Alejandro García Sanjuán: “El informe sobre la Mezquita de Córdoba es consistente y por eso ha desatado tanto nerviosismo”

De los cuatro integrantes de la comisión de expertos sobre la titularidad de la Mezquita de Córdoba, Alejandro García Sanjuán es el especialista en historia medieval y, sobre todo, en la herencia islámica. Profesor en la Universidad de Huelva, se muestra perplejo por la polémica que han provocado las conclusiones que acaban de hacer públicas.

Desde que se publicó el informe, ha habido intentos de dinamitar la credibilidad del estudio. Hemos leído a Gloria Lora, experta medievalista de la Universidad de Sevilla, negar que no haya documentación que avale la propiedad de la Iglesia Católica. Se refiere por ejemplo a La  c rónica de los veinte reyes. ¿Qué responde? ¿No sería éste, por ejemplo, un testimonio documental como el que usted reclama para que se avale la supuesta donación?

Me remito a los argumentos que ya expuse en el artículo publicado en  eldiario.es . Esos testimonios no demuestran absolutamente nada, salvo la carencia de argumentos de quienes los esgrimen. La crónica  de los veinte reyes no es una fuente coetánea a la conquista de Córdoba y, además, no dice lo que Gloria Lora dice que dice. No existe documento de donación y las fuentes narrativas coetáneas a la conquista de Córdoba en 1236 tampoco lo mencionan.

¿Como cuáles?

Me refiero a Rodrigo Jiménez de Rada y Juan de Soria, dos miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica muy bien informados, el segundo de los cuales, además, participó personalmente en la conquista de Córdoba y en la consagración de la Mezquita. No basta repetir una y otra vez que la donación por Fernando III en 1236 está perfectamente demostrada. Hay que aportar los documentos o testimonios que lo acrediten.

¿Estamos en este caso ante una cuestión en la que conclusiones igualmente válidas pueden entrar en contradicción por las limitaciones y/o interpretaciones que se puedan hacer de hechos históricos en función de la documentación que tenemos? Quiero decir, ¿depende desde la perspectiva que se mire?

Sin duda, las fuentes son limitadas ya que, por ejemplo, no disponemos del Repartimiento de Córdoba. No obstante, las fuentes disponibles son muy claras. Según la legislación de la época (Código de las Siete Partidas ), las mezquitas eran propiedad del rey, que podía darlas a quien quisiera, y en el caso de Córdoba no hay ninguna evidencia de donación. Por lo tanto, es totalmente infundado repetir constantemente que la Mezquita de Córdoba es de la Iglesia Católica porque se la dio Fernando III. Lo que se cedió fue el uso cultural del templo, no la propiedad.

En la misma línea, ¿qué le parece el manifiesto que hemos conocido el pasado fin de semana firmado por medio centenar de profesores, en su mayoría de historia medieval, del CSIC? Literalmente dicen que “carece del mínimo rigor exigible a supuestos expertos en estas materias”…

Resulta llamativo que se acuse a la comisión de haber actuado por razones ideológicas cuando ese manifiesto ha sido promovido por alguien que milita en la Asociación Católica de Propagandistas y fue candidato de Vox y dirigente de Falange [en alusión a Rafael Sánchez Saus], y que además  se ha referido públicamente de forma despectiva a los miembros de la comisión,  lo cual dice mucho de su talante académico. De igual forma, el manifiesto alude a los autores del informe como “supuestos expertos” y eso revela que se trata de una reacción muy visceral y nada académica.

Pero no negará que está firmado por expertos…

Se trata de unas pocas personas dentro de un colectivo muy amplio que incluye en España a cientos de historiadores, arqueólogos y arabistas, entre otros. Hay que recordar que en 2015 más de un centenar de expertos nacionales e internacionales se adhirieron a la titularidad pública. Sinceramente, creo que no hay que darle más importancia a ese manifiesto, aunque sería deseable que, en lugar de contribuir a intoxicar a la opinión pública, se dedicaran a exponer y justificar sus ideas con argumentos. Lo demás es humo y propaganda.

