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¿Por qué Jaro?

Por Anjo Formoso Varela

Los días 19, 20, 21 y 22 de octubre fueron juzgados en Madrid 12 activistas independentistas galegos, en el marco de la operación Jaro, acusados ​​de pertenencia a una organización delictiva y ensalzamiento del terrorismo.

Los herederos del Tribunal de Orden Público franquista solicitan 102 años de prisión para los 12 militantes de Causa Galiza y Ceivar detenidos en 2015. La reapertura de este proceso político por parte de la Fiscalía de la “Audiencia Nacional” contra dos fuerzas independentistas en nuestro país, no es más que expresión del proceso fascista del actual régimen de la tercera restauración borbónica.

Aunque no compartimos el mismo proyecto o espacio político, luchamos contra el mismo enemigo, la oligarquía criminal que administra como empresa el Régimen del 78 como consecuencia del triunfo militar de la guerra de clases de 1936-1939, y de los posteriores pactos ignominiosos de la “Transición”. que componían la dictadura en una pseudodemocracia parlamentaria.

La involución reaccionaria del aparato represivo del Estado español, que sólo provoca la indefensión de los sectores obreros y populares agredidos por sus políticas al servicio del Ibex 35, pretende inyectar miedo y disuadir al pueblo trabajador gallego de luchar por los derechos y libertades negados por el capitalismo y el Proyecto imperialista español.

En este país, la criminalización de la independencia no es nada nuevo. Desde principios de este nuevo siglo, se han producido varios intentos de ilegalización de las fuerzas independentistas que luchaban por la liberación nacional y social de Galicia. Además de la importancia de los antecesores del juicio político de la Operación Jaro, hay una singularidad: los nombres de las operaciones.

En junio de 2005, la Guardia Civil lanzó la operación Cacharrom contra seis líderes de BRIGA. La organización tenía solo un año y había pretendido impulsar las movilizaciones contra el desfile de las fuerzas armadas en A Corunha de ese año, exigiendo acciones de sabotaje. Aunque ninguno de los detenidos entró en prisión, el operativo presumió una advertencia a los jóvenes que querían involucrarse en la independencia activa.

En noviembre de ese mismo año 2005, la Guardia Civil emprendió el segundo acto de esta farsa de inspiración fascista. Diez militantes de AMI fueron trasladados a Madrid en la llamada Operaçom Castinheiras, con registros en domicilios privados y centros sociales, así como el linchamiento mediático del conjunto del movimiento.

Las dos operaciones contra BRIGA y AMI, que no se justificaron en ningún proceso penal contra las organizaciones, pero que buscaban el objetivo de señalar públicamente la militancia en las estructuras juveniles como una actividad de riesgo de la que debían distanciarse, fueron bautizadas con los apodos de dos Guardia Civil asesinado por GRAPO en 1978 (Manuel Vázquez Cacharrón, Guardia Civil fusilado en la plaza de Abastos de Compostela), y en 1980 (Ricardo López Castiñeiras, Guardia Civil ejecutado en A Corunha).

Pero, ¿por qué Jaro? ¿Por qué este nombre? En este caso, la retranca de la Guardia Civil utilizó el nombre de una técnica de caza que consiste en aislar a la presa y matarla.

Actualmente, siguiendo los ejemplos de los nombres, ha finalizado la Operación Volhov contra el “estado mayor” de Carles Puigdemont. Esta operación de la Guardia Civil toma su nombre del río ruso que fue escenario en 1941 de una batalla entre los nazis y el ejército soviético, en la que los nazis obtuvieron la victoria con el apoyo de la “División Azul” española. Por tanto, esta operación constituye una disculpa o banalización del nazismo.

Estos hechos, además de resaltar (aún más) el carácter reaccionario del aparato represivo del Estado español, demuestran que el enemigo no da puntada sin hilo y no se olvida de los suyos, sus caídos (los abatidos que dieron nombre a las operaciones Cacharrom y Castiñeiras se produjeron años antes de que existieran las organizaciones juveniles agredidas). Independientemente de los años que pasen, el Régimen del 78 siempre tiene presente los suyos.

Esta es la importancia de tener en la memoria a nuestros caídos en la lucha por una Galiza independiente y socialista, como hemos fijado este año desde Agora Galicia-Unidade Popular en el acto de la Jornada de Galiza Combatiente, donde Benigno Álvarez y Moncho Reboiras fueron homenajeados como parte de Galiza que no se arrodilla, como aportes de la Revolución Galega.

Además de rendirles homenaje, es necesario tomarse en serio su voluntad y romper con el proyecto oligárquico de la España post-franquista del Régimen del 78º. Una necesidad histórica que hoy es de especial importancia. La ruptura se derivará de la capacidad de reconstruir un movimiento de liberación nacional de carácter socialista, con capacidad de desafiar la hegemonía a nuestra clase y enemigo nacional. La juventud revolucionaria galega tiene un papel decisivo en esta tarea.

Fuente: Primeira Linha

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