La “modernización” de Arabia Saudí por bin Salman: Cada vez más decapitaciones. 149 en 2018. Superan en número a las del ISIS
Arabia Saudí sigue aplicando su mano de hierro y en 2018 las autoridades ejecutaron a 149 presos (la pena capital se realiza mediante decapitación pública), tres más respecto al año precedente, pese a las promesas del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, de “minimizar” la pena capital en el reino. Así lo refleja la Organización Europea-Saudí para los Derechos Humanos (ESOHR) en un informe publicado este miércoles titulado “La falsa promesa de Arabia Saudí”, en el que revela que el 50% de los ejecutados en 2018 son extranjeros.
La organización, con sede en Berlín, que documenta las violaciones de los derechos humanos y tiene presencia en la ONU, indicó que “pese a que la cifra en 2018 no es la más alta de los últimos años, no ha habido una reducción en la aplicación de la pena de muerte desde 2015”, año en el que ascendió al trono el rey saudí Salman bin Abdelaziz.
De hecho, el número de ejecuciones desde 2015 hasta 2018 “ha sido el más alto desde 1992”, con su culmen en 2015, cuando 157 reos fueron ajusticiados. Unas estadísticas, documentadas por la ONG a través de las informaciones publicadas por la agencia de noticias estatal saudí SPA, que muestran que “Arabia Saudí está experimentando uno de los periodos más oscuros de represión bajo la vigilancia del actual rey y su hijo, el príncipe heredero”.
El saudí Ali Adubisi, director de la ESOHR, indicó a Efe que “el método más usado en Arabia Saudí es la decapitación” para ejecutar a los condenados y no tiene constancia de que se haya utilizado otro método el año pasado. Asimismo, aseguró que 148 de las ejecuciones han sido documentadas a través de las noticias oficiales, salvo la de una trabajadora doméstica indonesia en octubre de 2018, identificada como Tuti Tursilawati, lo cual indica que podría haber más casos.
Adubisi explicó que desde su organización “no pueden asegurar que haya otros casos” porque también hay “desapariciones forzosas” en el reino “y no hay oportunidad para investigar de forma independiente” el paradero de estas personas. Actualmente, según la ONG, hay 59 presos en riesgo de ser ejecutados, entre los que se encuentra la activista chií Israa al Ghomgham, detenida en 2015 por protestar en el este de Arabia Saudí. Si fuera condenada, sería la primera mujer defensora de derechos humanos que recibe la pena capital en el reino.
Además, la Fiscalía Saudí ha pedido la pena de muerte para cinco personas por el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul el pasado octubre, del que están acusados un total de once individuos saudíes, que supuestamente habrían matado al columnista en el interior de la legación diplomática.
Dana Ahmed, investigadora para el Golfo y Oriente Medio de Amnistía Internacional (AI), aseguró a Efe que “la novedad” en 2018 es la pena capital para personas “acusadas de protestas pacíficas”, como ocurre con Al Ghomgham. “El uso de la pena de muerte contra activistas no es nuevo, pero lo que es nuevo (en 2018) es que son acusados por sus manifestaciones pacíficas”, indicó Ahmed, añadiendo que anteriormente eran acusados de violencia para justificar un castigo de este calibre.
Al Ghomgham está inculpada de “participar en protestas” y “compartir información en las redes sociales”, entre otros cargos, ninguno de ellos relacionados con actos violentos. En una entrevista el pasado abril con la revista estadounidense TIME, Bin Salman prometió que “minimizaría” el uso de la pena capital y que existían “iniciativas” para cambiar algunas de las leyes del reino.
El pasado agosto, Arabia Saudí comenzó esas reformas, como la nueva ley 113 para las condenas a muerte a jóvenes de entre 15 y 18 años, que estipula que si un menor es acusado de un crimen castigado con la pena de muerte puede cumplir hasta 10 años en un reformatorio. Sin embargo, esto solo se aplica en los casos del llamado “tazir”, castigos que impone el tribunal a su juicio y que no están contemplados en el Corán o los hadices (dichos atribuidos al profeta Mahoma), en los que se basa la ley islámica aplicada en Arabia Saudí.
El pasado octubre, la ONU denunció que la nueva ley “todavía permite” que la pena de muerte sea impuesta a los menores entre 15 y 18 años. Para Ahmed “es un paso para reducir la aplicación de la pena de muerte contra menores”, pero aún “queda mucho trabajo por hacer”. AI ha documentado los casos de cuatro menores que continúan en riesgo de ejecución “y nada ha cambiado” con la nueva ley, como para el saudí Ali al Nimr, que fue sentenciado siendo menor de edad.
(Fuente: El Confidencial / Autor: Isaac J. Martín)
Supera al Estado Islámico en número de decapitaciones
Arabia Saudita ejecutó a 48 personas sólo en los primeros cuatro meses del año, la mitad de ellas por casos de drogas, informó la ONG Human Rights Watch (HRW), la mitad de ellas por casos de condenas por causas no violentas.
El reino árabe tiene una de las tasas de ejecuciones más altas del mundo. Se rige por una versión rigorista, fundamentalista y reaccionaria, de la sharia, la ley islámica, y aplica la pena de muerte en casos de terrorismo, asesinato, violación, robo a mano armada y tráfico de droga, entre otros, igual que la organización terrorista ISIS.
En 2017, más de un centenar de personas fueron ejecutadas en el reino. En una entrevista este mes con Time Magazine, el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman sugirió que su país podría cambiar las condenas a muerte por cadena perpetua en algunos casos, con la excepción de los casos de homicidio, algo que aún no se cumplido.
“Muchas más personas condenadas por casos de drogas permanecen en el corredor de la muerte como resultado de condenas del sistema de justicia penal”, escribió la ONG con sede en Nueva York en un informe publicado el miércoles 25 de abril. “Ya es suficientemente malo que Arabia Saudita esté ejecutando a tanta gente, pero muchos de ellos no han cometido crímenes violentos”, dijo Sarah Leah Whitson, jefa de HRW para Medio Oriente y África del Norte.
Arabia Saudita realizó una serie de tímidas reformas el año pasado, pero las organizaciones internacionales de derechos humanos le piden que haga más y cambie la forma en que se trata en el reino, con persecuciones y a los defensores de los derechos humanos.
(Fuente: InfoTalQual.com)
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