Ecologistas avisan que el desastre ambiental ocurrido en Aznalcóllar hace 25 años puede repetirse en Huelva
Activistas de Ecologistas en Acción y Greenpeace han desplegado una pancarta en el río Tintillo, en Huelva, con el lema: “Ayer Aznalcóllar, mañana Riotinto” y han advertido de que el desastre ambiental ocurrido con la mina sevillana hace 25 años se puede volver a repetir debido a la actual situación de las balsas de la explotación onubense.
En un comunicado, ambas organizaciones han indicado que en estos momentos la empresa gestora de la mina de Riotinto tiene solicitada autorización para recrecer el muro de contención de las balsas de residuos mineros de Riotinto, que alcanzaría la cota de 417 metros sobre el nivel del mar, para albergar 161 millones de toneladas de lodos, que se añadirían a los 182 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos ya acumulados.
Coincidiendo con el 25 aniversario del desastre de Aznalcóllar, Ecologistas y Greenpeace han desarrollado esta acción de protesta con la que han querido alertar de que las balsas de Riotinto “están a punto de colapsar, pero la empresa que gestiona esta mina, con el visto bueno de la Junta de Andalucía, quiere seguir recreciéndolas, a pesar de que varios informes científicos concluyen que la probabilidad de que las balsas de Riotinto se rompan en los próximos 20 años es del 95 %”.
La rotura de la balsa de residuos mineros de Riotinto podría provocar un desastre diez veces mayor que el de Aznalcóllar, han alertado.
Ambas organizaciones han indicado que “hoy la población es más consciente de los perjuicios ambientales y sociales que acarrea una mina en su entorno, lo que dificulta a la empresa minera comprar la licencia social con solo meras promesas de puestos de trabajo. Hace 40 años, la población a orillas del Guadiamar desconocía lo caro que les resultarían sus empleos en Boliden. El desastre de la rotura de la presa en Aznalcóllar evidenció el daño ambiental de la minería extractiva, pero estas explotaciones mineras llevaban años contaminando las aguas, afectando gravemente al ecosistema y envenenando a la población local”.
Para los ecologistas, “al igual que Boliden jugó con la Junta de Andalucía, las empresas mineras procuran hacer rehenes a las administraciones locales con la coacción de los puestos de trabajo”.
“La impunidad con que operan las empresas mineras es otra de sus características esenciales”, han indicado, remarcando que “al igual que en el caso de Aznalcóllar, la empresa matriz minera no es la misma empresa que opera en el territorio. Crean un entramado societario y es una pequeña empresa pantalla, de escaso capital social y fundada para la ocasión, la que ostenta la concesión de la explotación”.
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