Australia: Aborígenes llevan más de un año en lucha para proteger una arboleda amenazada por proyecto de ampliación de una autovía

Con tres campamentos, la comunidad aborigen australiana de los Djab Wurrung quiere evitar la tala de unos 260 árboles que considera sagrados, algunos de los cuales son “birthing trees” (árboles de nacimiento) que han estado lugar de parte durante 50 generaciones. La protesta, que ya hace más de catorce meses que dura, transcurre justo en el momento en que el gobierno de Victòria intenta negociar el primer tratado con la población aborigen desde el inicio de la colonización el 1788.

Ya hace más de catorce meses que la comunidad aborigen Djab Wurrung acampa de forma permanente en las afueras de Ararat (en el Estado de Victòria, suroeste de Australia) para proteger sus árboles sagrados de una tala inminente. Al campamento principal, las tareas diarias se reparten entre las voluntarias y mientras algunas cocinan pancakes y huevos removidos para todo el mundo, otros se relevan los turnos de vigilancia. La gente se reúne alrededor del fuego, uno de los pocos espacios donde escapar del frío del invierno australiano. Los lugares más cómodos se ceden a la gente mayor de la comunidad, que aprovecha para explicar historias relacionadas con el lugar y los motivos de la protesta a las personas que han venido de todas partes a apoyarlos. Uno de ellos enseña orgulloso la primera llanura de un importante diario australiano. A la portada, la fotografía de Zellenach Djab Mara, portavoz y cofundador de la Djab Wurrung Embassy, conduciendo una ceremonia ante el árbol sagrado que hay al campamento. La misma ceremonia se repite casi cada día para dar la bienvenida a las personas que llegan al campo. Cuando le preguntamos como valora el apoyo recibido, responde emocionado: “La resistencia y la gente que viene aquí es muy fuerte y muy potente. Nos llega mucha energía. Hay muchos espíritus, mucha gente de todo el mundo, y esto nos da esperanza. Nos hace sentir que somos fuertes”.

De este modo se intenta proteger unos 260 eucaliptos especialmente relevantes dentro del patrimonio cultural de los Djab Wurrung. El gobierno de Victòria tiene la intención de talarlos para llevar a cabo la ampliación de la Western Highway (autovía del oeste), ruta principal entre Melbourne y Adelaida. En el tramo conflictivo, de unos doce kilómetros, se han levantado tres campamentos alrededor de los árboles más emblemáticos. Algunos de ellos son “Birthing Trees” (árboles de nacimiento), y tienen un vínculo muy significativo con las mujeres de la comunidad para ser los lugares donde se daba a luz. Al primer campamento, por ejemplo, las tiendas se agrupan cerca del Grandmother Tree (árbol abuela), un espectacular eucalipto de 800 años con una cavidad al pie del tronco que ha visto nacer unas 50 generaciones. Otros árboles, en cambio, están relacionados con los recursos del territorio, como lo Grandfather Tree (árbol abuelo), que durante 700 años ha marcado la entrada del hospital de la comunidad, una zona fértil en plantas medicinales.

(Miembros de los Djab Wurrung en uno de los campamentos, presididos por la bandera independentista de los aborígenes australianos)

Todos estos árboles tienen un papel relevante dentro de la songline aborigen (canciones que funcionan como mapas) que recorre el territorio Djab Wurrung. Cuando los miembros de la comunidad se desplazan a través de esta songline, los árboles se utilizan como puntos de referencia. El Directions Tree (árbol de las direcciones), por ejemplo, ha sido trabajado durante generaciones para conducir los pueblos a través de esta ruta. Por otro lado, los mismos árboles, junto con canciones, rituales y danzas, contienen información acumulada durante siglos sobre varios aspectos de la cultura de los pueblos aborígenes, como por ejemplo los recursos disponibles al territorio y las maneras de vivir en armonía. Así pues, las songlines, y por tanto los elementos del paisaje que forman parte, han sido una pieza clave en la transmisión de conocimientos de generación en generación durante los más de 40.000 años que se calcula que los pueblos aborígenes habitan Australia.

El proyecto de ampliación de la autovía prevé duplicar de dos a cuatro el número de carriles en este tramo situado unos 200 kilómetros al oeste de Melbourne. El gobierno de Victòria argumenta que ya obtuvo el consentimiento de la comunidad aborigen a través de la asociación Martang Registered Aboriginal Party que, a pesar de no incluir ningún miembro de la comunidad Djab Wurrung, aprobó el 2013 el plan de gestión del patrimonio cultural. Por otro lado, miembros de la Djab Wurrung Embassy han denunciado reiteradamente la poca transparencia en la fase documental del proyecto. Recientemente, han presentado un recurso donde aseguran que no se tuvo en cuenta el informe donde se explica la importancia cultural de los árboles. Aun así, el gobierno ha decidido seguir adelante con las obras haciendo pequeñas modificaciones para salvar una quincena, pero los Djab Wurrung piden una revisión más profunda.

Ante la notificación de desalojo inmediato que entró en vigor el 22 de agosto, las muestras de apoyo y la atención mediática s´han multiplicado en todo Australia. La protesta ha cogido especial relevancia, puesto que el gobierno de Victòria está intentando, al mismo tiempo, negociar el que sería el primer tratado con la comunidad aborigen en todo Australia. Así, el hashtag #NoTreesNoTreaty (sin árboles no ha tratado) se ha convertido en uno de los emblemas de la protesta.

Actualmente Australia es el único país de la Commonwealth que no ha firmado un tratado con la población nativa. El pueblo Djab Wurrung, como otros pueblas aborígenes, reclama su soberanía, recordando que nunca lo han cedido, así como el reconocimiento de los genocidios, destrucción de patrimonio y desplazamientos forzados a los cuales han sido sometidos desde el inicio de la colonización el 1788. “Nunca ha habido un diálogo abierto en este país”, lamenta Zellenach Djab Mara, “después de 150 años sin tener nada… Bien, qué puedes negociar si no tenso nada? No tenso nada con qué negociar. Quiere decir que de alguna manera estás manipulado. Quiere decir que de alguna manera estás oprimido. Quiere decir que de alguna manera estás suprimido. […] Merecemos algo mejor como comunidad, como personas. Queremos más que esto y es nuestra responsabilidad exigirlo”.

(Fuente: Directa.cat / Autores: Anna Molas y Albert Cruz)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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