Brasil: Latifundistas urden grandes incendios en Amazonia para aumentar las plantaciones de soja y los pastos para el ganado
Hasta el 20 de agosto, el Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) reportó un total de 72.843 incendios en Brasil, lo que representa un aumento de más del 80% en comparación con el mismo período de 2018. Ambientalistas y pueblos indígenas apuntan a Bolsonaro, quien desde que llegó al poder aposto por desarrollar la minería y la ganadería en la Amazonia.
Más de dos tercios de la Amazonia se encuentran en Brasil y los grupos ambientalistas culpan al gobierno del presidente Jair Bolsonaro pues su política de apertura de las zonas protegidas han traído aumento de la deforestación. Hace solo unas semanas, el jefe del Inpe fue despedido después de una discusión con Bolsonaro sobre los datos de perdida de selvas.
“Estos fuegos son todos de origen humano, unos con propósito y otros accidentales, pero siempre por la acción humana. Para que haya un incendio natural se necesita que haya rayos, pero en toda esta región central de Brasil y el sur de la Amazonía, hay una sequía muy prolongada, hay lugares con casi tres meses sin una gota de agua”, explicó el investigador del Programa Incendios de Inpe, Alberto Setzer.
El INPE dijo que desde el jueves de la semana pasada, las imágenes satelitales detectaron 9.507 nuevos incendios forestales, principalmente en la cuenca del Amazonas, ya que produce el 20 por ciento del oxígeno en la atmósfera terrestre. También es vital en los esfuerzos actuales para frenar el calentamiento global. La semana pasada Bolsonaro echó al director del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), Ricardo Galvão, por difundir datos sobre los incendios.
Ante esta crisis que ya está circulando en redes sociales bajo el hashtag #PrayForAmazonia, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó este miércoles a las organizaciones no gubernamentales de causar los incendios en la Amazonía, para “provocar al Ejecutivo” por retirarles sus fondos. El ultraderechista explicó que da la sensación de que los incendios tienen el objetivo de enviar mensajes al exterior porque ocurrieron en “lugares estratégicos de la Amazonía”.
Desde que llegó al poder, Jair Bolsonaro ha propuesto un giro radical en política medioambiental, que pasa por la defensa de la explotación de la selva tropical, la legalización de la minería en las reservas indígenas y la reducción de la fiscalización en áreas protegidas.
Provocados para aumentar plantaciones de soja y los pastos para el ganado
Primero llegan los grupos mafiosos para extraer madera, seleccionan los árboles que les interesan, luego prenden fuego a lo que queda y cortan a ras del suelo para abrir camino a las plantaciones de soja, y sobre todo, generar pastura para ganado. Luego de 10 o 15 años estas parcelas se degradan y son abandonadas. El Amazonas no llega a recuperarse a corto plazo.
“Bala, buey y Biblia” es el lema bolsonarista, el motor de los incendios que desde hace días están arrasando con la selva amazónica, con su biodiversidad única y con los pueblos originarios que en ella -y con ella- existen. Son 74.155 incendios en lo que va del año según datos oficiales. La magnitud del desastre es tal que el lunes pasado en la ciudad de San Pablo se hizo de noche a las 3 de la tarde por el humo del fuego y las quemas. Esto es una crisis civilizatoria.
Mientras Bolsonaro sale a culpar a las ONG de querer hacer propaganda contra su gobierno con este desastre, la realidad es que los estancieros -envalentonados por la reaccionaria política oficial y los continuos ataques del presidente brasilero a ambientalistas, políticas ambientales, órganos estatales, pueblos originarios y todos aquellos que critiquen su accionar, a los que engloba bajo el mote de “comunistas”-, organizaron el “día de fuego” para “demostrarle a Bolsonaro que están listos para trabajar”.
Según el portal Brasil de Fato (que cita al periódico local Folha do Progresso), uno de los responsables de los incendios dijo: “Necesitamos mostrarle al presidente que queremos trabajar y la única forma es derribando. Y para formar y limpiar las pasturas, es con fuego”, señaló uno de los organizadores.
La aceleración de la deforestación del Amazonas, del Cerrado y del Pantanal brasilero, así como también sucede en el gran Chaco argentino y paraguayo, ahora en Bolivia, donde también se están quemando miles de hectáreas, está asociada a la expansión de la frontera agropecuaria.
Según estudios e informes internacionales, de no cambiar el modo de producción y alimentación industrializada, especialmente el consumo de animales por el primer mundo -países compradores de carne y granos para alimentar ganado que Latinoamérica exporta-, no sólo los bosques y selvas nativos van a desaparecer, sino que la misma humanidad y la vida como la conocemos en este planeta corren serios riesgos de irse al olvido, no sin antes pasarla muy mal.
A este ritmo, alcanzar la meta del Acuerdo de París de un aumento de 1.5 °C por sobre los niveles preindustriales es más un chiste que una utopía. Pero lamentablemente, un chiste que nos llevará a todos al desastre, comenzando con las poblaciones más vulneradas, como campesinos y pueblos originarios, que son desplazados violentamente y pierden sus modos de vida y sustento a manos de mafias ganaderas y agroindustriales en connivencia de estados autoritarios como el actual Brasil.
Rezar no sirve. Hay que derrotar a estos gobiernos autoritarios, demenciales y al servicio del capital. Son las grandes empresas, como la JBS -implicada en sobornos al “expresidente” Temer, por ejemplo- las que están detrás de estas acciones y que se enriquecen a costa de explotar a la Naturaleza, las personas y arrasar con la vida y cultura de los pueblos latinoamericanos.
