Brasil: Dilma Rousseff declaró ante el Senado en el juicio político en su contra
Este lunes por la mañana la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acudió al Senado para brindar testimonio en el marco del juicio político en su contra que se terminará de resolver en el transcurso de esta semana. Durante casi una hora la mandataria -suspendida de su cargo desde el mes de mayo- explicó y fundamentó porque este proceso es ilegítimo. Al mismo tiempo que consideró que de concretarse el golpe de Estado, se va a “agravar la crisis brasileña”.
Rousseff comenzó recordando su pasado como presa política de la última dictadura brasileña (1964 – 1985). “En la lucha contra la dictadura recibí en mi cuerpo las marcas de la tortura, sufrí la prisión por muchos años. Vi a mis compañeros ser violentados e incluso asesinados”, dijo. Asimismo subrayó que a pesar de “recibir el peso de la injusticia” sobre sus hombros, continuó “luchando por la democracia”. “Luche por una sociedad sin pobreza, ni excluidos. Me siento orgullosa de eso. Quién cree lucha”, afirmó.
“A mis casi 70 años de edad, después de ser madre, de ser abuela, no va a ser ahora que abdique de mis principios”, señaló con firmeza la mandataria. Y manifestó que “ante las acusaciones” que se le hacen siente “el gusto áspero y amargo de la injusticia”. En ese sentido dijo: “No esperen que me quede callada como los cobardes que en el pasado con las armas y hoy con la retórica pretenden atacar la democracia”.
Defender la democracia
La presidenta de Brasil enfatizó varias veces en su discurso la necesidad de garantizar el Estado de derecho y el régimen democrático conquistado en el país desde 1985. “Yo no estoy luchando por mi mandato, por vanidad o apego al poder como aquellos que no tienen carácter ni principios”, dijo y agregó: “Yo lucho por la democracia, la verdad y la justicia. Lucho por mi pueblo y su bienestar”.
Durante los 20 años de dictadura “vivimos el silencio que nos impusieron para barrer la democracia”, rememoró Rousseff. En ese sentido “hoy, una vez más al ser contrariados en las urnas, esos sectores de la élite política y económica amenazan la democracia”, cuestionó.
Sobre esa base consideró que las supuestas pruebas en su contra “son meros pretextos que tienen base en una frágil retórica jurídica”. Pretextos que buscan “hacer viable un golpe a la Constitución” que tendrá como resultado “la elección indirecta de un gobierno usurpador” que “no tiene mujeres en sus ministerios, cuando el pueblo eligió una mujer para comandar el país”.
Un juicio para cambiar de política
Al igual que durante todo el proceso de ‘impeachment’ la presidenta explicó que su intento de destitución no se fundamenta en ningún crimen, sino en diferencias políticas. “No es legítimo destituir a un presidente porque no estén de acuerdo con su gobierno. Quién destituye a un presidente es el pueblo y lo hace a través de las elecciones”, analizó.
“Lo que pretende el gobierno interino es cambiar el programa para el que fui electa”, denunció Rousseff. Enumeró que el gobierno de Michel Temer planea “destruir las pensiones, el salario mínimo, la distribución del ingreso. El resultado será más pobreza”. De hecho aseguró que “la amenaza más grande” del ‘impeachment’ es que se van a “congelar por 20 años” los gastos de salud, educación, etc.
La presidenta opinó que “como es propio de las élites conservadoras y autoritarias”, no están tomando en cuenta “al pueblo como elemento legitimador de un gobierno”.
No hubo crimen
Sobre el final de su discurso profundizó en el hecho de que no cometió ningún delito y por lo tanto su destitución sería ilegítima. De hecho denunció los casos de corrupción que han manchado a políticos de todos los partidos, pero en los que ella no se ha visto involucrada: “Si hubiese sido cómplice de la inmoralidad y del ilícito, tal vez hoy no estaría siendo juzgada”, dijo.
“Todos saben que no me he enriquecido en el ejercicio de los cargos públicos. Que no hice desvíos de dineros públicos. No tengo cuentas en el exterior. Siempre he actuado con absoluta probidad”, subrayó Rousseff e insistió: “Voy a ser juzgada por crímenes que no cometí”.
En ese aspecto señaló que una parte de la acusación se refiere a “la realización de tres decretos sin la aprobación del Legislativo”. No obstante remarcó que a lo largo del proceso se demostró que “esos decretos siguieron todos los pasos legales”. Rousseff resaltó que “los decretos fueron redactados en junio de 2015 y recién en octubre el tribunal de cuentas de la unión lo interpretó” mientras que “aprobó decretos similares de todos los demás gobernantes”.
“Me quieren acusar por firmar decretos que no implicaron, como se probó, gastos ni en un centavo más de lo previsto”, destacó.
Un golpe de Estado planificado
“Estamos a un paso de la consumación de una gran ruptura inconstitucional. A un paso de concretar un verdadero golpe de Estado”, declaró la presidenta de Brasil. Y recordó que “no hay respeto al debido proceso legal cuando los enjuiciadores dicen que de cualquier forma van a votar” en su contra.
De todas formas Rousseff sostuvo: “Aquellos que me enjuician llegaron aquí por el voto. El mismo voto popular que me condujo a mi a la presidencia. Es por eso que tengo por todos el mayor respeto, pero sigo erguida mirándolos a los ojos”. Asimismo aseguró tener confianza en que “los señores senadores van a hacer Justicia”.
“Dos veces vi de cerca la cara de la muerte”, apuntó la mandataria: “Cuando fui torturada por días, sometida a castigos que nos hacían dudar de la humanidad. Hoy temo por la muerte de la democracia”, señaló. En ese sentido llamó a que no sienten el precedente de “condenar sin pruebas a una persona inocente”. “No acepten un golpe que lo único que va a hacer es agravar la crisis brasileña”, concluyó.
