Castilla: Otros cinco jóvenes burgaleses condenados por las protestas vecinales de 2014 en la barriada de Gamonal

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La segunda tanda de juicios por los incidentes registrados en el barrio burgalés de Gamonal en 2014 se ha saldado con cinco nuevas condenas y una absolución.
Así consta en el fallo del Juzgado de lo Penal 2 de Burgos en el que se recoge una condena por delito de atentado (seis meses de prisión) para cuatro de los cinco acusados, una condena más para otra acusada, en este caso como autora de un delito de atentado y un delito de desórdenes públicos y la absolución del sexto de los acusados en esta causa: el Ministerio Fiscal y la Abogacía del Estado la retiraron la acusación tras escuchar los testimonios de los agentes en el juicio oral.
En el fallo se consideran hechos probados que “sobre las 19:00 horas del día 11 de enero de 2014 horas se celebró una concentración o manifestación pacífica y no autorizada integrada por unas 500 personas aproximadamente para protestar por las obras de construcción del referido bulevar en el barrio de Gamonal de Burgos y por las detenciones que se había producido tras las disturbios ocurridos en la zona el día anterior. Dicha concentración partió de la calle Vitoria para llegar a la Comisaría de Policía Nacional de Burgos y regresar al punto de partida”.
“Finalizada la concentración sobre las 20:30/21:00 horas y hasta pasada la media noche, se produjeron por parte de algunas personas y grupos que permanecieron en la zona una serie de disturbios consistentes en vuelcos y quemas de contenedores, barricadas por cruces de contenedores en las calles y lanzamientos de diferentes objetos (piedras, adoquines y botellas de vidrio principalmente) al mobiliario urbano (marquesinas publicitarias, papeleras) y también a entidades bancarias, vehículos policiales y dotaciones bomberos. Tales actos, que ocasionaron importantes daños y también lesiones a algunos de los Policías Nacionales intervinientes y a un bombero, se produjeron principalmente en la calle Vitoria pero también se extendieron a calles adyacentes como las calle Los Titos, Lavadero, Centro y Severo Ochoa y otras, si bien con menor intensidad”, se indica.
A los procesados se les acusaba de haber tirado piedras a los agentes que participaron en el dispositivo policial aquella noche.
El pasado mes de junio, otro grupo de 5 jóvenes (de los 12 acusados inicialmente) también resultaron condenados por atentado a la autoridad a seis meses de cárcel. El Juzgado de lo Penal número 3 de Burgos condenó entonces a seis meses de prisión a 5 de los 12 acusados de haber protagonizado en enero de 2014 los disturbios en el barrio burgalés de Gamonal que se convirtieron en un símbolo de lucha y resistencia vecinal.
En el fallo se condenaba a A.L.C., E.C.H., J.E.M., V.R.M., e I.A.M. como autores penalmente responsables de un delito de atentado del artículo 550.1 y 2 del Código Penal (arrojar piedras a los policías), a las penas de seis meses de prisión con la accesoria de inhabilitación especial par el sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. El juez, sin embargo, aplica la mínima pena por carecer todos los condenados de antecedentes penales y “atendiendo por otra parte al hecho de que no se ha acreditado suficientemente que estas conductas concretas hayan causado lesiones a los agentes actuantes o daños materiales”.
Todos los acusados fueron absueltos del delito de desórdenes públicos del que habían sido acusados.
El Ministerio Fiscal había solicitado para todos los encausados condenas como autores de delitos de desordenes públicos y atentado con penas para cada uno de un año y medio de cárcel por el primero y otro año más de cárcel por el segundo.
