La “liberal” Comisión Europea autoriza ahora ayudas públicas alemanas a empresa de microchips
La innegable centralidad en torno a los microchips y semiconductores ha sido uno de los elementos de las provocaciones que Occidente ha hecho a China con respecto a Taiwán. Resulta que la mayor parte de la producción de estos componentes necesarios para gran parte de la producción industrial actual se sitúa en este territorio chino.
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) está invirtiendo alrededor de 3.500 millones de euros en un complejo industrial en Dresde, Alemania, y poseerá el 70% del capital, mientras que el fabricante holandés de chips NXP, el alemán Infineon y Bosch tendrán el 10% cada uno.
El proyecto es de central importancia para la industria alemana ya que se llevará a cabo la producción de semiconductores para alimentar a la industria automovilística alemana, actualmente en plena transición hacia la producción de vehículos eléctricos.
Este aspecto interesa mucho a la Unión Europea, que está adoptando una política cada vez más proteccionista: la Comisión Europea propone gravar las importaciones de vehículos eléctricos chinos hasta un 36,3%.
A continuación, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajó a Dresde y anunció hoy la autorización de una ayuda pública por parte del gobierno alemán a TSMC por importe de cinco mil millones de euros para la construcción de la fábrica.
No es la primera vez que los alemanes inyectan dinero público en empresas de capital privado, ya que se han realizado inversiones por valor de unos 115.000 millones de euros en este sector desde la introducción de la Ley Europea de Chips, en febrero de 2022.
Ursula von der Leyen incluso afirmó que toda esta inversión “es sólo el comienzo” y que “se trata de una auténtica revolución inversora para el sector europeo de los chips“, destacando el deseo de que se implemente un “fondo de competitividad” como parte de la iniciativa para invertir en “tecnologías estratégicas y proyectos de interés común europeo”.
Esta “ayuda pública”, además de contradecir toda la narrativa neoliberal que se promueve por los medios de difusión ideológica de los que dispone la Unión Europea, también representa una contradicción respecto del papel que debe tener el Estado en la economía.
Mientras, por ejemplo, las políticas de la Comisión Europea ponen a los astilleros andaluces en la piqueta por la imposibilidad de recibir ayudas públicas y han hecho cerrar distintos sectores industriales en Andalucía por la misma razón o se le obliga a someterse a los dictados de Bruselas con la amenaza de sanciones, Alemania puede invertir libremente dinero público en diversos sectores sin que le pase nada.
Fuente: Abril Abril.
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