
Siria conmemora la fecha como un trascendental suceso no sólo en su historia sino en la historia árabe moderna por sus significados, dimensiones y repercusiones en el conflicto con el ocupante sionista denominando esta guerra como «la Guerra de Liberación de Octubre».
En esta contienda, se marcó la toma de una decisión árabe unida para liberar los territorios árabes ocupados; y tras la victoria en esta guerra, los árabes recuperaron la confianza en sí mismos y en su capacidad de destruir el proyecto sionista. También, demostró que la solidaridad y la unidad permiten que los árabes recuperen su destacada posición en la escena regional e internacional como nación que influye en la toma de decisiones internacionales. La victoria de Octubre contribuyó a la creación de una cultura de resistencia en Palestina, Líbano y Siria. Esta resistencia se consolidó y se convirtió en actor decisivo para cambiar la balanza de fuerzas.


El 8 de octubre de 1967 Ernesto Che Guevara será herido en una pierna y hecho prisionero en un combate entre la guerrilla boliviana del ELN que él dirigía y el ejército boliviano en la Quebrada del Churo. Fue trasladado a la localidad de La Higuera donde sería asesinado al día siguiente, el 9 de octubre. El gobierno de Bolivia anunció que el Che había muerto en combate el día anterior.
Así relata su asesino, el militar Mario Terán, la ejecución:
Dudé 40 minutos antes de ejecutar la orden. Me fui a ver al coronel Pérez con la esperanza de que la hubiera anulado. Pero el coronel se puso furioso. Así es que fui. Ese fue el peor momento de mi vida. Cuando llegué, el Che estaba sentado en un banco. Al verme dijo: “Usted ha venido a matarme”. Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Entonces me preguntó: “¿Qué han dicho los otros? (en referencia a los otros guerrilleros capturados)”. Le respondí que no habían dicho nada y él contestó: “¡Eran unos valientes!”. Yo no me atreví a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. “¡Póngase sereno, me dijo, y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”. Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto.







El 6 de octubre de 1934, Companys, acompañado de sus consejeros, había proclamado la República Catalana desde el Barcón principal de la Generalitat, declarando solemnemente: “En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del Poder en Cataluña, proclama el Estado Catalán en la República Federal Española”, algo que nunca le personaría el españolismo y que provocó su asesinato.
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