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Podemos se define sobre Andalucía cuando habla sobre Cataluña

La situación catalana ha obligado a todos -también a Podemos/IU- a tomar posiciones y a clarificar su discurso, estrategia y orientación políticas. La retórica vacía, la ambigüedad calculada; el uso ventajista de la manipulación y la ignorancia; no aguantan bien en un escenario políticamente tensionado, como el que ha provocado Cataluña. Todos se han visto obligados a retratarse. Y no sólo sobre Cataluña. También sobre Andalucía.

LA HISTORIA COMO ESCENARIO POLITICO

Podemos ha venido utilizando desde hace tiempo una versión manipulada de la historia de la Transición en Andalucía. Frente a la manipulación del PSOE sobre el significado del 4D y el 28f ha sostenido otra manipulación, la suya (en la que convenientemente olvidan siempre las estafas de los Estatutos de 1981 y 2007). Frente a la versión susanista del “agravio comparativo” como corsé españolista para las reivindicaciones andaluzas le han opuesto no una visión alternativa sino otra lectura aparentemente distinta pero asentada en las mismas bases y objetivos que los que enuncia el PSOE: eliminar del horizonte cualquier curso político propio andaluz y darle sentido a Andalucía sólo desde una instrumentalización española, sea con uno u otro color partidario. La crisis catalana les ha obligado a darle protagonismo, intentando incluso utilizar la experiencia andaluza como aval para su actuación en relación a Cataluña.

Si el PSOE enfatiza ahora sobre el 4D como una presunta acción por la uniformidad española (“Andalucía por la igualdad”) Podemos, por su parte, ha reconvertido retrospectivamente el 4D de 1977 sólo en una movilización en la que Andalucía se pronunció por ser “como la que más”. Y sin negar la presencia entonces de ese aspecto, le han puesto interesada sordina a los otros dos elementos esenciales de aquella protesta que le dieron carácter y fondo: uno, la afirmación de Andalucía como pueblo específico y dos, la exigencia de que Andalucía fuera sólo lo que quisieran los andaluces, porque sólo desde Andalucía se podían resolver los problemas andaluces.

Podemos ha hecho apología no de los méritos sino precisamente de los limites políticos del 4D cuando lo ha comparado a las ultimas Diadas catalanas. Recordemos que en el 4D andaluz había deseos y aspiraciones pero no claridad en causas, medios y objetivos -y por eso fue asimilado y obviado- como sí lo ha habido en las recientes protestas catalanes. En el 4D, además, fueron organizaciones españolas (o de ámbito español, que a estos efectos es lo mismo) las que entonces llevaron la batuta y ordenaron el proceso; en tanto ahora en Cataluña son organizaciones catalanas.

Y por supuesto se han olvidado del “Pacto de Antequera” de 1978 que sustituyó al 4D (hasta el punto de provocar la ausencia de manifestación aquel año) para encauzar aquel impulso y encerrarlo en el marco constitucional.

Pablo Iglesias y Teresa Rodriguez han loado el llamado “desbloqueo” de la autonomía andaluza tras el referéndum del 28f y lo han presentado como modelo cara a Cataluña para posibilitar ese referéndum trampa -“pactado y legal”, dicen- en el que asientan uno de los pilares de su discurso catalán.

Se refieren a lo que en 1980-1981 fue una reinterpretación retrospectiva de la Ley que permitía -usando el  art. 144- dar por buena para Andalucía la vía autonómica del 151 puro (un artículo hecho aposta por Clavero Arévalo para que nadie lo pudiera transitar). Un apaño legal.

Se han olvidado de recordar que entonces coló esa operación -pactada inicialmente por UCD y PSA-PA y a la que se apuntaron el resto, incluido el PSOE- porque políticamente era necesario y útil y además tolerable para el Régimen español. Permitía reintroducir a Andalucía en el proyecto constitucional español y apagar un foco social peligroso sin demasiado coste: porque se veía que el futuro lo iba a gestionar un PSOE afín y porque el Estatuto que estaba cocinándose por consenso de UCD, PSOE, PCE y PSA-PA le daba a España claras garantías de sometimiento andaluz. Nada que ver con actual cuestionamiento catalán del orden español.

