Éxito de la huelga del 8M del movimiento feminista en Andalucía. 65% de paro y ciento de miles en las manifestaciones (videos)

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Andalucía se sumó ayer a la histórica jornada reivindicativa de las mujeres, en lucha contra la discriminación, la desigualdad y la violencia de género. Las capitales de provincia y las principales ciudades fueron escenario de multitudinarias concentraciones, manifestaciones, marchas y numerosos actos con un denominador común: el grito de ¡basta! lanzado por miles de mujeres contra la que consideran una situación a la que le ha llegado su hora final.

Según los datos recabados a las 14.30 horas, un 65% de trabajadoras y trabajadores de Andalucía había secundado los paros de dos horas convocados por UGT y CCOO. Destaca el 81% de seguimiento en Agricultura y manipulado, el 70% en Industria y Construcción, el 60% en Transportes públicos, el 59% en Medios de comunicación y el 51% en Servicios. Dentro de la administración pública, según estos sindicatos, la jornada ha tenido especial relevancia en Correos, administración local, autonómica y central, con un 84% de seguimiento; del 62% en Sanidad y del 59% en Educación.

En la Junta, con 47% de media que ha secundado los paros parciales y con un 4,6% en la huelga de 24 horas, de jornada completa. El seguimiento del paro parcial o por horas alcanzó el 30% en la administración general, incluidos los entes y las empresas públicas, un 45% de los profesionales de Salud, y en Educación el porcentaje llegó al 55%.

En cuanto a la huelga de 24 horas, si el porcentaje general de seguimiento fue de un 4,6%, por sectores las cifras fueron de un 3% en la Administración General, un 5% en Salud y un 6% en Educación.

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Las manifestaciones

En Huelva fueron miles las que salieron a la calle, 20.000 según los convocantes. La manifestación partió desde la plaza del antiguo Estadio Colombino. Ya en ese momento se podía ver que la respuesta a la llamada de protesta era grande, pero la presencia de mujeres fue aumentando conforme la comitiva se iba dirigiendo hacia la plaza de las Monjas, por la avenida Federico Molina y Gran Vía, donde concluía poco después de las 21.30 horas.

En Cádiz, más de 5.000 se echaron a la calle para tomarla desde las siete de la tarde. La convocatoria superó todo tipo de expectativas. La marcha por la igualdad ha partido a las siete de la tarde de la plaza de San Antonio. Entre los colectivos que se manifestaron estaba el de las trabajadoras de los servicios externalizados de limpieza, que denunciaron lo precario de sus condiciones laborales.

Por otro lado, la sede del PP de Cádiz amaneció con la puerta y parte de la fachada manchadas de pintura color violeta, “color con el que se identifica lamentablemente el radicalismo en España” según ha informado el secretario general del PP de Cádiz, Antonio Saldaña.

Una cifra similar saló a la calle en Jerez de la Frontera. A las seis de la tarde arrancó la manifestación a recorrer la calle Larga de Jerez. La marcha llegó a alcanzar casi 5.000 personas y hubo presencia colectivos de mujeres de otras poblaciones cercanas, como Rota, Sanlúcar, Chipiona o Conil.

Málaga en su conjunto escuchó ayer los gritos de miles de personas, 50.000 según la coordinadora 8M, en la manifestación del Día de la Mujer más amplia en la historia de la ciudad. Si una imagen vale más que mil palabras, baste la de una marcha compacta y bastante ordenada que casi se toca en sus extremos: es decir, cuando la cabecera de la manifestación enfilaba la recta final para entrar de nuevo al punto de partida de la plaza de la Marina, de allí acababan de salir los últimos manifestantes para emprender la marcha hacia la calle Larios.

