
Cipriano Martos Jiménez (Huétor Tájar, 9 de diciembre de 1942 – Reus, Tarragona, 17 de septiembre de 1973), fue un obrero y sindicalista andaluz.
Nacido en el seno de una familia de campesinos de pocos recursos, empezó a trabajar a los 11 años en el campo. Pronto se fue de casa, trabajando de jornalero en Morón de la Frontera, minero en Teruel, trabajador textil en Sabadell y Tarrasa y finalmente encofrador en Reus. Militó en Oposición Sindical Obrera, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) y el FRAP. En 1973 fue detenido por la Guardia Civil en su lugar de trabajo por haber participado en un reparto de propaganda y realizado pintadas en Igualada.
Después de dos días de intensos interrogatorios y torturas sin delatar a nadie, el 27 de agosto la Guardia Civil le hizo beber el denominado «cóctel de la verdad», una corrosiva combinación de ácido sulfúrico y gasolina similar a la composición de un cóctel mólotov. El mismo día y ante su estado gravísimo, la Guardia Civil lo llevó al Hospital de San Juan de Reus, donde fue atendido por varios médicos. Ligeramente recuperado, el 29 de agosto lo presentaron delante del juez, que no pudo tomarle declaración debido a la gravedad de sus lesiones. El 17 de septiembre de 1973, diecinueve días después, con el aparato digestivo destruido, Cipriano murió por «hemorragia interna», según la partida de defunción, entre terribles sufrimientos.
Durante los veinte días que Martos pasó agonizando en el hospital, en la sala de beneficencia, estuvo vigilado en todo momento por la Guardia Civil. Su madre y hermano intentaron verlo, pero se lo impidieron los agentes; las súplicas de la madre fueron respondidas con insultos y patadas. Martos fue enterrado en secreto el 20 de septiembre de 1973 en una fosa de beneficencia del cementerio de Reus, propiedad del Ayuntamiento. Allí, el PCE (m-l) le erigió una losa de mármol.
En 2014, Antonio Martos, hermano de Cipriano, interpuso una querella por este asesinato ante un juzgado argentino a cargo de la juez María Romilda Servini. El 30 de agosto de 2016, por orden de dicha juez, el juzgado n.º 4 de Sabadell tomó declaración a Antonio Martos en el marco de la «querella argentina contra los crímenes del franquismo».



En palabras de Jean Cassou era artista por ser revolucionario y revolucionario por ser artista. En 1927, forzado a abandonar el Estado español por razones políticas, se exilia en París. Y expulsado por

En 1928 viaja a Amsterdam, Viena, Berlín y durante dos meses a la Unión Soviética.
En 1929, se instala a Berlín donde expone, colabora en algunas publicaciones como el Berliner Tageblatt y sigue cursos de formación en tipografía e interiorismo. A principios de 1930, la Asociación Internacional del Trabajo (AIT) publica en Berlín su primer álbum Días de ira. Después de la dictadura de Primo de Rivera, a finales de 1930, Helios vuelve al Estado español instalándose en Barcelona, donde colabora en numerosas revistas republicanas y comunistas como L´Opinió, La Rambla , La Batalla, L´Hora , Bolívar y Nueva España y realiza portadas e ilustraciones de libros, fundamentalmente para órganos de izquierda. Es el año en el cual publica el manifiesto «Porqué me marcho del anarquismo» e ingresa en la Federación Comunista Catalano-Balear, incorporándose al BOC ( Bloc Obrer i Camperol ).

En 1935, funda en Barcelona con otros artistas el grupo Els Sis y, en 1936, nuevamente legalizadas las organizaciones de izquierda, el Sindicato de Dibujantes Profesionales, que impulsaría el cartelismo militante durante la guerra, con una producción intensiva de carteles anarquistas y republicanos. Dibuja también para numerosas publicaciones y pinta cuadros sobre la guerra. Al principio de la guerra civil lucha en las barricadas por la defensa de Barcelona y se adhiere a la Aliança d´Intel·lectuals Antifeixistes de Catalunya. Nombrado Comisario Político de UGT, organiza la Columna Ramón Casanellas, embarca con la expedición Bayo para liberar Ibiza y Mallorca e interviene en los frentes de Aragón, Madrid y Andalucía. Miliciano de Cultura de la 26 División (nota: anterior Columna anarquista Durruti ), es encargado de la cabecera y maquetación del diario El Frente así como de la organización de la muestra homenaje a Durruti en Barcelona.
Perdida la guerra, se refugia en Francia donde es internado en los campos de concentración de Argelés-sur-mer, Bram, le Vernet d’Ariège y Djelfa (Argelia), entre febrero de 1939 y mayo de 1942.

