El AFRICOM, el comando militar de los EE.UU. para recolonizar África, multiplica la violencia y la desestabilización del Continente
Desde que el AFRICOM (Comando África) comenzara su andadura en 2008, el personal militar estadounidense destacado en el continente africano se ha incrementado un 170 por ciento, de los 2.600 efectivos a los 7.000. El número de misiones militares, actividades, programas y ejercicios se ha disparado un 1.900 por ciento, de 172 a 3.500. Los ataques con drones también han aumentado, y los comandos desplegados han crecido de manera exponencial a la par que el tamaño y ámbito de las bases militares del AFRICOM.
Recientemente, el ejército estadounidense ha llevado a cabo 36 “operaciones” y otras actividades en África, más que en ninguna otra región del mundo, incluido el Oriente Medio. Las tropas del Comando esparcidas por toda África lo que se supone que hacen es aconsejar, entrenar y trabajar junto con las fuerzas locales, recoger material de inteligencia, realizar labores de vigilancia, bombardeos aéreos y redadas, todo con el fin de “enfrentar a los extremistas violentos del continente africano”.
AFRICOM “rompe y neutraliza las amenazas transnacionales” para “promover la seguridad regional, la estabilidad y la prosperidad”, como dice su reglamento. Pero desde que AFRICOM comenzó a funcionar, los indicadores de seguridad y estabilidad en África se han desplomado, según el Africa Center for Strategic Studies del Departamento de Defensa, órgano de investigación dependiente del Pentágono. En un reciente análisis, esta institución reconoce que “En general, la actividad militante de los grupos islamistas en África se ha doblado desde 2012”.
Ahora hay en torno a 24 “grupos islamistas activos” en el continente, de 5 que eran en 2010, según recoge el análisis referido. Hoy, 13 países africanos se enfrentan a ataques de estos grupos, que han aumentado un 160 por ciento en el mismo período de tiempo. De hecho, la cifra de “incidentes violentos” en el continente ha sufrido un incremento del 960 por cien, de 288 en 2009 a 3.050 en 2018, según el análisis del Africa Center.
Aunque hay una variedad de factores que pueden haber contribuido al ascenso de la violencia, algunos expertos sostienen que no es mera coincidencia la presencia del AFRICOM y la creciente conflictividad en la región.
Según William Hartung, director del Proyecto de Armas y Seguridad del Centro para la Política Internacional, “El acusado aumento de actos terroristas en África demuestra que la opción militar ha sido un lamentable fracaso. En todo caso, intentar erradicar el terrorismo por la fuerza puede exacerbar el problema, provocar una reacción terrorista y servir de medio de reclutamiento para los grupos extremistas”.
Tomemos Somalia, por ejemplo. En la última década, AFRICOM ha realizado cientos de bombardeos aéreos y dice tener un cuerpo enemigo de aproximadamente 800 terroristas, principalmente miembros de las milicias Shabab. Estos bombardeos han aumentado notablemente en los últimos tiempos, pasando de 14 bajo la presidencia de Obama en 2016, a 47 bajo Trump el año pasado. Sin embargo, el propio análisis del Pentágono concluye que los actos violentos en los que Shabab está implicado apenas representan el 50 por ciento de toda la actividad de las milicias islamistas de África, proporción que no ha variado desde la pasada década.
En octubre de 2017, los miembros del Estado Islámico del Gran Sahara (ISGS por sus siglas en inglés), emboscaron a unas tropas norteamericanas cerca de la frontera de los estados de Mali y Níger, matando a cuatro soldados e hiriendo a otros dos. Justo tras el ataque, AFRICOM declaraba que las tropas estaban allí para dar “consejo y asistencia” a los aliados locales; pero más tarde se supo que operaban junto a fuerzas nigerianas con la esperanza -que el mal tiempo frustró- de unirse a otro contingente de operaciones especiales estadounidenses para matar o capturar al líder del Estado Islámico, Doundoun Cheffou.
A pesar de estos y varios otros movimientos del ejército de Estados Unidos en la región, los grupos militantes en el Sahel están más activos y sus ataques son más frecuentes, según el Africa Center. De hecho, los “episodios violentos” imputados a grupos cercanos a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM) y al Estado Islámico del Gran Sahara (ISGS) crecieron desde los 192 en 2017 a los 464 del año pasado. Al mismo tiempo, las bajas provocadas por estos grupos subieron más del doble, de 529 a 1.112.
Esto cobra especial relevancia si lo comparamos con los datos de un informe del año 2000, auspiciado por el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de la Armada de Guerra, que analizaba el “ambiente de seguridad de África”. Aunque señala la existencia de unos “separatistas locales o movimientos rebeldes” en los “estados débiles”, así como milicias y “ejércitos de señores de la guerra”, no hace mención alguna al extremismo islamista o a grandes amenazas terroristas transnacionales. Ahora el Africa Center dice que hay 24 “grupos de militantes islamistas activos” en el continente, mientras otros recuentos oficiales recientes elevan la cifra a casi 50 organizaciones terroristas y “grupos ilícitos” de todo tipo.
(Fuente: Canarias Semanal / Autora: Clara López González)
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