La masacre de civiles con drones israelíes; estrategia marroquí para sembrar el terror en el Sáhara Occidental

La guerra del Sáhara Occidental comenzó con un desarrollo notable con el transcurso del tiempo desde su anuncio el 13 de noviembre de 2020 hasta transcurridos 19 meses cuando aparecieron nuevos e inusuales métodos que no eran muy esperados en ese momento. Con el aumento de operaciones militares del Ejército de Liberación Saharaui, que mantuvo la iniciativa durante el período señalado, la potencia ocupante – el Reino de Marruecos – tuvo que recalcular para mantener el status quo y limitar sus ataques a los mismos sitios en el muro para no ir más allá de ese punto a lugares más lejano del muro, lo que revela la situación interior que vive el ejército marroquí y demuestra a la opinión pública las tensiones que vive Marruecos.

Estos enfrentamientos se están produciendo a lo largo del muro de la vergüenza con diversos grados de intensidad. Tras el ataque de las unidades especiales saharauis en la zona de Touizgui en el norte y El Guerguerat en el sur a principios de 2021, el régimen marroquí, después de insistir durante los primeros 10 meses en negar la existencia del enfrentamiento bélico y dar órdenes a todos sus medios de comunicación para que no cubran sus sucesos, tuvo que revelar sus papeles iniciales en esta guerra, que es la dependencia de equipo y experiencia israelí para limitar y/o reducir los ataques y el avance de las unidades del Ejército de Liberación Saharaui hacia posiciones muy avanzadas, pero que puede confundir las cartas del ejército marroquí y configurar otro escenario que no se tuvo en cuenta para esta guerra.

La primera aparición de tres drones de reconocimiento (UAV) entregados a Marruecos por Israel en enero de 2020, tanto en el aeropuerto ocupado de Dajla como en el de Smara, fue el primer indicio de que la ocupación marroquí había hecho un cambio en la ecuación sobre el terreno, que materializó después del martirio del comandante de la gendarmería saharaui Dah El Bendir el pasado mes de abril de 2021 después de que se ejecutara un ataque aéreo con esta avanzada e intrusiva arma en la región y en la guerra entre los ejércitos saharaui y marroquí desde el inicio del conflicto armado a mediados de los años setenta. Más esclarecedor es el hecho de que lo ha convertido en la columna vertebral de su defensa para limitar el progreso de las fuerzas saharauis a pesar de los muchos defectos de este tipo de drones, lo que ha causado que los pocos países que lo poseen no dependan de el como un arma fundamental en sus batallas y en su estrategia bélica, por su necesidad de depender de tecnología de cuarta generación (4G), lo que facilita la penetración y el control de estos aviones por el enemigo, sean cuales sean los programas con los que se maneja remotamente.

En el Sáhara Occidental, y debido a la especial situación de esta zona, los defectos de los drones son más por su composición y método de uso, pero también por la debilidad del servicio que ofrece la cuarta generación (4G). Y así lo demuestran algunas áreas específicas cubiertas por el muro de la vergüenza, que sigue siendo en la actualidad el eje central en la política de defensa del ejército de ocupación marroquí para frenar en la medida de lo posible el avance del ejército saharaui, que carece de fuerza aérea para atacar en las profundidades del sur de Marruecos o enclaves estratégicos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Esta situación sirve de gran utilidad para el ejército de ocupación, que todavía depende de la estrategia defensiva estática, y está satisfecho con ella siendo un pilar en su enfoque expansionista, conformado por bases bien conocidas que cuentan con fuerzas de acción rápida para dar la impresión de poder penetrar y avanzar para golpear la moral de los combatientes del ejército saharaui que dependen de material tradicional para apuntalar una guerra de desgaste que comenzó el 13 de noviembre de 2020.

