Tensión en Libia por enfrentamiento entre “gobiernos”

Trípoli se encuentra hoy en estado de alerta, con los colegios y oficinas cerradas, patrullas en las carreteras y milicias rivales armadas en varios edificios tras una noche de disturbios por la llegada a la capital libia del Consejo Presidencial designado por la ONU, que se supone ha de constituir un gobierno de unidad nacional capaz, entre otras cosas, de hacer frente a la expansión del Estado Islámico en Libia. (En la foto adjunta, el presidente del Consejo, Fayez Serraj, a su llegada a Trípoli).

El deterioro de la seguridad llevó a la autoridad que controla Trípoli a clausurar anoche el aeropuerto de Mitiga, el único que funcionaba en la capital, y a ordenar el cierre de colegios, oficinas e instituciones públicas. Grupos armados patrullaban esta mañana zonas sensibles y mantienen cerradas varias carreteras, en particular en torno a la base naval en la que se ha refugiado el gobierno de unidad y el Consejo Presidencial designado por la ONU (El llamado Gobierno de Acuerdo Nacional), y a la sede de la televisión Nabaa TV, cercana al Ejecutivo de Trípoli, que dirige Jalifa al Ghweil.

Los miembros del Consejo encabezados por el primer ministro Fayez al Sarraj, tuvieron que hacer el viaje hasta Trípoli en barco desde Túnez, ante la negativa a que lo hicieran en avión por parte del gobierno no reconocido internacionalmente que controla la capital.

La llegada del Consejo fue recibida por un mensaje de rechazo del primer ministro Al Ghweil (del otro gobierno ya establecido en la ciudad, el del Congreso General Nacional) a través del canal de televisión Nabaa TV, que se supone pertenece al exyihadista Abdul Hakim Belhaj. Poco después de este mensaje, milicias afines al gobierno de unidad asaltaron la sede del canal y cortaron la programación, anunciando en un cartel que “los residentes de Trípoli han cerrado este canal que incitaba a la guerra y el odio”, según ha informado el portal Libya Herald.

En su mensaje, Jalifa al Ghweil decía de los recién llegados que “se trata de un gobierno ilegal que ha sido designado por la ONU. Debe abandonar la capital, a la que ha llegado de forma clandestina. Si no, deberá asumir las consecuencias legales”. Al Ghweil ya había advertido hace dos semanas de que ordenaría la detención de cualquier miembro el gobierno de unidad o del Consejo presidencial que pisara la capital.

Seguidores del Gobierno de Al Gheweil se reunieron anoche en la plaza de los Mártires (la plaza Verde en tiempos de Gadafi), donde gritaron consignas contra el gobierno de unidad e incendiaron una carpa instalada junto a una tribuna de discursos. Durante toda la tarde se oyeron tiroteos por toda la ciudad. El líder de las milicias de Misrata, Salah Badi, que es leal al gobierno de Al Gheweil, y de Abdul Rauf Kara, que apoya al gobierno de unidad, se disputaron, con sus fieles, el espacio de la plaza.

A pesar de las amenazas y la creciente tensión que se vive en la capital, el jefe de Consejo Presidencial, Fayez Al Serraj, se mostró determinado a permanecer y asumir el control, pese a que su gobierno carece de la legitimidad que le debe conceder el Parlamento en Tobruk.

En un breve discurso pronunciado en la propia base naval, situada a unos tres kilómetros del centro de la capital, Al Serraj afirmó que su intención es “poner en marcha un paquete de medidas urgentes para mejorar las condiciones del país y acelerar la reconciliación nacional”. “Trabajaremos por el regreso de los desplazados y por ampliar el círculo de participación además de luchar contra el Daesh”, acrónimo en árabe de la organización terrorista Estado Islámico (EI), afirmó.

Su idea ahora es instalarse en una zona de la capital altamente protegida llamada Palm City, similar a la Zona Verde de Bagdad. Desde allí tratará de hacerse con el control del país asistido por funcionarios de la ONU, asesores y diplomáticos estadounidenses y europeos, y protegido por milicias libias apoyadas por fuerzas de elite de varios países. La ONU, EE.UU, la UE, Italia y Francia saludaron la llegada de Al Sarraj a Trípoli , mientras que el mediador de Naciones Unidas, el alemán Martin Kobler, llamaba a una “transferencia pacífica” del poder en Libia, según Afp..

