La alianza militar de los saudíes y los EAU contra Yemen prácticamente rota por el apoyo de los Emiratos a los independentistas del Sur

Una de las últimas consecuencias del conflicto es el resurgimiento de los nacionalistas del sur, aliados de los Emiratos Árabes Unidos, que han retomado la ciudad de Adén esta semana y ya contemplan la creación de un estado propio. Otra consecuencia es el resquebrajamiento de la hasta ahora firme coalición política y militar entre saudíes y emiratíes.

Más de cuatro años después de iniciada una guerra innecesaria que ya ha causado la muerte de decenas de miles de personas y penurias indescriptibles, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que han llevado la voz cantante en el conflicto contra los hutíes, han pasado a apoyar a grupos rivales que combaten en el sur de Yemen con intereses claramente contrapuestos e irreconciliables.

En la primavera de 2015, saudíes y emiratíes creyeron que el conflicto sería un paseo triunfal que apenas duraría un breve periodo de tiempo. No les faltaban razones para pensar así puesto que el poderío militar de Arabia Saudí y de los EAU era casi infinitamente superior al de los hutíes y, además, su coalición, que reunía a media docena de países, contaba con el respaldo militar y político de Occidente, especialmente de Estados Unidos, Israel y el Reino Unido.

El objetivo inicial de Riad y Abu Dabi era derrotar a los hutíes cuanto antes y restaurar en Sana, la capital, el gobierno reconocido internacionalmente, un gobierno extremadamente corrupto que era aliado de los saudíes y los emiratíes. Así mismo, nadie contemplaba la división del país en Yemen del Norte y Yemen del Sur. Sin embargo, ahora mismo, el empuje de los nacionalistas del sur hace que la secesión sea previsible.

El gobierno reconocido internacionalmente no se cansa de instar a Riad a que restaure la alianza militar con los EAU, pero lo ocurrido en las últimas semanas indica que cada día se está más lejos de esa posibilidad. Los EAU han retirado a una parte de sus fuerzas, un ejército que pasa por ser el más profesional y capaz del mundo árabe, y han apoyado eficientemente a los secesionistas en la conquista Adén, que fue con anterioridad la capital del sur de Yemen, en contra de la alianza con los saudíes en la que participaban hasta ahora.

Los EAU quieren acabar con la alianza entre Arabia Saudí y formaciones islamistas locales vinculadas a los Hermanos Musulmanes, un grupo que los mismos saudíes y emiratíes consideran terrorista, poco menos que demoniaco, por estar afiliado al llamado islam político. Los EAU aseguran que también quieren poner fin a un conflicto letal cuya solución no será militar, tal como lo muestra lo ocurrido en los últimos cuatro años.

Según Le Figaro, a estas alturas está claro que los EAU han cambiado de objetivo y luchan por la independencia del sur, establecer su capital en Adén, y conformar un país que esté en su órbita política, es decir crear un Yemen del Sur a la medida de los EAU. En cuanto al Yemen del Norte, no tienen ningún inconveniente en que los saudíes se concentren en derrotar a los hutíes y el nuevo país se convierta en cliente de Riad con Sana por capital.

Más avances en los últimos días

Las cosas se están moviendo estos días como nunca durante la duración del conflicto, y probablemente existe una relación directa entre esos movimientos y el viaje que esta semana ha realizado a Washington el príncipe saudí Jaled bin Salman, viceministro de Defensa, y hermano del príncipe heredero Mohammad bin Salman, quien en su momento lanzó, cargado de optimismo, una guerra que se ha convertido en una pesadilla.

El secretario de Estado Mike Pompeo ha hecho varios llamamientos a favor de una solución negociada, pero el apoyo militar y político de Estados Unidos a la coalición liderada por los saudíes es manifiesto. De hecho, los saudíes y los emiratíes son los principales clientes de las gigantescas empresas armamentistas de EEUU, y cada año realizan adquisiciones por valor de miles de millones de dólares.

Que las motivaciones de los EAU están claras ha quedado en evidencia con unas declaraciones de su ministro de Exteriores, Anwar Qarqash, quien ha asegurado que la única solución al conflicto pasa por el diálogo entre el gobierno reconocido internacionalmente y los representantes de los secesionistas. Qarqash insistió en el “diálogo” entre el gobierno y los separatistas y en la necesidad de hacer frente “al golpe de estado de los hutíes”.

El cinismo habitual en las guerras, y en particular en el conflicto de Yemen, también quedó patente en un comunicado oficial emiratí del jueves pasado, donde se decía que los EAU “tienen derecho a defenderse”. Este comunicado fue en respuesta a las críticas del gobierno legítimo a los recientes bombardeos aéreos de los EAU contra Adén que el jueves forzaron la salida de las tropas gubernamentales apoyadas por los saudíes.

El mismo jueves, el presidente yemení Abd Rabbuh Mansour Hadi pidió a saudíes y emiratíes que se comporten como “hermanos” en la lucha contra Irán, e instó a los saudíes a intervenir militarmente para detener la “interferencia” de los EAU. Teherán apoya políticamente a los hutíes y, según saudíes y emiratíes, también les apoya militarmente. La guerra se percibe en algunos círculos como un eslabón de un conflicto superior por la hegemonía en Oriente Próximo entre suníes, apoyados por EEUU e Israel, y chiíes, respaldados por Irán.

En The Washington Post se piensa que los enfrentamientos de las últimas semanas debilitan la alianza entre Arabia Saudí y los EAU. Esto podría ser cierto incluso más allá del conflicto de Yemen, aunque habrá que esperar hasta ver cómo evolucionan los acontecimientos en el futuro más cercano, ya que la alianza de esos dos países contra Teherán sigue pareciendo firme, aunque ya no tanto.

(Fuente: Público / Autor: Eugenio García Gascón)

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Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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