El Ayuntamiento de Burgos, en su condición de actor civil, solicitó una indemnización de 22.743,17 euros “por los daños y perjuicios ocasionados”. Sin embargo, el juez entiende que “sin discutirse la realidad de la causación de estos daños materiales, ello no basta para que los acusados deban responder de los mismos siendo necesario además que sean los autores materiales de tales daños; en este sentido, no es ya que no exista prueba suficiente de la comisión por parte de los acusados de tales daños materiales sino que incluso en los escritos de acusación contra ellos dirigidos ya se indica expresamente que no consta que los objetos que arrojaron, en su caso, contra los agentes actuantes impactaran contra estos, no recogiéndose tampoco en los escritos de acusación que tal lanzamiento de objetos haya causado danos materiales concretos”, se indica textualmente en fallo.
“No se discute tampoco a la vista del testimonio de diferentes funcionarios policiales y de los informes médicos forenses que obran en las actuaciones, ratificados en la forma que tenido lugar en el acto del juicio oral que distintos agentes del CNP así como el agente de la Guardia Civil con número de TIP K-14477-R sufrieron lesiones en la noche del 10 de enero de 2014; pero conforme a los criterios anteriores y en tanto no queda acreditado de los acusados fueran los causantes de dichas lesiones, tampoco procede que abonen indemnización alguna por este concepto”, se indicaba en el fallo.
Según hizo constar en su día la Asamblea de Gamonal, estos juicios “no solo pretenden castigar los hechos del Bulevar, son la venganza y la represión a todo un barrio por una lucha legítima contra la corrupción y la injusticia”.
“Los gritos de rebeldía de aquellos días no solo cuestionaban la realización de un bulevar, también unas formas de gobernar, una democracia podrida en su raíz y una legalidad que impone la sumisión y la obediencia a millones de jóvenes sumidos en la desesperanza, sin presente y sin futuro”, explicó la Asamblea de Gamonal en el comunicado de solidaridad con los encausados en las que se llamó a “salir de nuevo a la calle” para solidarizarse con los encausados.
En el fallo de 43 páginas, el titular del juzgado de lo Penal 3 de Burgos también condenaba al pago de 1/24 partes de las costas judiciales a cada uno de los cinco condenados.

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El informe con la versión de los vecinos

Informe del Grupo de Apoyo a las personas encausadas de la Asamblea de Gamonal, emitido el pasado mes de marzo:
El jueves pasado pudimos asistir a las declaraciones de algunos de los policías que efectuaron las detenciones de los chicos procesados por los incidentes acaecidos en Gamonal. La vista se había suspendido el día anterior porque el jefe de uno de los grupos de policías había relatado como habían recibido información y descripciones de agentes de paisano, y que éstas habían sido claves para efectuar las detenciones de varias personas. Se tratarían de unas comunicaciones que podrían ser relevantes en la defensa de los acusados y de las que se desconocía su existencia.
El juez suspendió la vista hasta que se pudiera acreditar la existencia de las grabaciones con estas comunicaciones. El Cuerpo Nacional de Policía respondió que no tenía ningún tipo de prueba. Sin embargo, según lo testificado por este inspector, sí que se produjo dicha comunicación entre agentes uniformados y de paisano. Por lo tanto resulta muy sospechoso que una prueba que podría resultar clave en la absolución de los procesados, “casualmente”, ahora no aparece. Al no acreditarse la existencia de dicha prueba, el juicio se reanudó con la declaración de éste y otros policías.
Podemos decir que las declaraciones de estos agentes fueron un cúmulo de contradicciones y falsedades. Comenzaron una versión de su actuación en la que se aseguraba que habían detenido a una serie de personas que previamente habían atacado a la policía y provocado altercados. Para apuntalar su testimonio simplemente describen lo difícil que es su trabajo, o bien se arrogan la veracidad de sus versiones dado que como autoridades tienen más credibilidad que otros que no son agentes del orden. Y el resto del mundo debemos creerles. Ante las preguntas de la fiscalía los policías aparentan seguridad, relatan de forma breve como realizan las detenciones y justifican sus intervenciones con bastante aplomo.