En Almería, la jornada reivindicativa fue convocada por la Plataforma Provincial 8-M Almería y la marcha hizo el recorrido desde Puerta Purchena hasta la Plaza de las Velas. Unas 20.000 personas según los convocantes desbordaron el Paseo de Almería la noche del jueves para protestar contra la violencia de género, la brecha salarial, el acoso sexual, la desigualdad de oportunidades y las trabas a la conciliación familiar y laboral. La pancarta de la Plataforma de Acción Feminista de Almería alcanzó la Plaza de las Velas, fin del trayecto, cuando los últimos ciudadanos todavía esperaban en la Puerta Purchena para recorrer los 800 metros del itinerario de la convocatoria.

En Jaén miles de personas, 5.000 según los convocantes, llegadas de distintos puntos de la provincia y en su mayoría mujeres, han participado en una marcha en la que se ha pedido con fuerza que la igualdad entre géneros sea real. La manifestación ha comenzado puntual, a las seis de la tarde, desde el Parque de la Concordia, para terminar en la Plaza de la Constitución.

En Córdoba unas diez mil personas, según la Policía Local, recorrieron las calles del centro de la ciudad pidiendo igualdad entre hombres y mujeres. A la marcha se fueron añadiendo integrantes hasta alcanzar los quince mil, según confirmaron las mismas fuentes. Las organizadoras de la protesta llegaron a asegurar en la plaza de la Corredera, donde concluyó, que se había superado esa cifra de asistencia. La manifestación había partido a las 19:30 de los Jardines de Agricultura.

En Sevilla, 150.000 personas participaron en la manifestación que partió a las 19:30 de la Plaza Nueva. Llegar hasta este céntrico enclave se convirtió en una odisea. Literalmente no se cabía. La cabecera, dispuesta al inicio de la calle Tetuán, tuvo que esperar a que se disolvieran los últimos grupos que habían llegado. La manifestación concluyó en la Alameda de Hércules.

No. Nadie podrá decir que a la manifestación del 8M en Sevilla fueron «cinco o seis», como coreaba la masa que, desde Tetuán, trataba de hacerse paso lentamente rumbo a la Alameda de Hércules y que taponó (y hasta suplió) a una cabecera que quedó atrapada entre la multitud en Plaza Nueva. Bendito colapso, que paralizó el servicio de Metrocentro y obligó a cortar el tráfico en lo que fue una oda a la esperada y todavía no conseguida igualdad entre hombres y mujeres.

 

En Granada fueron también 150.000 las personas que inundaron el centro de la ciudad. Para que se hagan una idea, cuando la cabeza de la manifestación estaba llegando a las 19:30 horas al paseo del Salón, donde estaba prevista la lectura del manifiesto, todavía había gente en la Gran Vía, donde comenzó todo a las 18:00 horas.

Manifiesto de la Huelga Feminista del 8M

JUNTAS SOMOS MÁS
Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros derechos conquistados. Fue la unión de muchas mujeres en el mundo, la que consiguió grandes victorias para todas nosotras y nos trajo derechos que poseemos hoy. Nos precede una larga genealogía de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas. Las que trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, las que combatieron al colonialismo y las que fueron parte las luchas anti-imperialistas. Sin embargo, sabemos que aún no es suficiente: queda mucho por hacer y nosotras seguimos luchando.

La sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y reivindicativa.

Hoy, 8 de Marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la HUELGA FEMINISTA.
Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter, queer, hetero… Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las presas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos atraviesan.

¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.

¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra reivindicación Ni una menos sea una realidad.

¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres y somos diversas.

¡MUJERES LIBRES, EN TERRITORIOS LIBRES!

Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas.

Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.

No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos huelga laboral.

Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.

Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales.

Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico.

Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad . Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.

Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!

Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!

La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las aulas.

Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!

¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!

¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!

Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión. Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!

Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la educación.

Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.

Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno derecho.

Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos sufriendo.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total aceptación de nuestra diversidad.

¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y REBELDES!

Hoy, la huelga feminista no se acaba:

¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!

(Fuentes: Andalucía Información / diarios Grupo Joly / Huelva Ya / Málaga al Día / La Voz de Almería / Cordópolis / diario Jaén / diario Córdoba / cadena SER / Sevilla Actualidad / La Opinión de Málaga / diario SUR / Ideal de Grabnada /El Correo de Andalucía / El Salto – Andalucía)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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