En dicho escrito se dice que no aceptan que el edificio ha pertenecido a la Iglesia Católica “desde el mismo momento de la conquista de la ciudad por Fernando III de Castilla y León en 1236″…

Como he dicho, no hay ni un solo testimonio histórico que avale semejante afirmación. Es pura propaganda católica.

Usted es historiador, y hay quien insiste en que esta cuestión debería abordarse también desde la perspectiva jurídica, que entienden que falta en el informe, ¿lo comparte?

El informe tiene una parte histórica y otra jurídica. Carmen Calvo es profesora de derecho constitucional, no es una aficionada que no sabe de qué habla. Insisto, hay una fuerte campaña de intoxicación de la derecha católica para desacreditar al informe y a sus autores.

Serafín Fanjul, catedrático de Literatura Árabe en la  Universidad Autónoma de Madrid, entrevistado por ABC para la ocasión, sostiene que “este informe está dentro de un conjunto de actividades políticas por parte del Gobierno del PSOE y los neocomunistas de Podemos para enfrentarse a la derecha”. ¿Se siente en medio de una batalla política?

No milito en ninguna organización política y mi trabajo en la comisión ha sido estrictamente profesional. Como historiador, estoy convencido de que la Mezquita de Córdoba ha sido siempre patrimonio común de todos los cordobeses y, desde 1984, Patrimonio de la Humanidad.

¿Qué responde a los que dicen que la comisión a la que pertenece ha sido un instrumento “para dar cobertura a disputas ideológicas o de intereses” y que ello puede confundir a la opinión pública?

La Iglesia Católica ha llegado a recurrir al argumento de la conspiración judeo-masónica para atacar a la comisión. Parece evidente que el informe es bastante consistente, porque ha desatado un notable nerviosismo en la iglesia y en la derecha católica. Por eso se han lanzado a una desaforada campaña mediática de desacreditación.

¿Se está batallando por una cuestión nominal o por conseguir que la gestión del monumento, y sus ingresos, estén en manos públicas, habida cuenta de que estamos hablando del segundo monumento más visitado de Andalucía?

La Mezquita de Córdoba es un sitio histórico absolutamente singular que desde el año 2006 ha sido secuestrado por la Iglesia Católica. Desde entonces se ha convertido en un centro de promoción de la fe católica, supeditando su valor histórico a los intereses confesionales. No es razonable que un sitio histórico de esa importancia se gestione conforme a criterios confesionales en lugar de profesionales.

¿Pero esto qué consecuencias reales tiene sobre el monumento?

La comisión no cuestiona en absoluto el culto católico en la Mezquita de Córdoba, pero la situación creada con la inmatriculación genera enormes obstáculos a la hora de valorar la importancia histórica del monumento, que radica en su singularidad. Se trata del símbolo principal de la dinastía Omeya de Córdoba y es la única mezquita del periodo de Al-Andalus que se ha conservado prácticamente intacta. La Iglesia Católica lleva años intentado ocultar esa identidad histórica del monumento por razones puramente ideológicas. El propio obispo de Córdoba publicó en 2010 un artículo en la prensa exigiendo que se eliminara la palabra “mezquita” de su nombre, lo cual hicieron, aunque después tuvieron que rectificar. Todo esto no es aceptable desde el punto de vista de la gestión del patrimonio histórico.

De cara al compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez de publicar los bienes registrados por la Iglesia Católica al calor de la reforma de la Ley Hipotecaria llevada a cabo en 1998 por el Gobierno del PP, ¿cree que arrojará más luz?

Las inmatriculaciones son el fruto de un privilegio concedido a la Iglesia Católica por el Gobierno de Aznar. Me parece positivo que los ciudadanos tengamos acceso a toda la información sobre las inmatriculaciones.

(Fuente: el diario.es / Autora: Consuelo Durán)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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