(Fuente: Russia Today – RT/ Autor: Santiago Mayor)
Vicios y delitos impunes de los senadores que juzgan a Dilma Rousseff
El 60% de los miembros del Senado de Brasil que tienen en su mano apartar de forma definitiva a la mandataria tienen procesos abiertos con la Justicia. Crímenes de corrupción, de orden financiero, electorales, son algunos de los supuestos delitos. Los primeros días del juicio los parlamentarios cruzaron diversas acusaciones: desde tener trabajadores esclavos en sus tierras, hasta “abusar de cocaína” en plena Cámara.
El juicio político al que se enfrenta Dilma Rousseff en el Senado comenzó el pasado jueves con los ánimos encendidos. La presidenta apartada no es acusada de corrupción, malversación de fondos, o algún tipo de crimen penal. La mandataria es acusada de haber firmado tres decretos presupuestarios donde maquilló las cuentas del Gobierno para poder solicitar nuevos créditos a los bancos sin haber devuelto los préstamos anteriores. Amparar este delito bajo la fórmula de “crimen de responsabilidad”, la única acusación por la que un presidente puede sufrir un impeachment, ha sido el debate principal de los últimos cuatro días.
Pero si Dilma no está formalmente acusada de corrupción, no se puede decir lo mismo del 60% de los senadores que la juzgan estos días. Por eso la senadora del PT Gleissi Hoffman dijo el jueves que el Senado brasileño “no tiene ninguna autoridad moral” para juzgar a Rousseff. La frase cayó como una bomba, especialmente en un Senado al que se le acusa de “golpista” por aceptar un delito de maquillaje de cuentas como crimen de responsabilidad, algo nunca visto hasta ahora.
Tras la provocación de Hoffmann comenzaron los primeros gritos y cruces de acusaciones. El senador Ronaldo Caiado (DEM) le respondió que al menos él y otros senadores no eran “asaltantes de jubilados” para referirse al marido de la senadora, el exministro Paulo Bernardo, al que se llevaron preso por un entramado de corrupción en el que habría desviado 100 millones de reales (algo más de 27 millones de euros) de los funcionarios públicos federales. La propia senadora Hoffmann que también es investigada por haber recibido un millón de reales de mordidas de Petrobras para su campaña electoral, le dijo de nuevo: “No, usted es asaltante de trabajador esclavo”, en relación a los trabajadores esclavos que encontraron trabajando en las tierras del senador Caiado en Goiais.
Según una investigación del proyecto Atlas Político, al menos 49 senadores de los 81 que juzgan a la presidenta (un 60% del total) tienen procesos con la Justicia. La corrupción afecta tanto a parlamentarios a favor del impeachment como en contra. Los delitos van desde lavado de dinero, crímenes contra el orden financiero, corrupción y crímenes electorales.
El presidente del Senado, Renan Calheiros, que durante el segundo día de juicio dijo que el Plenario parecía “un psiquiátrico” por las “provocaciones” de Hoffmann, es uno de los que acumula más investigaciones: un total de 11. Todas ellas están relacionadas con el escándalo de corrupción de Petrobrás. Algunas se refieren al cobro de mordidas por favorecer contratos con empresas, y otras por lavado de dinero.
El senador Antonio Anastásia (PSDB), encargado de presidir la comisión del impeachment en el Senado, ha sido acusado de los mismos delitos por los que se acusa a Rousseff (maquillaje de cuentas), cuando trabajaba en el Gobierno de Minas Gerais, pero nunca ha sido juzgado. El senador Aécio Neves (PSDB), excandidato a la presidencia en 2014, y su mano derecha, el senador Aloysio Nunes (PSDB) uno de los principales instigadores del proceso contra Rousseff, están acusados en la Operación Lava Jato por recibo de mordidas de Petrobrás. Sus casos están parados en el Tribunal Supremo de Justicia. Neves además es acusado de tener cuentas sin declarar en paraísos fiscales.
Los insultos entre senadores el primer día de juicio trajeron a colación un tema que se suele hablar en los bastidores del Congreso: el supuesto uso de cocaína entre los parlamentarios. El senador Lindenberg Farias, uno de los mayores defensores de la presidenta Dilma, acusó al senador Caiado de estar “relacionado con Carlinhos Cachoeira”, cabecilla de una pandilla que se dedicaba a los juegos de azar en Goias. Caiado muy ofendido le dijo a Farias, quien también es investigado por recibir mordidas de Petrobrás: “Hay que hacerte un análisis antidopping, te quedas ahí esnifando y te pones muy nervioso”.
En relación al uso de esta droga este martes apareció un vídeo difundido por las redes sociales donde se veía la mano de un senador con una pequeña bolsa de plástico en la que se veía un polvo blanco. La imagen llamó la atención porque se grabó en uno de los momentos más calurosos de la defensa del lunes de la presidenta Dilma, que fue cuando el senador Aloysio Nunes defendía que el juicio político no era un golpe. En las imágenes, mientras Dilma responde a Nunes, detrás del senador se ve a otro parlamentario (del que no aparece la cara, sólo el brazo) sentado sujetando con su mano derecha esa pequeña bolsa, con la que juega como si fueran unas maracas.
A partir de la difusión del vídeo también comenzaron a hacerse virales diversos memes como uno en el que aparecen maquillando a la presidenta Dilma y ella dice: “No me pongas muchos polvos porque sino Aécio Neves me va a esnifar”, en referencia a una serie de rumores sobre Neves y sus supuestos vicios.
(Fuente: Público / Autora: Agnese Marra)
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