Congreso del PCE: prisioneros del sistema

La idea de que las cosas solo pueden cambiarse desde las instituciones y de que la forma de llegar a estas es por la vía electoral, queda en bancarrota cuando los partidos de la autodenominada “izquierda” llegan a las instituciones y alcanzan algunas pequeñas cuotas de poder.

Los militantes que llegan a burócratas y disfrutan de los privilegios políticos y económicos que otorga el Régimen a sus servidores, se convierten en una lacra para el avance ideológico y político de su formación, ejerciendo de “barrera” ante aquellos compañeros que aún no han sido corrompidos política y económicamente.

Los ejemplos son muchos: desde aquel PSOE de la transición hasta el PCE actual, pasando por el nacionalismo vasco, catalán, gallego o andaluz. Pero el más significativo, por su descaro y por su actualidad, es el del PCE de Enrique Santiago, que no ha tenido el más mínimo reparo en estafar a su militancia para mantenerse en el cargo y disfrutar de los privilegios de su posición política en el gobierno del Estado. Los cientos de militantes que disfrutan de puestos muy bien remunerados en las instituciones del Estado, han actuado como su guardia pretoriana contra la mayoritaria militancia del partido.

La corrupción que genera la entrada en las instituciones, el dinero que se maneja, la colocación de partidarios y gente de confianza en las esferas del poder, hacen imposible que puedan cambiar nada, porque es imposible cambiar las políticas de corrupción (las legales y las ilegales) y mantener los privilegios obtenidos en un sistema corrupto que provoca la corrupción en todos los que participan de él.

El PCE ha terminado prisionero del mismo sistema que dicen combatir.

ENRIQUE SANTIAGO Y EL XXI CONGRESO DEL PCE; CUANDO SON LOS “PERROS VIEJOS” LOS QUE SIEMPRE GANAN (VÍDEO)

EL PCE celebra su XXI Congreso “semiclandestinamente”, en plena legalidad

Según nuestro colaborador M. Menaya, el reelegido Secretario General del PCE, Enrique Santiago es ciertamente, un “perro viejo” en las actividades conspirativas propias de cenáculos políticos de pasillo . Comenzó a militar en grupos juveniles comunistas cuando apenas había llegado a calzar pantalones largos. Si bien no se puede decir que Santiago “haya entregado su vida al Partido”, si se podría afirmar, en cambio, que durante los últimos 30 años no ha hecho otra cosa que participar en todas y cada una de las conspiraciones burocráticas que han tenido lugar en el seno del mismo. Por esa y otras poderosísimas razones, Enrique Santiago ha sido reelegido Secretario General del PCE en su XXI Congreso celebrado el pasado fin de semana.

POR M. MENAYA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

    Posiblemente, el recién celebrado XXI Congreso del Partido Comunista de España será recordado en el futuro como el más “clandestino” entre todos los que  se han celebrado a lo largo del último medio siglo, incluidos aquellos que tuvieron lugar durante la auténtica clandestinidad en los últimos años de la dictadura.  

    Cuando nos atrevemos a asegurar que el reciente evemto congresual del PCE se ha celebrado en condiciones de casi semiclandestinidad, lo hacemos porque la tupida cortina de sigilo que lo ha rodeadono puede ser atribuible a meras negligencias organizativas sino que, de acuerdo con lo que nos indican nuestras fuentes,  la Dirección del Partido se empleó a fondo para lograr aplicar una deliberada sordina a todo aquello que se relacionara con el mismo.  Tratándose, además, de un Partido que comparte Gobierno en coalición con otras formaciones políticas, con representacion de varios ministros integrados en su Ejecutivo, la misteriosa  cautela con la que tuvo lugar este excepcional acontecimiento resulta, cuando menos, mosqueante.

