Argelia: 30º fin de semana ininterrumpido de protestas. Miles de argelinos salieron a las calles en un nuevo viernes de manifestaciones
Cuando se cumplen 30 viernes ininterrumpidos de protestas, miles de argelinos volvieron a salir a las calles este pasado viernes para desafiar la propuesta electoral del jefe del Ejército, y pedir un Estado civil y no militar.
Al grito de “No a las elecciones”, miles de personas volvieron a salir de forma masiva a las calles de toda Argelia en el trigésimo viernes de protestas, para desafiar la propuesta del jefe del Ejército y nuevo hombre fuerte de Argelia, general Ahmed Gaïd Salah, sobre la celebración de comicios.
Gaïd Salah, la figura más relevante desde que a finales de marzo pasado las multitudinarias protestas obligaran a los militares a forzar la renuncia del entonces mandatario Abdelaziz Bouteflika, pidió el lunes a la comisión electoral que se reúna y convoque presidenciales en diciembre de este año.
Una sugerencia contra la que ya se manifestó el martes la marea habitual de estudiantes, que una semana más volvió a desbordar plazas y avenidas de la capital y otras ciudades bajo la que es la nueva consigna del movimiento de protesta masivo (Hirak): “Escucha Gaïd Salah, queremos un Estado civil, no uno militar”. Ese lema retumbó este viernes con insistencia en las calles de Argel, plagadas de nuevo de miles de ciudadanos tras el visible descenso de asistencia durante las vacaciones de verano.
“Las elecciones no son la solución ahora. Primero, debe salir toda la banda que sigue en el poder. Solo así podrán ser libres y limpias”, explicó a la agencia Efe Mohamad Belhanda, que se identificó como funcionario público.
“El Gobierno del (primer ministro, Nureddin) Bedaui no puede ser el que organice las elecciones, él era el ministro de Interior con Bouteflika y el responsable de esas elecciones fraudulentas. Debe marcharse”, insistió Belhanda, que como en viernes precedentes bajó al centro de la ciudad con su familia.
Esta demanda tiene que ver con los debates que siguieron a la caída de Bouteflika y donde la calle fue unánime en exigir que debería caer todo el viejo régimen. Esto implicaba al estáblishment político, militar y económico que durante décadas sostuvo y patrocinó a la dictadura.
Los militares vienen intentando modificar el ánimo de la calle mediante el llamado a elecciones y una mesa de negociaciones con la mayor parte de las organizaciones que componen la oposición.
Sin embargo, a pesar de que las negociaciones continúan, las movilizaciones de este viernes contra el llamado a elecciones muestra que, más allá de las intenciones del mando del Ejército, no será un tema sencillo poder reciclarse como fuerzas democráticas a los ojos del pueblo argelino.
En ciudades de gran tamaño del norte y centro del país como Annanba, Constantine, Mostaganem o Tlemcen, los manifestantes consideraron la propuesta de Gaïd Salah como “una nueva mascarada del régimen”.
En esta línea, el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS), uno de los partidos tradicionales de la oposición argelina, advirtió este viernes de que seguir adelante con la idea del general y convocar los comicios “solo logrará agravar la crisis”.
Argelia es escenario de manifestaciones populares masivas todos los viernes y martes desde que el pasado 22 de febrero un grupo de manifestantes desafiara a las fuerzas de seguridad y saliera a las calles para oponerse a un quinto mandato de Bouteflika, gravemente enfermo desde 2013.
Bouteflika, de 81 años, renunció a su puesto a principios de abril forzado por las protestas y por la presión del propio Gaïd Salah, y fue sustituido por el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, quien asumió la jefatura del Estado con el compromiso de convocar presidenciales en un plazo de 90 días
Bensalah, que al igual que Gaïd Salah, accedió a su cargo como presidente del Senado al inicio de la segunda legislatura de Bouteflika (2004-2009), eludió, sin embargo, ese mandato y se mantiene al frente de la jefatura del Estado, pese a la completa ilegalidad de la maniobra.
Tras la renuncia de Bouteflika, Gaïd Salah ha impulsado una campaña de “manos limpias” que ha llevado a la cárcel a militares, políticos, ministros y empresarios próximos al clan Bouteflika, entre ellos su hermano Said y el general Mohamad Mediane “Tawfik”, jefe de los servicios secretos al que se consideraba su sucesor. Todos ellos han sido acusados de delitos de corrupción, principal denuncia de los manifestantes contra el régimen.
A pesar de estas maniobras y de la negociación en curso, la masividad que han recuperado las movilizaciones juveniles de los martes y las generales de cada viernes muestran los límites del intento del estáblishment militar para negociar el reparto del poder. El grito de “abajo todo el viejo régimen” sigue retumbando en las calles de Argelia, y los jóvenes son uno de los motores principales de la sana desconfianza en los objetivos de la Instancia de Diálogo Nacional, que queda debilitada después de estas nuevas jornadas de movilizaciones.
(Fuente: La Izquierda Diario / Autor: Jaled Drareni)
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