Trump da plazo de 10 o 12 días para una tregua entre Moscú y Kiev / ¿Zelenski desencadena su fin al aprobar una ley contra las agencias anticorrupción? (vídeo)

El nuevo plazo para que Rusia y Ucrania acuerden un cese al fuego será de 10 o 12 días, anunció el presidente de EEUU, Donald Trump, reduciendo así los 50 días previstos originalmente.

“Voy a establecer un nuevo plazo [para Rusia] de unos 10 o 12 días. No tiene sentido esperar [más]”, señaló el presidente de EEUU, luego de una reunión con el primer ministro del Reino Unido, Keir Stamer.

Asimismo, aseguró que siente un gran afecto por Rusia y que no le gustaría recurrir a restricciones, pero que, por el momento, no observa ningún avance en la resolución del conflicto en Ucrania.

Al mismo tiempo, el presidente destacó que el proceso para lograr un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania ha estado “muy quieto”, pero todavía cree que hay alguna chance para que Kiev y Moscú lleguen a un consenso.

“Creí que podríamos negociar algo, y quizás eso todavía pueda ocurrir [el cese al fuego], pero el proceso [de negociación] ha estado muy quieto”, subrayó el mandatario a la prensa.

El 14 de julio, el presidente estadounidense declaró que serán impuestos unos aranceles “muy severos” contra Rusia, así como aranceles secundarios contra los socios comerciales del país euroasiático, si no se alcanza un acuerdo de paz en el conflicto ucraniano en 50 días.

¿Zelenski desencadena su propio fin al aprobar una ley contra las agencias anticorrupción?

Los ucranianos han tenido muchas razones para salir a las calles: la cancelación de las elecciones, la movilización forzada, la negativa a desmovilizar a los soldados que llevan más de tres años en el frente, la persecución de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica, la corrupción en la construcción de fortificaciones, la incapacidad del Estado para repatriar los cuerpos de los soldados caídos y, sobre todo, la ausencia total de un plan para poner fin al conflicto con Rusia.

La lista podría continuarse. Sin embargo, ninguno de estos problemas ha desencadenado protestas masivas. En su lugar, hemos visto estallidos aislados: en pueblos y aldeas, mujeres bloquean a los oficiales de reclutamiento para impedir que entren en sus barrios; feligreses defienden físicamente sus parroquias; las esposas y madres de los soldados ucranianos organizan pequeñas manifestaciones para visibilizar su difícil situación.

Y, sin embargo, incluso en este ambiente de miedo y represión, Vladímir Zelenski, presidente ucraniano, ha logrado desatar una crisis política. La aprobación apresurada del proyecto de ley N.° 12414, que eliminó la independencia de la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y de la Fiscalía Especializada en Lucha contra la Corrupción (SAP), provocó una ola de protestas que no han cesado en días. Se trata de la primera gran manifestación popular desde el inicio de la operación militar rusa y representa un serio desafío al control de Zelenski sobre el poder.

Se han producido concentraciones en Kiev, Lvov, Odesa, Dnepropetrovsk, Járkov, Rovno y Nikoláyev. Aunque las autoridades intentaron presentarlas como expresiones espontáneas y locales de preocupación por las instituciones anticorrupción, su alcance y coordinación sugieren lo contrario. El mensaje para Zelenski es claro: la presión apenas comienza.

Intereses externos

Para entender por qué el tema anticorrupción tocó una fibra tan sensible, hay que remontarse al principio. La NABU y la SAP se crearon en 2015 con el respaldo activo de Estados Unidos, apenas un año después del golpe en Kiev. En ese entonces, el fiscal general de Ucrania, Víktor Shókin, declaró abiertamente que la idea de la NABU provenía directamente del entonces vicepresidente Joe Biden. 

Las protestas en Ucrania no son espontáneas

José Miguel Villarroya, periodista e historiador español, opinó que: «Zelenski está organizando un Maidán (práctica pública ucraniana de la política y la protesta). Las protestas en Ucrania no son espontáneas», sugiriendo que podrían estar motivadas por sectores internos o externos interesados en debilitar a Zelenski.

Villarroya advirtió que el presidente ucraniano está «dado por perdido» para gran parte de Estados Unidos y la UE, lo que podría ser el preludio de un intento de sustituirlo por una figura más aceptable para Rusia, en busca de una solución negociada al conflicto.