 UN CONGRESO MEDIATICAMENTE MONACAL

    La realidad fue que de hecho  el XXI Congreso del PCE pasó absolutamente desapercibido, sin pena ni gloria tanto para los medios de comunicación españoles, como para los extranjeros. Mientras que los Congresos historicos precedentes estuvieron siempre acompañados de un gran despliegue propagandístico, en esta ocasión la dirección del PCE empeñó todos sus esfuerzos en lograr que la evolución congresual pasara mediáticamente de puntillas y absolutamente desapercibida para el extraradio partidario.

“El XXI Congreso del PCE tenía un trasfondo de cuyas implicaciones  no muchos se   percataron”

    ¿Una humildad politica repentinamente sobrevenida? ¿Cuáles fueron las razones que impulsaron a crear ese ambiente de hermético secretismo? 


     De acuerdo con los datos que nos han sido propocionados por fuentes ubicadas en el seno del mismo Congreso, el grupo afín  al Secretario General, en su vocación silente decidió, incluso, no facilitar la acreditación a ningún representante delos medios de comunicación, evitando de esa forma que estos pudieran dar cumplida información sobre los encendidos debates congresuales que tuvieron lugar en el Auditorio Marcelino Camacho.

    La Dirección del Partido se limitó a proporcionar a los periodistas y comunicadores un simple canal abierto en Telegram, para que recibieran información a través del filtro de un Gabinete de prensa creado ad hoc ¿Qué razones  podría tener Enrique Santiago y los suyos para tratar de  impedir el acceso público a los debates del  XXI Congreso? Pero ¿no habíamos quedado en que el partido iba a tener paredes de cristal?

    Pero los tijeretazos de la dirección del PCE  llegaron aún más lejos. Rompiendo con toda una tradición histórica, la direccion del Partido y su nucleo duro, se negó a que se cursaran invitaciones de asistencia a otras organizaciones y Partidos Comunistas  internacionales. ¿Se trataba de ocultar  la posibilidad de que se pudieran producir sorpresas a lo largo del acontecimiento, que pusieran en evidencia  el clima politico real que domina en las desmovilizadas filas de la organización?

LA PODEROSAS RAZONES DE UN HERMÉTICO SILENCIO.

   Parece evidente que tanta ocultación obedecía a una mera casualidad. Que tras esta suerte de “operación sordina”   pesaban determinadas razones de orden político que la forzaban.

    En realidad razones que condicionaron insólitamente el XXI Congreso del PCE  habían venido gestándose a lo largo de los meses que precedieron a su celebración.

 

“Todos los cálculos realizados por los opositores a la Secretaría General daban por hecho que Enrique Santiago no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir políticamente”

   En  el desarrollo de los debates precongresualesque tuvieron lugar en las diferentes Comunidades autónomas del Estado español, previas al XXI Congreso, ya pudo detectarse con mucha claridad que el malestar político  existente en la base de la organización había ido in crescendo.

    A la catastrófica experiencia política del Gobierno de Coalición PSOE-Unidas Podemos, vinieron a sumarse los calamitosos resultados de las Elecciones andaluzas. Todo un conjunto de acontecimientos no auguraban nada bueno para el actual Secretario General, Enrique Santiago. Todos los cálculos realizados por los opositores a la Secretaría General daban por hecho que Enrique Santiago no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir políticamente a la celebración del Congreso.


    Pese a que Santiago y los suyos pusieron en marcha una voraz apisonadora para acabar con toda la oposición que podría tomar cuerpo en el transcurso del  Congreso. Para ello utilizó la vieja técnica tramposa de proceder a  cambiar las reglas del juego mientras el partido  se encontraba en plena celebración.  Se recurrió  al  procedimiento de  cambiar no sólo normativa  por la que se regiría el Congreso, sino igualmente se trastocó el peso con el que contarían las diversas representaciones congresuales  procedentes  de las  diferentes comunidades autónomas. A pocas  semanas antes del 8 de julio, la dirección salientetenía ante sí un panorama inquietante, en el que no se auguraba precisamente su revalidación.