Por los incendios en el Amazonas, en San Pablo “anocheció” más temprano
Este lunes estuvo marcado por un “anochecer” antes de lo esperado. Según los sitios meteorológicos, se esperaba que la noche comenzara a las 19 hs en la ciudad de San Pablo, pero a las 15 hs de ese día la ciudad ya estaba tan oscura que en varios puntos las luces de la vía pública se encendían automáticamente. En otras ciudades del interior del estado paulista también se registró este “fenómeno”.
Según Franco Villela ,del Instituto Nacional de Meteorología (INMET), el anochecer fuera de horario fue el resultado de la combinación de un frente frío, que trajo la humedad del océano, y de las partículas, transportadas por los vientos, que llegaron desde los incendios forestales de los estados de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, en la frontera con Bolivia y Paraguay. Según el meteorólogo, estos materiales ayudaron en la formación de nubes y, con esto, aportaron aún más oscuridad.
El gobierno de Bolsonaro está tratando de ocultar los datos de deforestación , incluso toma represalias despidiendo al ex director del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), Ricardo Galvão , por haber publicado datos sobre deforestación y en algunos medios.
Desde el Gobierno trataron de buscar diferentes causas para explicar los incendios. Una fue la posibilidad de causas naturales (sequías) para incendios forestales, pero los números no mienten. Los datos del satélite de referencia AQUA_M-T administrado por la NASA muestran que el número de brotes de enero a agosto es el más alto registrado en los últimos cinco años.
Al no poder explicar los incendios por “causas naturales”, este miércoles, Bolsonaro insinuó que organizaciones no gubernamentales (ONG) pueden estar detrás de los incendios. “Puede haber, sí, y no estoy afirmando, una acción criminal de esos ’oenegeros’ para llamar la atención contra mi persona, contra el Gobierno de Brasil, y esa es la guerra que nosotros enfrentamos”, declaró a periodistas.
Para reforzar su tesis que busca criminalizar a quines se oponen a sus políticas, el presidente ultraderechista, aseguró que que su Gobierno ha “cortado el dinero público que iba para las ONG” que operan en la región amazónica, con proyectos “supuestamente” volcados al cuidado del ecosistema.
Es sabido que la ausencia de lluvia y calor puede provocar incendios espontáneos, pero no explica por qué la temperatura está aumentando y, lo más básico de lo básico, que la práctica de provocar incendios es uno de los métodos más utilizados para “despejar” la tierra para plantar nuevos cultivos o para dejar espacio para el ganado. No ver la responsabilidad de la “quema forestal” es hacer la vista gorda ante la depredación ambiental en beneficio de unos pocos que impone el Gobierno para beneficiar a los empresarios del campo.
Los datos muestran que los estados de Mato Grosso del Sur y Rondônia son los líderes en el número de “incendios” en este corto período (un aumento del 100% en el primero y un aumento aproximado de 4 veces en el segundo). Dejando de lado las manipulaciones, antes descriptas, que intenta imponer el Gobierno , el vínculo del oficialismo con la “bancada ruralistas” (como se llama a los diputados y senadores ligados a los negocios agrarios) o la idea de Bolsonaro de que el medio ambiente es un obstáculo para el crecimiento económico, explican el aumento de la quema indiscriminada. Agregamos otra información: el aumento en el número de incendios en el sur de Pará, este fin de semana, debido al “día del incendio” anunciado por los agricultores locales para mostrar el trabajo realizado al Presidente.
La conservación del medio ambiente (uso racional de los recursos ambientales) está intrínsecamente relacionada con la perpetuación de la vida en la Tierra, debido a las condiciones climáticas, como también está totalmente vinculada a los problemas de salud de la población. En un informe reciente del sitio G1, los datos oficiales del Ministerio de Salud muestran que las muertes por problemas cardiorrespiratorios han aumentado un 14% en los últimos 10 años, debido a la contaminación del aire.
La contaminación del aire provocó la muerte de millones de personas en el mundo y que cuestiones como esta son cooptadas por el mito de la sostenibilidad dentro del capitalismo, pero los datos más recientes muestran la emergencia que necesitamos relacionar la defensa del medio ambiente con la cuestión de la salud.
Los ataques en varios niveles del gobierno de Bolsonaro, un gobierno reaccionario y títere de intereses imperialistas para saciar la sed de ganancias que depende, en su base, de la explotación depredadora del los recursos ambientales y la explotación, solo tienden a aclarar cada vez más a lo que este sistema nos obliga. Las prerrogativas de este sistema de explotación imposibilitan articular un proyecto ecológico consecuente, transformando en un engaño las alternativas de sostenibilidad o la creación de un “capitalismo verde”.
La destrucción de la Amazonia y el medio ambiente para la satisfacción de la sed de ganancias de los empresarios pone en riesgo las condiciones de vida de toda la humanidad. Lo sucedido en San Pablo muestra como las quemas indiscriminadas ponen en riesgo, no solo a las poblaciones del Amazonas, a millones de trabajadores y sectores populares que sufren el impacto de los aluviones, inundaciones, polución de los rios y napas subterráneas, además del saqueo de las riquezas, la expropiación de las tierras y el deterioro de sus condiciones de vida. Frenar este saqueo es de vital interés para los trabajadores y jóvenes.
(Fuente: La Izquierda Diario)
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