En sentido negativo pero ilustrativo, el Régimen español no dejó entonces que Navarra se fusionara a la C.A. Vasca, por ejemplo. Y además -y esto es importante- a través de los Pactos Autonómicos de 1981 el Régimen se encargó de desactivar la singularidad de Andalucía, sumergiéndola en el pantano de las Murcias, Castillas, Extremaduras, Riojas… que obtuvieron regaladas gracias a esos pactos instituciones parlamentarias y otros añadidos que el art. 143 -a las que estaban destinadas- no contemplaba en un principio. El Régimen español no podía arriesgarse entonces a quedarse a 5: Cataluña, CAV, Galicia, Andalucía y “España Profunda”; por lo que pudiera pasar. Ese fue -por cierto- el auténtico “café para todos”. (Que aquí coló sin pena ni gloria porque aquí empezó muy pronto a colar todo).

Así pues, lo que han venido haciendo Pablo Iglesias y Teresa Rodriguez no es tanto recuperar la historia para llamar la atención sobre la necesidad de adaptar “la ley a la democracia” cuanto asumir, hacer propia y hacer propaganda de una antigua estafa política contra Andalucía; intentando vendérsela como modelo a los catalanes utilizando a los andaluces. Lo mismo que, por cierto, hacen Garzón y Maillo desde IU -la vieja casa de Iglesias- cuando dicen que quieren a Andalucía como “vacuna” frente al proceso catalán.

Y AL FINAL: LA ESTRATEGIA

Podemos ha hecho sonsonete de su linea ante Cataluña todo lo que reafirme a. Que la solución a las demandas de Cataluña no puede resolverse en Cataluña sino en España (que es lo que le da a su dirigencia protagonismo y justificación). B. Que esa resolución ha de ser pactada; “legal” según la ley española, claro. Podemos (o sus delegaciones) consecuentemente nunca ha sido no ya “independentista” sino tampoco realmente “soberanista”. Podemos no ha reconocido nunca de hecho la soberanía del pueblo catalán ni directa ni indirectamente. Tampoco ha sido nunca rupturista. De ahí su negativa a reconocer ni al referéndum del 1º de octubre ni a la proclamación de la República Catalana el 27.

Las variaciones tácticas provocadas por la evolución de los acontecimientos o la necesidad de situarse ante la represión española sin perder espacio político no han alterado estas premisas estratégicas que están en el núcleo constitutivo de Podemos (y de IU, por no dejarla atrás)

En ese contexto del Podemos de Pablo Iglesias se sitúa el Podemos de Teresa Rodriguez (por silencio, también el de Diego Cañamero) y por supuesto la IU de Garzón/Maillo.

Recapitulemos hechos para repasar como se aplican en la practica estas premisas.

En septiembre pasado en torno a la Diada, Anticapitalistas -corriente/asociación interna fundadora de Podemos a la que pertenece Teresa Rodriguez-  publicó en internet un comunicado en el que apoyó la actuación de las fuerzas políticas y sociales que han iniciado la insumisión catalana. Sin embargo, cuando Teresa Rodríguez en una larga entrevista radial en Canal Sur fue preguntada sobre la situación de Cataluña su argumentario fue entonces sustancialmente similar a los de Iglesias, Colau -y áun a los de Coscubiela- al menos en lo políticamente relevante. Hasta el punto de que la ausencia de diferencias sustantivas permitió explicar la entonces prácticamente nula repercusión de la entrevista, ya que se limitó a explicitar ideas que –en medio del paroxismo de la crisis catalana- no resultaban especialmente incomodas para el Poder español. Entonces dijimos: “Si pesamos política y mediáticamente a Teresa Rodríguez en relación a Anticapitalistas resulta evidente el muy diferente eco y consecuencias políticas de uno y otro posicionamiento. Imaginemos qué hubiera ocurrido si Rodríguez –portavoz del tercer grupo en número de escaños en el Parlamento andaluz- difunde la posición pública de Anticapitalistas sobre esta cuestión en lugar de atenerse al guion de Pablo Iglesias/Colau y cuales hubieran sido sus consecuencias en el debate político y social andaluz. ¿No hubiera sido eso, además, un ejercicio práctico de esa “solidaridad” –en este caso con Cataluña- con la que tanto justifican su existencia las organizaciones de ámbito estatal español? Un apoyo especialmente relevante al provenir de Andalucía, con todo lo que ello implica en Cataluña”.

