1.000 militares israelíes se establecerán en Honduras, oficialmente para entrenar tropas del país en control y protección de fronteras
1.000 militares de Israel a están a un paso de llegar a Honduras. El contingente militar capacitará a soldados hondureños, y se ubicará en la base militar José Enrique Soto Cano, Palmerola (foto adjunta). El arribo de los soldados israelíes se producirá en el marco de un tratado tripartito entre Estados Unidos, Honduras e Israel.
Los uniformados sionistas se encargarían de capacitar a las Fuerzas Armadas de Honduras y a la Policía Nacional. Al parecer, oficialmente el objetivo principal consiste en el adiestramiento de los soldados en el “control y protección” de las fronteras, para evitar la salida de hondureños rumbo a Estados Unidos.
Esta sería la segunda vez que Honduras permite la presencia de militares extranjeros en el territorio nacional; y la primera vez en la Historia de Israel, en tener un contingente militar en el extranjero. El tratado militar está en negociación y sería responsabilidad del Congreso Nacional su aprobación.
El discurso oficial define los objetivos del acuerdo como: «Capacitación en protección de fronteras, lucha contra el narcotráfico, investigación y antiterrorismo», aunque bien se sabe que, tratándose de Israel, lo que se puede esperar es adiestramiento en represión y persecución al pueblo, e ingeniería para inteligencia ilegal. Básicamente, fuerza bruta y tecnología al servicio del malgobierno local, y del imperialismo yanqui a nivel global.
Una fuente afirmo a El Heraldo, que este plan es parte de la cooperación bilateral entre ambos, previo al traslado de la embajada de Honduras de Tel Aviv a Jerusalén. Las negociaciones del tratado van bastante avanzadas entre delegaciones técnicas de ambos países, con el visto bueno de EE.UU. que apoya la llegada de los israelitas, quienes compartirían espacio con su Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (FTCB), en Palmerola.
Actualmente Honduras mantiene un convenio millonario con Israel en compra de armas, equipo militar y repotenciación de naves aéreas y marítimas. Ese convenio fue suscrito en el 2016 por el Juan Orlando Hernandez, y tiene vigencia por diez años.
Honduras se encamina a integrarse en la alianza militar y política, ya añeja y consolidada, de Israel y EE.UU. Este acuerdo nace del pedido que el gobierno hondureño hizo a Israel, al momento de las negociaciones por el traslado de su embajada en Israel, de Tel Aviv a Jerusalén. Por su parte, Israel, por medio de la Fuerza de Defensa de Israel (IDF), se comprometió en apoyar a Honduras y comenzar una negociación en la que enviaría un mínimo de 1,000 soldados.
Estados Unidos entró en la negociación por dos motivos: por un lado, tienen una base militar permanente en Palmerola; y por otro, están interesados en que Honduras frene desde adentro la masiva migración hacia EE.UU.
Uno de los acercamientos clave entre los tres países se dio en la toma de posesión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. En esa ocasión, el presidente Juan Orlando Hernández se reunió con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo. Al culminar la reunión, Hernández mencionó la creación de una alianza estratégica en el tema de la seguridad. Se destacó además una serie de reuniones, públicas y otras secretas, de los tres países para entablar una estrategia en seguridad. Meses después Hernández anunció desde Estados Unidos la apertura de una oficina comercial en la ciudad de Jerusalén.
La presencia de carteles de la droga, tráfico de armas, pandillas violentas, han sido utilizadas por el gobierno como excusas para forjar alianzas con países que se caracterizan por perpetrar violaciones a los derechos humanos permanentemente, y que, casualmente, componen el tandem de aliados en la estrategia imperialista yanqui-sionista.
Otro de los países con los que Honduras ha establecido esta clase de pactos de cooperación, ha sido Colombia. A Colombia se le ha comprado equipo militar y expertos han venido a Honduras a formar a policías y soldados. Las relaciones se han extendido hasta Brasil, que por su desarrollado sistema de aviación han reparado helicópteros de la Fuerzas Aérea Hondureña (FAH) y ahora se está a la espera de concretar un acuerdo para la adquisición de aviones de transporte. Ahora, con la venia de Estados Unidos, Honduras ha tomado a Israel como uno de sus mejores aliados en equipamiento militar y armamento para la seguridad pública.
Según las versiones gubernamentales, “estos países tienen fuerzas especiales y equipo de seguridad pública, militar e inteligencia, para poder hacerle frente a amenazas comunes; y ante la cual la lucha se ha transnacionalizado”. La realidad en esto ha sido contundente y demostrativa, ya que la única “amenaza” que el gobierno y sus aliados han atacado, han sido los movimientos sociales, el periodismo independiente y al pueblo humilde que se alza ante los atropellos del poder concentrado.
El Heraldo conoció que las armas para la creación de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) fueron vendidas por Israel a la Secretaría de Defensa Nacional de Honduras (Sedena). El último informe del costo de la seguridad en Honduras, presentado por el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), revela que Israel es la tercera nación en el mundo, que abastece de armas y municiones a este país. Además indica que Honduras importa armas principalmente de Estados Unidos, Brasil e Israel.
De enero a agosto de 2018, se destinaron 6.6 millones de dólares en la importación de armas, municiones y sus partes. Desde 2016 para acá, la cooperación de Israel para Honduras se ha intensificado con la venta de sistemas de tecnología y equipamiento. Las transferencias y acuerdos suscritos por la Secretaría de Defensa y el gobierno de Israel se mantienen como reservados, ya que según las autoridades son de seguridad nacional.
Las solicitudes de información que se hacen por medio de Ley de Acceso a la Información Pública son rechazadas por completo por las autoridades militares. Sin embargo, El Heraldo ha informado sobre el memorándum de entendimiento para promover la cooperación bilateral en el área industrial y tecnológica en materia de defensa valorado en más de 209 millones de dólares.
De esta forma se están reparando los aviones de combate F-5 y los A-37 y una flota de helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH). En los próximos meses llegará al país uno de los más poderosas de las fuerzas navales de la región y se está dotando de sistemas de comunicación y vigilancia al Ejército. Para todo esto, Israel ha desplegado pequeñas misiones de expertos, quienes permanecen en las diferentes unidades militares, capacitando a los efectivos hondureños.
Una verdadera telaraña de acuerdos, a través de los cuales el gobierno entreguista de JOH ha puesto a Honduras de rodillas ante los poderes dominantes a escala global, convirtiéndolo en una triste base de sus cuerpos de guerra e inteligencia, y admitiendo (cuando no, promoviendo) su uso en contra de los derechos de la propia población civil hondureña.
Estados Unidos mantiene una base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la capital hondureña, operativa desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno estadounidense durante la administración de Ronald Reagan. En los años ochenta, Soto Cano fue utilizada por el Coronel estadounidense Oliver North como una base de operaciones de la “contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto Cano, la “contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en Centroamérica.
La base de Soto Cano es la sede de la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento número 228 de la aviación estadounidense. Son aproximadamente 600 personas y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Es una de la bases del Comando Sur estadounidense y se encuentra a menos de 200 km. de la frontera nicaragüense.
Soto Cano también es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven dentro de las guarniciones de la base. En 2005, se empezaron a construir viviendas dentro de la base, incluidos 44 edificios de apartamentos y varias residencias para las tropas.
(Fuentes: Resumen Latinoamericano / El Heraldo de Honduras / Cuba Debate)
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