Málaga: 200 personas en la concentración para exigir el bosque urbano en los terrenos de Repsol
La plaza de La Marina acogió ayer una concentración impulsada por la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga (BUM), en la que estuvieron presentes representantes de diversas organizaciones sociales, comerciales, profesionales, sindicales y políticas. Ha sido la primera de las movilizaciones que se anticipan en su “hoja de ruta”, aunque no todo lo multitudinaria que esperaba.
El acto, al que asistieron más de 200 personas, supone un paso más dentro del marco de las reivindicaciones de los vecinos de los distritos de Carretera de Cádiz y Cruz del Humilladero para lograr que los cerca de 177.000 metros cuadrados que Repsol dejó libres puedan convertirse en una amplia zona verde. Un esperanzador punto de partida ante “un camino que será largo y difícil”. Pero la cifra no deja de contrastar con las 30.000 firmas que se recogieron a través de la plataforma digital Change.org y físicamente en los barrios del entorno; y también con la treintena de organizaciones sociales, profesionales, sindicales y políticas que, ante el bloqueo existente en el Ayuntamiento, se han sumado a la iniciativa.
La concentración supone solo un paso más dentro de un proceso que se inició en enero de 2016 cuando dos vecinos, Ana y Francisco Javier, incluyeron una petición en la plataforma Change.org para construir el ansiado parque que llevan años reclamando Teresa Martínez, Conchi o María Martín, que aseguraron ayer que desde que del terreno desaparecieron los tanques de gasolina a finales de los 90, los residentes de la zona comenzaron a “moverse”. “Creemos que es posible, con el movimiento vecinal se consiguen cosas», añadieron las malagueñas.
Al grito de “queremos un bosque urbano» y “De la Torre, no queremos torres”, los concentrados realizaron un acto reivindicativo cuyo eje central fue la lectura de un manifiesto a cargo de Javier López y Ana Ferrer, la joven pareja que en enero inició una recogida de firmas en Change.org que recibió tal aluvión de apoyos que sirvió para reabrir el debate sobre el futuro de esta parcela que lleva en desuso desde que en 2001 fueron desmantelados los depósitos de petróleo. Un debate que no tardó en trasladarse a la escena política hasta desembocar en la aprobación de una consulta ciudadana que el equipo de gobierno ha avalado dos veces en el Salón de Plenos pero que ha tumbado con el argumento de que es «inviable jurídicamente».
“¿Quién nos iba a decir entonces que en tan poco tiempo íbamos a dar tantos pasos? El camino ha sido corto pero intenso. Queremos un bosque urbano y lo vamos a conseguir», afirmaba Javier. Unos pasos que tendrán continuidad. Ésta la primera de una serie de movilizaciones que vamos a desarrollar para explicar a los malagueños la importancia de dotar a esta zona de la ciudad de un gran espacio verde y de hacerle ver al alcalde que la ciudadanía pide un parque y no más hormigón”, apuntó el portavoz de la plataforma ciudadana Bosque Urbano Málaga, Pedro Francisco Sánchez.
“Se están desertizando tanto los campos como las ciudades. No necesitamos pisos, sino mejorar la calidad de vida”, apostillaba una de ellas. Otra de las asistentes apostillaba que la lucha se justifica por el bienestar de las generaciones futuras. “Si no cuidamos de la naturaleza, ¿qué esperamos? Mis hijos y mis nietos se van a encontrar una ciudad desolada y seca”, recalcaba.
El poeta Juvenal Soto aseveraba que el medio ambiente es solo “patrimonio de un reducido grupo de poderosos”, mientras que el escritor Augusto López ironizaba con que los seres vivos tienen la costumbre de “respirar”.
En julio de 2016, se presentaron ante el Consistorio más de 30.000 firmas por la causa. “Queremos un referéndum. Hay intereses económicos en la zona. Lo que va a dar un bosque no lo darán 19 torres”, dijo Ricardo Soto, miembro de la Asociación de Vecinos Solidaridad, una de las entidades que participaron en la concentración.
De momento, el alcalde Francisco de la Torre (PP) sigue firme en su postura de mantener el planeamiento vigente, que contempla cuatro rascacielos de hasta 34 plantas para viviendas, oficinas, áreas comerciales y un hotel; otras cuatro torres de hasta 11 para 400 VPO; y un parque de 70.000 metros cuadrados ampliables a costa de quitar equipamientos y añadir más zonas verdes a los espacios libres. Eso sí, ya ha movido ficha para tratar de contrarrestar las acciones reivindicativas antes de que vayan a más. ¿Cómo? Según sus palabras, “explicando de una forma más clara las ventajas del proyecto que ya está aprobado por este Ayuntamiento y la Junta” y encargando a la Gerencia Municipal de Urbanismo infografías y vídeos para recrear los parques que se podrían hacer» con los 73 millones de euros que las arcas municipales esperan ingresar por los aprovechamientos urbanísticos de las tres de las cuatro torres que le corresponden (la cuarta pertenece a la Sareb o ‘banco malo’).
(Fuentes: La Opinión de Málaga / Málaga Hoy / diario Sur / El Noticiero de Málaga)
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