El plan del régimen marroquí hacia el muro de la vergüenza y los civiles en los pasos comerciales en las estrechas fronteras en la sensible zona fronteriza tripartita entre el Sáhara Occidental, Argelia y Mauritania, requiere un estudio especial y urgente, incluso con planes a corto plazo que se puedan desarrollar posteriormente en función de cada defecto, deficiencia o evolución en la estrategia del enemigo, no solo los planes militares sino a nivel externo y político. Como es bien sabido, el Frente Polisario logró, después de una larga consulta y muchos intentos, cumplir las condiciones necesarias para incorporarse como parte del IV Convenio de Ginebra en el 2015, siendo así el primer movimiento de liberación nacional en la historia en lograrlo, lo que le da la capacidad para movilizarse en este aspecto con el fin de garantizar la protección total de los civiles en una guerra en curso a pesar de la negación de la otra parte de la misma Convención, 

Cabe destacar que de conformidad con la parte dispositiva del artículo (2) que reza ”además de las disposiciones aplicables en tiempos de paz, la presente Convención se aplicará en caso de guerra declarada o cualquier otro conflicto armado que pueda estallar entre dos o más de los Partes Firmantes, incluso si ninguna de ellas reconoció el estado de guerra…” que se aplica de acuerdo con el Artículo (6) ‘‘tan pronto como cualquier conflicto u ocupación haya comenzado y mencionado en el Artículo 2. La aplicación de este acuerdo en los territorios ocupados cesarán un año después del final de la operación Sin embargo, la potencia ocupante está obligada por las disposiciones de los siguientes artículos de la presente Convención: 1 a 12, 27, 29 a 34, 47, 49, 51, 52, 53, 59, 61 a 77 y 143, por la duración de la Ocupación mientras este Estado ejerza funciones de gobierno en los territorios ocupados” lo que significa, según ambos artículos, que el éxito en la consecución de los objetivos en éste ámbito abrirá la puerta a la protección de los civiles saharauis en los territorios ocupados bajo la actual situación, además de que en el caso de que se establezca de nuevo un alto el fuego sin la retirada de las fuerzas de ocupación, allana el camino a la extensión del mandato de la MINURSO para incluir la protección de los derechos humanos para proteger a nuestros ciudadanos, que se ha vuelto imposible con Francia como miembro permanente vetando de forma reiterada las resoluciones contrariamente al Cuarto Convenio de Ginebra mencionado arriba.

Hablar de limitar la actual guerra en el Sáhara Occidental solo al área militar es un gran error, o de otra manera, acorta el camino hacia el trágico final, ya que debe haber un acompañamiento diplomático, mediático y civil a esta batalla hasta que los cuatro áreas converjan simultáneamente dando lugar a un enfrentamiento militar, apoyo político, guerra mediática y resistencia civil, si no, ciertamente será imposible lograr esta estrecha conexión a través de acciones desequilibradas. Solo basta con mirar la política tomada por el enemigo en relación a los acontecimientos recientes en el Sáhara Occidental, que se centró en ocultar la guerra, el asedio mediático y la distorsión y tergiversación de los hechos sobre el terreno, movilizó el apoyo político de algunos países árabes a su política expansionista además del papel de Francia en el Consejo de Seguridad, trató posteriormente de sacar a la Unión Africana del conflicto y luego impuso una represión desproporcionada a los civiles saharauis en los territorios ocupados. Por lo tanto, cualquier paso que persiga ser coherente debe contrarrestar la estrategia enemiga antes mencionada, sino constituirá un debilitamiento de la batalla que estamos librando para lograr las aspiraciones de nuestro pueblo para conseguir la soberanía sobre todo nuestro territorio nacional.

En suma, cualquier intento de hacer que el ejército saharaui se involucre en la escalada anunciada según las declaraciones de los líderes militares, sin la acción multidimensional mencionada anteriormente, lo convertirá inevitablemente en presa de la alianza militar del enemigo con algunas potencias extranjeras, y nos costará mucho en un momento en el que somos capaces de redefinir la estrategia de la ocupación y cambiar el equilibrio de poder sobre el terreno a nuestro favor sirviéndonos de las cuatro áreas anteriores. El legado de las cuales es inevitablemente amplio y no hay lugar para prescindir de ninguna de ellos para lograr la diferencia necesaria hacia el objetivo deseado de independencia y libertad para el pueblo saharaui. Solo lograremos la victoria.

Saldremos victoriosos…cuando nos armamos y encarnamos una imagen que refleje la relación del ejército como defensor de la patria y tratando con el exterior, cuando nuestra versión de los hechos gane, cuando obliguemos al enemigo a hacer lo que queremos, y cuando logremos un consenso nacional para nuestra posición“.

Fuente: ECSaharaui.

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