Haití: «víctima de un caos orquestado que le impide definir su propio rumbo»
Haití alguna vez fue autosuficiente en cereales. A principios de los años 70 del siglo pasado producía prácticamente todo lo que necesitaba. Cinco décadas después, el país caribeño compra a Estados Unidos el 82% del arroz que consume la población. La causa son las políticas de ajuste estructural impuestas al país, que estimulan las importaciones e impiden que el Estado financie la economía agrícola. Una de las consecuencias es el desempleo, que actualmente afecta al 70% de la población.
Quien hace esta valoración es la haitiana Camille Chalmers, líder del partido Rasin Kan Pèp La (reagrupación socialista para una nueva iniciativa nacional). En su opinión, Haití es víctima de un “caos orquestado por organizaciones imperialistas”, que quieren seguir defendiendo sus intereses comerciales. Para ello, deben impedir que el pueblo haitiano logre la autodeterminación y elija su propio camino de desarrollo.
Por ello, Chalmers se opone a cualquier intervención internacional en Haití, como la recientemente aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Ya hemos pasado por varias intervenciones. Cada vez que se hace esto, la situación empeora”, dijo a Brasil de Fato . “La situación actual es resultado de una intervención imperialista”, añadió, en referencia a la misión de paz encabezada por Brasil de 2004 a 2017.
El líder político, que habló con Brasil de Fato por videoconferencia desde Puerto Príncipe, enumeró una lista de actividades económicas en las que se manifiesta esa lógica.
«Desde principios del siglo XX, el imperialismo invirtió para estructurar la industria azucarera en Cuba y República Dominicana, y asignó a Haití la tarea de proporcionar mano de obra barata para estas industrias. Para mantener esto, es importante que las condiciones laborales y los estándares sociales sean pésimos”, denunció. También mencionó que Haití es estratégico por la existencia de recursos esenciales para las empresas transnacionales, como el oro que se encontraría en la región norte del país.
La existencia de metales preciosos en el país es “una zona gris”, afirmó el profesor de Rio Grande do Sul Ricardo Seitenfus, doctor en Relaciones Internacionales, exrepresentante de la OEA en Haití (2009-2011) y autor de libros sobre el país caribeño. “Muchos dicen que Haití es rico en metales preciosos, pero nada de esto ha sido probado hasta la fecha”, afirmó.
En cuanto a la caída de la producción de arroz, de hecho hubo un estímulo de Estados Unidos para que Haití redujera los aranceles y, así, promovera la importación de arroz producido en el estado norteamericano de Arkansas. El favorecimiento de las importaciones y la reducción de las oportunidades laborales en el campo provocaron una migración hacia las ciudades, que, en palabras de Seitenfus, acabó convirtiéndose en «una bomba, con barrios marginales por todas partes».
Escenario de crisis grave
Altísimos niveles de desempleo, recesión económica, altísima inflación anual y una población con muy bajo poder adquisitivo son datos que ilustran el escenario de grave crisis que vive el país, cuyo elemento más claro y popular es la violencia rampante y el colapso de las instituciones, con gran parte de la capital bajo control de pandillas.
Otro ejemplo, señalado por Camille Chalmers, de la forma en que la administración norteamericana contribuyó a este escenario es el hecho de que Washington hizo “todo lo posible para combatir” PetroCaribe, un programa de venta de petróleo creado por Hugo Chávez cuando era jefe de Estado. de Venezuela (1999-2013) y que suministró materias primas a 16 países en condiciones financieras “excepcionales”.
Ricardo Seitenfus confirmó el hecho, pero también señaló una salvedad que atribuye parte de la responsabilidad a los haitianos. «Es cierto que Estados Unidos intentó impedir [la implementación de PetroCaribe]. Hay documentos que demuestran esta resistencia. Pero el problema es que se malversaron tres mil millones de dólares», afirmó el profesor jubilado.
Verdadera solidaridad con Haití
Para Camille Chalmers, Estados Unidos quiere mantener el control de la política haitiana porque teme una posible alianza entre Cuba, Venezuela y Haití, «lo que produciría un cambio en el equilibrio de fuerzas en el Caribe». Esta alianza podría configurarse, a su juicio, a través del mencionado PetroCaribe, programa que el gobierno venezolano mostró interés en reactivar el año pasado. Otro caso que llama la atención Chalmers es el papel desempeñado por los médicos cubanos en zonas remotas de Haití, que redujo las tasas de mortalidad materna y representa un ejemplo de lo que podría ser la “verdadera solidaridad con Haití”.
Pero esto no funciona porque, además de la presión internacional, existe la complicidad de directivos que –argumenta Chamers– son nombrados por misiones internacionales, sin la participación de la sociedad. Entre ellos estaría el actual gobierno del primer ministro Ariel Henry, quien asumió tras el asesinato de Jovenel Möise, en 2021.
Fuente: Abril Abril.
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