Al poco, el 13 de Septiembre, Teresa Rodriguez y Miguel Urbán publicaron en el diario La Vanguardia un articulo titulado “Del “daño irreparable” al 1-O. Por el derecho a decidir” en el que la dirigente citada afirmaba, pareciendo rectificar: “Agotadas la vía federalizante del Estatut y la búsqueda de un referéndum pactado con el Estado –como se hizo en los casos de Quebec y Escocia–, sólo queda desde el punto de vista democrático reconocer la legitimidad de la convocatoria del referéndum el próximo 1 de octubre y que sea la ciudadanía catalana la que decida si quiere o no separarse del Estado español para, como sería deseable, poder llegar luego a un nuevo tipo de relación, basada en la voluntad y no en la fuerza, entre todos los pueblos del Estado español.” Y anotamos entonces el cambio, aun con todas las reservas y prudencias pertinentes y con nuestra expresa disconformidad con la salida deseada por Rodríguez.

Pero poco duró este reconocimiento por Teresa Rodriguez -y lo que representa- de la legitimidad del “unilateralismo”, utilizando los términos al uso, que vienen a ser sinónimos de una estrategia nacional propia no subordinada ni dependiente. La sucesión de acontecimientos y el acoso del PSOE los pondrían pronto de nuevo en sintonía con Pablo Iglesias.

Aquí los datos.

El 27 de octubre se proclama la República Catalana. Luego y de inmediato Iglesias declara que considera “ilegal” e “ilegítima” la “declaración de independencia” catalana. Al punto Teresa Rodríguez y José Mª González Kichi se desmarcan pública y políticamente de un nuevo comunicado de Anticapitalistas sobre Cataluña en el que estos reconocían la legitimidad del accionar catalán, situándose expresamente al costado y detrás de Iglesias. Y para cerrar el episodio, Iglesias vuelve a declarar que “considera fuera de Podemos” a los que reconocen la soberanía del Parlamento catalán.

¿Porque esta secuencia de hechos? ¿Por “reconocer” o “no reconocer” a la República Catalana, como dijo simplificadamente alguna prensa?. En absoluto. La causa -como bien percibió y planteó el jefe y autodefinido “patriota español” Iglesias- es que Podemos no reconoce la legitimidad del procedimiento de proclamación de la República Catalana y por tanto tampoco reconoce la soberanía inherente y capacidad constituyente del Parlamento catalán para la nación catalana. Podemos sólo ve y acepta procesos “de la ley a la ley” española y administrados y dirigidos en y desde España. Un punto central que nos afecta directamente a Andalucía porque los motivos que hacen incompatible a Podemos con el curso catalán son perfectamente aplicables a un desarrollo soberanista de la lucha andaluza.(*)

Por eso al plegarse a la posición de Iglesias, asumirla y sostenerla lo que hicieron Kichi y Teresa Rodriguez fue mucho más que asegurarse un lugar o un puesto dentro de Podemos. Negaron también para Andalucía su soberanía. Incluso a través de su Parlamento.

Por eso se puede decir que cuando han hablado sobre Cataluña se han definido sobre Andalucía.

Y esto último nos interesa sobremanera.

[PS. ¿Y Cañamero…? ¿Dónde está políticamente?. Ahora que toca, ¿qué ha dicho o qué dice?. Hasta ahora y desde hace semanas y semanas, nada. “No sabe, no contesta”. Así pues, por omisión, se puede inferir y responder: donde Iglesias, Kichi y Teresa. Porque hay silencios que hablan por sí mismos.]

(*) Sobre estos asuntos ver mis artículos: “Contra el federalismo español” y “Objetivos de Andalucía y cretinismo constitucional”

(Fuente: Revista de Pensamiento Andaluz / Autor: Javier Pulido)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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