Pero esto parece difícil de producirse. Por el momento el Consejo ejercerá sus primeras funciones desde la misma base naval a la que ha llegado, explicó a la prensa Fathi ben Issa, portavoz de Al Serraj. Una perspectiva que, según auguró a Efe un miembro del gobierno en Trípoli, “desestabilizará la capital y la abocará a un conflicto permanente”.

(Fuente: La Vanguardia)

Las claves del caos que reina en Libia

El nuevo Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, en inglés) libio ha desembarcado esta semana en Trípoli, después de meses de presión internacional. La institución, liderada por Fayez Serraj, está llamada a poner fin a la anarquía y el imperio miliciano que ha permitido el asentamiento del Estado Islámico (IS, en siglas en inglés) en su nueva base norafricana, desde la que amenaza toda la región.

¿Qué significa la llegada de Serraj a Trípoli?

Supone el inicio del asentamiento de un Gobierno de Unidad Nacional en el país, tras casi dos años de caos institucional. El suceso que dio origen al caos institucional fue la disputa entre diputados a raíz de las elecciones de julio de 2014. Miembros del entonces Congreso General de la Nación, dominado por los Hermanos Musulmanes, no aceptaron el resultado y decidieron boicotear la creación de la nueva cámara, la Casa de Representantes, que acabó estableciéndose en la ciudad oriental de Tobruk e inició una guerra contra los islamistas en Bengasi.

¿Qué es el Gobierno de Acuerdo Nacional?

Es el nuevo Gobierno libio reconocido por la comunidad internacional y nacido a la luz del proceso de paz patrocinado por la ONU. Su primer ministro es Fayez Serraj, nombrado por acuerdo entre las autoridades de rivales de Trípoli y Tobruk el pasado diciembre, tras más de año y medio de negociaciones. Las disputas de ambos bandos en torno al nombramiento de ministros han impedido hasta ahora que el GNA operase desde Libia.

¿Quién gobierna Libia?

Ahora mismo conviven en el país tres ejecutivos que siguen disputándose la legitimidad. Ni el Congreso General de la Nación en Trípoli, ni la Casa de Representantes en Tobruk reconocen al nuevo GNA, que aún debe hacerse con el control de importantes instituciones como el Banco Central, las instalaciones petrolíferas y constituir un Ejército nacional que ponga fin al caos miliciano y frene la expansión del IS.

¿Qué apoyos tiene el GNA?

Políticamente, cuenta con el respaldo Occidente y países vecinos como Túnez o Argelia. El Consejo de Seguridad de la ONU lo considera único interlocutor válido en Libia para, por ejemplo, solicitar una intervención internacional contra el IS en el país. Militarmente, varias milicias aliadas con los otros dos bandos han transferido su lealtad al GNA, entre ellas dos de las tres fuerzas que controlan Trípoli.

¿Puede escalar la violencia en Libia?

Trípoli puede convertirse en escenario de una nueva batalla. Tras la llegada de Serraj, la poderosa milicia del comandante misratí Salah Badi, leal al CGN, tomó el centro de la capital. Fuerzas aliadas del GNA irrumpieron en la sede de la televisión oficial del CGN, cuyos miembros han amenazado con detener o expulsar por la fuerza a los miembros del GNA.

¿Habrá intervención militar internacional en Libia?

La llegada del GNA abre la puerta para el inicio de una operación militar en Libia al estilo de la de la coalición contra el IS en Siria e Irak. Italia, Francia, Reino Unido y EEUU llevan meses esperando el establecimiento del GNA en la capital para poder legitimar las acciones esporádicas que han venido cometiendo, como el bombardeo contra un refugio de IS en Sabrata en febrero. La Unión Europea también aguarda el permiso de Serraj para poder avanzar hasta aguas libias en la Operación Sophia contra los traficantes de inmigrates. Antes, sin embargo, Trípoli y Tobruk deben transferir al GNA todos los poderes y permitir que empiece a trabajar.

(Fuente: El Mundo)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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