En 1942 volvió a Barcelona, creando el efímero grupo LNR (Liberación Nacional Republicana) y la Casa de Andalucía. En 1948 presentó una exposición en la Galería Arnaiz con obras de carácter surrealista y durante sus últimos años realizó murales decorativos como los del Jazz Colón y de la Residencia San Jaime de Barcelona. Entre 1945-46 y 1948-54 es arrestado y encarcelado en la prisión Modelo de Barcelona, donde pinta un oratorio conocido como La Capilla Gitana y compone un corpus poético.
A pesar de la orden de liberación firmada en 1950, es retenido preso 4 años más y muere dos años después, en Barcelona, en 1956.
Tráiler del documental «Helios Gómez: tinta y munición»



El 22 de septiembre de 1522, la península Ibérica sufrió el peor terremoto de su historia. Y su epicentro fue Instinción, en plena comarca de la Alpujarra (Andalucía). Tuvo una intensidad de 10 puntos, la más devastadora. Su efecto fue asolador. Cambió la fisionomía de la ciudad de Almería, secó fuentes naturales y se extendió hasta Granada, causando daños hasta en la Alhambra.
El terremoto tuvo una magnitud de 6,8 grados y una intensidad de 10 puntos, la máxima que existe. Pero su efecto destructor tiene que ver con su profundidad, a un kilómetro escaso de la superficie.
La energía del seísmo se sintió hasta en Granada, provocando daños en la Alhambra (sus torres se cuartearon y el sepulcro de los Reyes Católicos tampoco escapó de la ruina) y actuó con gran virulencia en las comarcas del Andarax y el Nacimiento. Secó fuente Vacares, situada entre Mondújar y Huéchar. Dejó sin agua el manantial de Alhama de Almería al hundirse la fuente (de ahí el nombre de Alhama la seca). Pero la peor parte se la llevó la capital, que quedó prácticamente destrozada. La mayoría de sus viviendas se vinieron abajo y, con ellas, la vida de casi dos mil personas, en su mayoría niños y mujeres, que no pudieron escapar al primer movimiento de tierra. “Los temblores duraron desde la diez de la mañana hasta las diez de la noche”, quedaba recogido en las cartas de Don Martín de Salinas, embajador del infante Don Fernando.

Fue el fin de la Almería de construcción y arquitectura musulmana y el inicio de la moderna, ya que hubo que rediseñar la forma en la que estaba estructurada la ciudad. Hasta entonces, el núcleo de la ciudad se extendía en calle La Reina y, al Oeste, en el final de la calle Las Tiendas (aljibes árabes y Puerta de Pechina (luego Puerta Purchena).
La fuerza destructora del seísmo echó abajo la inmensa mayoría de las casas de la Almedina, dañó salvajemente la catedral (que hubo de ser reformada), derribó gran parte de la fortaleza de la Alcazaba, tumbó las Casas Consistoriales que se encontraban al comienzo de la calle Real de la Almedina -tras la conquista de Almería por los Reyes Católicos-, según explica el historiador Antonio Sevillano. Estas se trasladaron a actual plaza de la Constitución (Plaza Vieja) dando lugar al Ayuntamiento que se erige actualmente.
De la misma forma, la principal mezquita andalusí hasta el siglo XVI ubicada entonces en el solar de la hoy iglesia de san Juan-, y sacralizada como catedral cristiana, se vio también afectada con daños hasta en sus cimientos. Solo se mantuvo el muro de la quibla donde se halla el mihrab. La disyuntiva planteada al obispo Diego Fernández de Villalán era la de rehacerla sobre sus cenizas o construir otra de nueva planta. Optó por lo segundo. Los habitantes de Almería afectados por la tragedia se vieron forzados a ocupar las zonas aledañas a la Alcazaba y el arrabal de la Musalla, exterior a la muralla que bajaba por la actual calle La Reina; hasta entonces despoblada con la excepción del convento de Las Puras y poco más – como únicas alternativas de expansión urbana al Este.
Los escasos lienzos de murallas de la Alcazaba-fortaleza que quedaron aguantaron las embestidas se cuartearon y hubo de reedificarlos, junto a los desaparecidos. “La fisonomía de la ciudad sufrió una brusca y absoluta transformación urbana. Puede afirmarse que como consecuencia de las violentas sacudidas tuvo que alzarse una nueva, la que conocemos extendida de La Almedina el Paseo”, describe Sevillano.
El 24 de octubre, tal y como narra José Antonio Tapia Garrido en su libro ‘Almería, piedra a piedra’, se reunieron en el cabildo los canónigos Sancho Ortega, Nanclares, Soto, Rebollo y Hernán Pérez con el deán Francisco Ortega, acordando que este fuera a la Corte para pedir ayuda con el fin de reedificar la catedral de Almería, logrando cinco reales de viático cada día. Reinando Carlos I, la Corona de Castilla libró fondos que resultaron ser insuficientes y las obras nunca fueron satisfactorias.
Diversos escritos cuentan que el terremoto provocó un tsunami y que parte de la capital fue sumergida bajo las aguas, aunque no existe certeza absoluta de este hecho y no consta como verídico.
Fuente: Diario de Almería.

La Bandera adjunta a la efemeride fue la primera bandera independentista de Puerto Rico. La enarbolada en el levantamiento de Lares. La actual no sería adoptada por el independentismo puertorriqueño hasta finales del XIX, y sería proclamada bandera oficial del Estado en 1952.
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