“El verdadero meollo de la cuestión consistía, en que los negros nubarrones no sólo podian afectar al futuro político de Santiago, sino que un resultado “adverso”  podria poner “patas arriba” al conjunto de toda la Coalición gubernamental”.

EN PELIGRO EL GOBIERNO “MÁS PROGRESISTA” DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

     Pero lo importante era, además, que  la celebración del XXI Congreso del PCE tenía un trasfondo de cuyas implicaciones   no muchos se habían percatado  Lo que realmente se estaba decidiendo no era sólo el destino de Enrique Santiago  y  sus afines.  El verdadero meollo de la cuestión consistía, sobre todo, en que los negros nubarrones que se divisaban  en el horizonte, no sólo podian afectar  al futuro político de Santiago, sino que un resultado “adverso”  podria poner “patas arriba” al conjunto de toda la Coalición gubernamental. Ante centenares, si no miles,de asesores, consejeros, subsecretarios, directores generales y cargos  intermedios, se abría la  incierta perspectiva de un vacío laboral como consecuencia del colapso que hubiera provocado un resultado congresual adverso a los criterios ideológicos hasta ese momento hegemónicos en  la dirección del PCE.

   La derrota de Enrique Santiago,pues, no sólo  le afectaría políticamente a él y a su clan, sino que las ondas concéntricas desatadas por  el seísmo  terminarían afectando a un ingente número de “cuadros”, burocráticamente colocados en el aparato administrativo  de las instituciones del Estado, que fueron ubicados en ellas desde el mismo momento en el que la nueva Coalición se hizo con las riendas del Ejecutivo.

   Realmente la “batalla” del XXI Congreso no se libró en el curso de la celebración del Congreso mismo, sino que sus prolegómenos tuvieron lugar en fechas muy anteriores a los días 8, 9 y 10 de julio en los que este se celebró.

   Santiago  era muy consciente de ello. Y quienes temblaban atemorizados  ante los posibles resultados del evento, también. Eso fue lo que hizo posible que una vez más,  el “viejo zorro” volviera a ganar su enésima “partida”.

CUANDO SON LOS “PERROS VIEJOS” LOS QUE SIEMPRE GANAN

   Santiago es, ciertamente, un “perro viejo”, especializado en variopìntas confabulaciones, complots y conspiraciones cenaculares. Comenzó a militar en grupos juveniles comunistas cuando apenas había llegado a calzar pantalones largos. Pero tuvo la desgracia de haberlo hecho coincidiendo con una época en la que ya el Partido Comunista de España había caído en una profunda degradación moral e ideológica, que terminó convirtiéndolo  en una suerte de Partido socialdemócrata vergonzante. Es decir, en una organización política que aunque en su práctica era ideológicamente reformista, en público se avergonzaba de reconocer que esa era realmente su identidad. Fue el el curso de  esos desgraciados tiempos de trasiego ideológico, preñados de contradicciones, puñaladas traperas, traiciones, miserias y conspiraciones domésticas,  en los que se educó políticamente  el ahora reelegido Secretario General del PCE, Enrique Fernando Santiago Romero. En su defensa algunos podrían expresar que  responsabilidad en lo que hoy constituye lo esencial de su personalidad está limitada. Que, al fin al cabo, Enrique Santiago ha sido  más que un  hijo de su tiempo. Pudiera ser… pero, sin embargo, lo que también es verdad  que muchos como él vivieron igualmente esos turbulentos tiempos de traiciones  y,  renunciaron a escoger los sinuosos caminos por los que el optó.

    Justo es, sin embargo, reconocer que el joven Enrique , bien sea por un gesto de honestidad política o por puro oportunismo, decidió militar en la década de los 80  en los Colectivos de los Jóvenes Comunistas, la organización juvenil del entonces recién creado Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), una fracción disidente del PCE, políticamente ubicada a su izquierda.

