SUA: “La clase obrera andaluza, organizada y consciente estaremos en la marcha a Rota contra las bases”
La secretaría federal del Sindicato Unitario de Andalucía ha emitido una nota de prensa a propósito de la convocatoria de la marcha a la base de Rota que reproducimos a continuación:
¿Por qué los trabajadores y trabajadoras debemos reivindicar y luchar por la paz y oponernos a la guerra?
A pesar de que el Estado español está en guerra contra Rusia en Ucrania, a favor de los EEUU, la UE y la OTAN, y nos hacen creer que no, de la misma manera, también cada jornada que acudimos a nuestro centro de trabajo, estamos en guerra, y también nos hacen creer que no, pero hay bajas todos los días entre nuestras filas. Cada vez emplean armamento más sofisticado contra nosotras. Tenemos en frente un ejército bien organizado, con estrategia y objetivos claros, que día a día va avanzando y realizando conquistas mientras que nosotros vamos retrocediendo. ¿Cuál es esa guerra?, ¿Quién es el enemigo?, ¿cuál es el campo de batalla?
El multimillonario yanqui Warren Baffet, una de las mayores fortunas de ese país y del mundo, entre sus frases famosas hay una que dice: “hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos”. Esa guerra se llama guerra de clases, según Baffet, o en términos más clásicos lucha de clases. Nuestro enemigo es el capital y el sistema capitalista, los ricos que tienen el poder en todos los sentidos y son los dueños de los medios de producción a nivel nacional y mundial. Nuestro campo de batalla es el infierno capitalista del centro del trabajo al que cuando entramos cada día, sabemos que nada más importa allí a la empresa que el negocio, que en la cuenta de resultados a final de año haya beneficios y cada vez más. Y a costa de lo que sea, como la vida y la dignidad de sus trabajadores y trabajadoras que allí morimos en los llamados accidentes de trabajo, que precisamente son evitables y no se evitan porque eso afectaría a la cuenta de resultados y por ello decimos que son asesinatos. Nuestras bajas, nuestros heridos, nuestros muertos en esta guerra de clases.
Y si sobrevivimos una jornada más, no somos considerados ni tratados como seres humanos, sino como recursos humanos, como capital humano. Al mismo nivel que las máquinas y los productos que la casta empresarial compra para realizar el proceso productivo. Sí, nos compran como a otro producto cualquiera. Adam Smith, padre del liberalismo, estudiado en todas las universidades y escuelas de economía del mundo, en su libro la riqueza de las naciones habla de los trabajadores como la demanda de seres humanos, de la misma manera que el capital demanda materia prima para la producción. Sí, nos compran por un salario y usan nuestros cuerpos para generar riqueza y valor de la que luego se apropian para su uso, disfrute y acumulación. Por ello nos prostituyen, nos cosifican y niegan nuestra dignidad como seres humanos. Pero como ese valor es la vida que desgastamos produciendo, cuando se lo apropian nos quitan poco a poco la vida, si no nos la habían quitando antes en un “accidente”.
Pero ese enemigo, no podría infringirnos todo ese inmenso daño, sufrimiento y muerte y robo de vida a la inmensa mayoría de la humanidad, si no fuera por los estados capitalistas que tienen todas sus instituciones al servicio de garantizar un marco de acumulación capitalista al capital, al servicio del expolio y la guerra contra la clase obrera, sustentado finalmente en el ejercicio de la coacción y la violencia. Y la política exterior está al servicio de mantener este estado de cosas. Cuando las leyes del mercado que ellos mismos se han inventado se vuelven contra sus intereses, cuando la diplomacia o la extorsión de la amenaza de ruina por la deuda pública no son eficaces, luchan con todos sus medios e instituciones militares (ejercito, pentágono, OTAN…), por conservar la hegemonía y el marco de acumulación de capital a nivel mundial, involucrando en esa lucha a todos los estados satélites subordinados.
Esas instituciones nacionales e internacionales de los estados occidentales capitalistas e imperialistas al servicio de los capitales de sus oligarquías, de su acumulación a nivel mundial y por el control de recursos naturales, están detrás de la mayoría de las guerras de la humanidad desde la misma fundación del capitalismo. Así, que esta guerra imperialista de EEUU, Europa y la OTAN contra Rusia en Ucrania es parte de la lucha del capital contra la clase obrera mundial, y aunque aquí todavía no llegan las bombas físicas, ya estamos pagando con nuestras vidas esta guerra, ya estamos pagando con nuestras vida armas, munición y equipamiento militar que enviamos a Ucrania y ya estamos pagando con nuestras vidas cuando compramos a precio desorbitado más alto cada día, todo aquello que precisamente necesitamos para la vida.
La política exterior de las clases dominantes de Occidente (hoy UE y EEUU) no se caracteriza por la prudencia. Persigue designios criminales, ponen en juego prejuicios nacionales y dilapida en guerras de piratería la sangre y las riquezas del pueblo. Así definía la política exterior de las clases dominantes Carlos Marx en el discurso inaugural de la I Internacional.
¿Ha cambiado en algo la política exterior de los Estados en los que nos ha tocado en suerte vivir? Después del más de siglo y medio transcurrido desde que Marx pronunciara aquellas palabras, podemos afirmar que la sed de sangre no ha sido saciada, que han perfeccionado el arte de saquear pueblos en todos los rincones del planeta y de reducir Estados enteros a escombros (Libia, Irak, Afganistan, Siria…). Y todo esto dirigido y financiado por los gobiernos turnistas que han alcanzado el honor de tener en sus manos nuestros recursos y nuestras vidas tras las correspondientes elecciones democráticas, ya fueran de derechas o de izquierdas.
