las cadenas, aunque sean de oro, siguen siendo solo eso, cadenas. Y que un pueblo sin soberanía es un pueblo encadenado, preso y encarcelado, sin capacidad de hacer y decirdir por sí mismo, que carece de capacidad para solventar o determinar cualquier problemática que le afecte, incluida la alimentación o el trabajo..

Por cierto, y en otro orden de cosas, Dña. Teresa, que se ha cepillado usted de un plumazo el mayor drama emigratorio sufrido por este pueblo después de la posguerra. El mayor éxodo económico poblacional no ha sido, con ser importante y trascendente, el de nuestros jóvenes de hoy, sino el de sus padres y abuelos durante la Dictadura, ignorado y menospreciado con sus palabras y calificativos.

En definitiva, más de lo mismo. Un año más aquellos que con sus palabras y decisiones se mofan de Blas Infante, todas las tendencias del españolismo partidista en Andalucía, se volvieron a dar cita en el mal llamado Parlamento de Andalucía para volver a realizar esa pantomima de falso homenaje a Blas Infante. Aquel contra cuyo proyecto de una Andalucía libre trabajan cada día como buenos manijeros del amo español.

Hay un viejo dicho árabe que afirma: “Si no sientes vergüenza, haz lo que quieras”. Con ello no se pretende dar carta blanca al carente de vergüenza, al sinvergüenza, sino manifestar que alguien carente de ella es capaz de cualquier cosa y resulta inútil recurrir a éticas o moralidades inexistentes en su mente o su corazón para intentar hacerle rectificar. Una vez perdida la vergüenza todo es posible y nuestros capataces “representantes” saben mucho de ello. Lo demuestran cada día, como el pasado miércoles en el falso “homenaje” a Blas Infante.

Paco Campos para La Otra Andalucía

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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1 respuesta

  1. Avatar antonio dice:

    Tienes que reconocer que el partido andalucista, siempre que dependia de ellos le daba su apoyo y votos al PP. esperemos que en el futuro no sea asi

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