La masacre estadounidense en Ras Issa (Yemen): 74 civiles asesinados y 200 heridos porque Washington quería “socavar su poder económico”
En una peligrosa escalada que encarna las tendencias criminales y la brutalidad de Estados Unidos hacia Yemen, aviones estadounidenses lanzaron ataques aéreos directos contra el puerto petrolero de Ras Issa, en la gobernación de Al Hudaydah, apuntando a una instalación civil, trabajadores y empleados, en una de las masacres más horribles jamás cometidas contra la humanidad.
Una masacre total fue perpetrada a sangre fría por Washington contra trabajadores civiles que buscaban su sustento, en una escena que rezumaba asesinato deliberado y brutalidad. Sus ataques no estaban dirigidos contra un sitio militar, sino contra un sitio civil, cuyo ataque es criminal según el derecho internacional y humanitario. El Comando Central de Estados Unidos ha justificado la masacre en X para “socavar el poder económico” de Yemen.


La Agencia SABA informa de que “decenas de mártires cayeron en el primer momento, con sus cuerpos destrozados, sus huesos mezclados con el hierro del puerto, sus rostros distorsionados hasta el punto de desaparecer los rasgos, y el suelo transformado en una escena insoportable de contemplar, dada la enormidad del desastre. No pasó mucho tiempo antes de que las ambulancias y los vehículos de defensa civil acudieran al lugar, pero los aviones del enemigo estadounidense estaban al acecho y regresaron una vez más para bombardear el área y a los sobrevivientes restantes, atacando a los equipos de rescate en un complejo crimen de guerra que viola todas las leyes internacionales”.
“El saldo preliminar de muertos asciende a 74 mártires cuyas vidas fueron arrebatadas de forma injusta y agresiva, y 171 heridos luchan por sus vidas en los hospitales, algunos de ellos sin extremidades, otros cuyas familias no pudieron identificarlos debido a la gravedad de las quemaduras y los fragmentos”.
Los equipos de rescate continúan excavando entre los escombros en busca de los desaparecidos. El puerto se ha transformado en una fosa común.


La declaración estadounidense no sólo ignora la sangre yemenita, sino que también revela una tendencia criminal profundamente arraigada y una hostilidad flagrante hacia todos los que rechazan la hegemonía y los dictados estadounidenses.
La masacre de Ras Issa no es un incidente aislado, sino más bien un capítulo de un único libro titulado “El genocidio sionista estadounidense”. Lo que ocurre hoy en Yemen está en armonía con lo que ocurre en Gaza: el mismo asesino, las mismas bombas, los mismos cuerpos destrozados bajo los escombros del silencio internacional.
La agresión estadounidense contra Yemen ya no es meramente militar; Se ha convertido en una agresión contra el espíritu libre y contra la postura yemení de apoyo a Palestina y de rechazo a la sumisión. Washington ha decidido castigar al pueblo yemení con bombardeos, masacres masivas y ataques contra civiles e instalaciones civiles.


La masacre de Ras Issa ha expuesto una vez más la hipocresía de la comunidad internacional, revelando la complicidad de las organizaciones de derechos humanos que permanecieron en silencio, de los gobiernos occidentales que sonrieron maliciosamente y de las Naciones Unidas que no nombraron al asesino. Este silencio es una colaboración en el crimen y una mancha de vergüenza que no se borrará.
El Ministerio de Agricultura y Pesca advierte de un desastre ambiental por el derrame de petróleo provocado por el ataque
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Recursos Hídricos advirtió sobre los peligros de contaminación marina resultantes de la agresión liderada por Estados Unidos contra el puerto petrolero de Ras Issa en la Gobernación de Al Hudaydah, que resultó en el derrame de grandes cantidades de petróleo al mar.


El ministerio explicó en un comunicado recibido por la Agencia de Noticias Yemenita (Saba) que el bombardeo provocó la destrucción de instalaciones portuarias y tanques de almacenamiento, lo que provocó que petróleo tóxico y materiales industriales se filtraran al agua del mar, lo que advierte de un desastre ambiental inminente en el Mar Rojo, que podría conducir a la destrucción del ecosistema marino, la muerte de grandes cantidades de vida marina y amenazar la riqueza pesquera, que es una fuente de sustento para cientos de miles de familias yemenitas.
El Ministerio advirtió que la propagación de derrames de petróleo en aguas territoriales yemeníes podría conducir al cierre de grandes zonas de pesca, perturbar la actividad marítima y afectar significativamente la seguridad alimentaria del país, dadas las difíciles condiciones humanitarias y económicas que enfrenta Yemen.
Organizaciones ambientalistas internacionales han pedido que se condene este crimen y se ayude a contener el derrame de petróleo resultante del ataque al puerto para mitigar sus desastrosos efectos sobre el medio marino.
La declaración responsabilizó directamente a Estados Unidos de este crimen y sus graves repercusiones humanitarias, ambientales y económicas, subrayando que el silencio de la comunidad internacional, encabezada por las Naciones Unidas, alentó la agresión para cometer tales crímenes.
Fuente: SABA.
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