  Pero aquella aventura juvenil y prosoviética de Enrique Santiago no pasó de ser sino una efímera aventura politica juvenil que duró muy poco tiempo. Cuando Santiago se decidió  a militar en los CJC,  en la URSS ya se había iniciado un proceso de desintegración política.  Los burócratas que ocupaban los puestos claves del aparato del Estado soviético  comenzaron a apoderarse, con la eficaz ayuda de Gorbachov y de Yeltsin, de la máquina estatal del primer país que había realizado una Revolución Socialista en nuestro planeta.

     Ni que decir tiene que paralelamente, con ese proceso de retorno al capitalismo que se estaba produciendo en la URSS,  las distancias ideológicas entre el Partido Comunista de la Unión Soviética y el PCE eurocomunista comenzaron a acortarse. Y, por el contrario, el espacio existente entre el Partido Comunista de los Pueblos de España y la dirigencia soviética se agrandaba exponencialmente. Hasta  llegar al punto de que a finales de la década de los 80, la dirección del PCPE dejó de recibir los apoyos económicos provenientes de la ayuda solidaria que desde su fundación le estaba prestando el PCUS.

     Una parte de la Dirección del PCPE, encabezada por su propio presidente, el legendario pero, no obstante, también inefable Ignacio Gallego,  ante la perspectiva de una larga “travesía en el desierto”, decidió emprender el regreso al Partido matriz, el PCE.  Muy claras debía de tener ya entonces  las cosas el jovencísimo Enrique Santiago, cuando antes de que el barco del PCPE se hundiera víctima del naufragio económico, se embarcó en el primer bote salvavidas que lo ayudó a alcanzar tierra firme en la orilla más próxima…  Fue a partir de ese momento cuando  Enrique Santiago comenzóa decir digo, donde antes siempre había dichoDiego.

    En esa interesada vuelta a la casa común” del PCE por parte de una buena parte de la dirigencia madrileña del PCPE, no se  realizó sin que antes no se establecieran determinadas condiciones y acuerdos que en absoluto tenian que ver con aspectos ideologicos, sino que afectaba fundamentalmente a cuestiones de “adecuación personal”a la nueva situación.  Previamente a que se produjera el trasvase, se aseguraron las funciones, los puestos, las pensiones para aquellos a los que correspondía, los cargos, etc. La operación fue realizada con rigurosos orden y, acompañada también, con mucho silencio. Sin dar cuenta a nadie. Sin ni siquiera poner al corriente a la propia militancia de base de lo que estaba sucediendo.El joven Enrique Santiago – apenas contaba entonces con apenas 26 añitos – recibió como premio a sus nuevas lealtades ideológicas  el puesto de Secretario General de la Unión de Juventudes Comunistas del PCE,  partido que por entonces  ya habia comenzado a dirigir el hoy ya desaparecido Julio Anguita.

    Todos los chalaneos, consensos y acuerdos que tuvieron lugar durante aquel ajetreado período, le sirvieron de aventajado entrenamiento Santiago para sus, a partir de entonces, frecuentisimas e intensas actividades conspirativas.  Penetrar en ese mundo del conchabeo, de los amaños y  de concertados consensos, no cabe duda que llega a imprimir  personalidad política y habilidades maquinadoras. Y Enrique Santiago no fue una excepcion. Este tipo de perfil llegó a formar parte dominante del caracter y el  estilo  de  Enrique Santiago. Desde aquellos años hasta los tiempos presentes.

     A nadie debería, pues, extrañarle que una vez más, este hombre, que durante más de tres décadas no ha hecho otra cosa que  afrontar  todo tipo de tormentas,  ciclones y terremotos políticos, sin estos revolcones lograran siquiera despeinarlo, llegando a ser capaz de transar con los principios ideológicos con la misma naturalidad que lo hace quien comercia con coles y pescado, vuelva ahora a flotar, nuevamente triunfante, en un Congreso silente y cuasi clandestino que sus numerosos e ingenuos opositores habían creído prematuramente ganado.

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