Desde la guerra de Francia contra Prusia en 1870 hasta la actual guerra de Occidente contra Rusia en Ucrania, nuestras clases dominantes han regado de cadáveres las calles de todo el planeta. Pero, desde la conquista y saqueo de América hasta la I internacional, el panorama anterior a este último siglo y medio de la política exterior de nuestras clases dominantes no difería en nada. La guerra, el saqueo, la piratería y la injerencia en los asuntos internos de los Estados subordinados son las características principales de la política exterior de lo que hasta ahora ha sido el centro del sistema-mundo moderno en el que el nace, crece y se desarrolla el sistema capitalista que las trabajadoras y trabajadores padecemos en nuestras carnes.
La clase obrera consciente y organizada en el Sindicato Unitario de Andalucía también compartimos la propuesta de Marx expuesta en el discurso inaugural:
“…las inmensas usurpaciones realizadas sin obstáculo… han enseñado a los trabajadores el deber de iniciarse en los misterios de la política internacional, de vigilar la actividad diplomática de sus gobiernos respectivos, de combatirla, en caso necesario, por todos los medios de que dispongan; y cuando no se pueda impedir, unirse para lanzar una protesta común y reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones”.
Después de unos años sin convocatorias de protesta común contra la presencia de bases extranjeras en Andalucía, el Sindicato Unitario de Andalucía junto a otras organizaciones políticas y sociales retomamos la convocatoria de la tradicional Marcha a la base norteamericana en Rota (Cádiz). Las organizaciones convocantes decidimos, tras el acto, constituirnos en la Plataforma Andaluza Bases Fuera, OTAN No, a la que se han ido sumando más organizaciones y más personas están al frente de la organización del acto. Ya tenemos convocada la marcha de 2023 que será el próximo 16 de abril.
El compromiso que adquirimos al participar en esta propuesta común contra las relaciones militares de las potencias capitalistas centrales es un doble compromiso. A nuestra condición obrera se le une nuestra condición de andaluzas y andaluces. A nuestro país le ha tocado en suertes ser plataforma y diana de las guerras imperialistas. Así se confirma con la presencia de las bases norteamericanas de Rota y Morón, la británica de Gibraltar o la española de Viator, el centro logístico a instalar en Córdoba o nuestros puertos de donde se exportan armas para Estados agresores que vengan a defender los intereses de Occidente. Este es el papel geoestratégico que nos asignan nuestros conquistadores.
La izquierda que no se una a esta protesta común para reivindicar que las sencillas leyes de la moral y la justicia presidan las relaciones entre individuos y entre las nacioines, no estará defendiendo los intereses de la clase obrera. Hubo una izquierda asesinada o silenciada por el franquismo, hubo una izquierda que cayó en la tentación del sillón y del vivir del trabajo de los demás tras cuarenta años de ideologización social-liberal. Tras ochenta años de asesinatos, represión y reeducación liberal, de esa izquierda tan sólo nos queda una caricatura. Viven del recuerdo heroico en la lucha obrera, en la lucha antifascista, pero traicionando su memoria cuando aplauden a manos llenas al nazi Zelenski, cuando aprueban el envío de armas a países en conflicto, cuando apartan la mirada ante la represión de las manifestaciones obreras o cuando premian con medallas la presencia de bases norteamericanas en nuestra tierra, bases de muerte y sufrimiento contra pueblos y naciones hermanas. Ya lo dijo Varoufaquis, ministro de economía de Grecia en 2015 tras el triunfo electoral de SYRIZA (formación griega hermana de PODEMOS e Izquierda Unida), que venían a “salvar al capitalismo”.
Y también, el andalucismo que no se una a esta protesta común para reivindicar que las sencillas leyes de la moral y la justicia presidan las relaciones entre individuos y entre las naciones, no estará defendiendo los intereses del pueblo andaluz, de nuestra patria. Uno de nuestros hechos diferenciales que nos caracteriza como andaluzas y andaluces originarios es la lucha constante por la Paz. Permitir, activamente o por pasividad, que nuestra tierra sea lanzadera de muerte contra seres humanos y el convertirnos en diana de guerra de quienes deben defenderse de los ataques militares que Occidente lance desde nuestra tierra, es no defender a Andalucía. Es un andalucismo que en nada puede parecerse al andalucismo revolucionario de nuestro padre de la patria.
Marx dijo, “el capital tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza, la naturaleza y a los seres humanos”. El sistema capitalista es el más sibilino, oculto y potente sistema de apropiación de la riqueza por una minoría oligárquica dominante de todos los que han existido en la historia humana.
Así que, en nombre e interés de la humanidad, por convicción ética, por conciencia e interés de clase obrera y por identidad andaluza vayamos todos y todas a esta guerra y sigamos luchando hasta erradicar de la faz de la tierra el capital y al sistema de muerte que es el sistema capitalista.
La clase obrera andaluza, organizada y consciente, esteremos en la marcha a Rota contra las bases y contra la OTAN el próximo 16 de abril, convocada por la Plataforma Andaluza bases fuera, OTAN No
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