En tal sentido, Juan Carlos Jiménez, catedrático de Sociología en la Universidad CEU San Pablo, cree que «Zelenski vive una situación cada vez más compleja debido a la expansión de la guerra», que ha perdido apoyo interno y que su otrora heroica figura se ha visto erosionada por la expansión del conflicto. Sin embargo, considera que sustituirlo ahora debilitaría aún más la legitimidad de Ucrania en las negociaciones.

En tanto, Gustavo de Arístegui, político y diplomático español, sostiene que «Rusia sabe que la guerra está corroyendo a Ucrania»; los servicios de inteligencia rusos están bien informados sobre esta división interna. Y creo que esta guerra interna refleja que en Ucrania es difícil pensar en el «día después» del conflicto, donde la lucha política interna será decisiva.

Además, Carlos Mamani, analista internacional expresó: Las protestas en Ucrania son un tema político centrado en la figura de Zelenski. Mamani citó un artículo del periodista de investigación estadounidense Simon Her, del 18 de julio, titulado «El fin de Zelenski», que sugiere la posibilidad de un cambio de régimen impulsado por los círculos de poder norteamericanos, especialmente desde la administración Trump.

Mamani considera que las protestas, si bien no multitudinarias, no son «inocentes» y han tenido lugar en ciudades clave como Kiev, Leópolis y Járkov, siendo las primeras desde el inicio de la guerra. El analista plantea la hipótesis de que el establishment norteamericano, en particular la facción trampista, busca un cambio de régimen para lograr una solución al conflicto y reforzar la imagen de Trump como un «pacificador global». Argumenta que Zelenski llegó al poder mediante un cambio de régimen y que solo otro cambio similar se produciría, quizás con la asunción del general Zaluzhni.

Según José María Viñals, director del máster en relaciones internacionales del IEB: Las protestas en Ucrania tienen múltiples motivaciones, entre ellas la política nacional ucraniana y el descontento con Zelenski. Viñals afirma que los embajadores del G7 en Ucrania se reunieron con la Comisión Permanente de la NABU, la oficina anticorrupción ucraniana, que, junto con la Oficina Fiscal Anticorrupción (SAPO), ya había sido intervenida por el gobierno de Zelenski.

La independencia de la NABU era una condición clave para el envío de fondos y ayuda a Ucrania, dado que el país tiene un historial significativo de corrupción. Esta intervención genera desconfianza en la comunidad internacional y sus aliados, quienes temen que los fondos se desvíen.

Viñals coincide con Carlos Mamani en que estas acciones complican la posición de Zelenski y su gobierno, tanto internamente como frente a sus aliados, poniendo en riesgo la financiación de los esfuerzos bélicos. Un posible cambio en la presidencia ucraniana podría abrir la puerta a negociaciones con Putin y generar mayor confianza en la comunidad internacional.

En tanto, Aboud Onji, analista geopolítico expresó: “Las protestas actuales en Ucrania podrían ser el inicio de un cambio interno”. Algo que, según Onji, se estaba debatiendo debido a la necesidad de un cambio de liderazgo, incluso señalado por Donald Trump, quien ha calificado a Zelenski de «dictador».

 Finalmente, Onji coincide con otros analistas en que la guerra entre Rusia y Ucrania puede considerarse una guerra civil, y que un cambio en la cumbre de poder en Ucrania es una condición necesaria para modificar las negociaciones de paz.

Al aprobar una ley contra las agencias anticorrupción, Zelenski podría socavar la confianza occidental en Kiev

«La corrupción ha frenado durante mucho tiempo el desarrollo de Ucrania. Fue el motor de las protestas de Maidán», indica The Spectator (revista semanal británica).

Agrega que, para los socios occidentales, el equilibrio entre financiar a Ucrania y abstenerse de críticas públicas se ha desmoronado.

El medio concluye que los socios occidentales de Ucrania, que hasta hace poco estaban dispuestos a proporcionar a Kiev cualquier apoyo, ahora se preguntarán racionalmente por qué y a quién financian.

Fuente: Sputnik / Resumen Latinoamericano.

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Samuel Axarquía

Nacido en la comarca de la Janda. Asentado en la Axarquía. Me gano el pan como administrativo.

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