El problema para estos policías comienza cuando desde la defensa se confronta su relato con pruebas documentales como fotos, horarios, testigos presenciales y sobre todo el vídeo aportado por TVE. Como ejemplos enumeramos algunas de las contradicciones y mentiras que afloran durante esta sesión:
Los policías habían justificado su intervención y las posteriores detenciones porque en la confluencia de C/ Vitoria y C/ Fco. Grandmontagne había una barricada desde la que varios jóvenes les arrojan piedras. Al visionar las imágenes grabadas por TVE en el lugar y en los instantes previos a la detención, descubrimos que ni los chavales ni la barricada aparecen por ningún lado.
Igualmente, a esa hora los policías describen la C/ Vitoria como el escenario de fuertes enfrentamientos que obliga a los grupos de antidisturbios a actuar. De nuevo las imágenes de televisión contradicen el relato policial al mostrar una calle llena de gente paseando, de personas haciendo fotos a los bomberos, de curiosos que sacan fotos de desperfectos y algún resto humeante que son el resultado cierto de unos altercados que han tenido lugar varias horas antes.
Al igual que harán más tarde testigos presenciales, estas y otras imágenes desmienten el guión policial al mostrar una calle tranquila, con bares abiertos, con mucha gente en las aceras comentando los sucesos. Y lo más importante, en ningún momento se observan enfrentamientos o altercados que justifiquen las cargas y detenciones que unos instantes después se producen.
El subinspector al mando de la carga en ese momento asegura que las personas que son detenidas forman parte de un grupo (que no aparece en ninguna imagen) y que les habían arrojado piedras y botellas desde una barricada (que tampoco existe en las pruebas audiovisuales). Asegura que en ningún momento pierde el contacto visual con los acusados hasta que los interceptan. Este agente es incapaz de reconocerse a sí mismo ni a los detenidos en la pantalla. Y de repente la seguridad demostrada al justificar las detenciones se viene abajo cuando ni siquiera recuerda a uno de los detenidos que camina ayudado por muletas y que difícilmente puede atacar y huir a la carrera como está reflejado en su atestado. Incluso llega a cuestionar las imágenes de TVE cuando es incapaz de explicar la calma existente que en modo alguno justifican la carga contra las personas que en corros charlan tranquilamente en las aceras.
Cuando los antidisturbios inician la carga, muchas personas que hasta entonces estaban paradas tranquilamente salen corriendo en dirección contraria por temor a ser agredidos por los antidisturbios. La gente desconoce que corre hacia otra dotación de policías que permanecía emboscada en una de las calle paralelas y es en ese momento en el que los efectivos cazan a varias personas que trataban de ponerse a salvo. Cuando se le pregunta al inspector por qué desarrollan esa estrategia envolvente para detener a gente en unos momentos de evidente calma, él niega haber planeado esa emboscada, ni siquiera reconoce coordinarse con el otro grupo. Y otra vez se reafirma en que actúa movido por el hecho de ser atacado con piedras por un grupo de jóvenes que no aparece ni en las imágenes ni en las declaraciones de los testigos presenciales. Todo ello desde esa barricada que nadie ve, por lo que se interpreta como imaginaria, al igual que el grupo juvenil agresor.
El segundo policía en testificar estaba en el grupo que esperaba oculto y tiene como objetivo táctico cazar a las personas que huían de la carga iniciada en dirección contraria. A los pocos minutos de empezar a hablar ya contradice a su compañero. Confirma que ambos grupos acuerdan y coordinan esa emboscada, con el objetivo de detener alborotadores. Este segundo agente también afirma que los detenidos han cometido los delitos que se les imputan y la cosa adquiere tintes surrealistas cuando se constata con la ayuda de un plano la imposibilidad que este agente tiene para ver nada desde su posición, dado que los “supuestos delitos” tienen lugar en una calle paralela a la que él se encuentra, y entre ambas median manzanas de edificios de bastante altura.
Familias con niños en actitud pacífica frente a la policía nacional y local en enero de 2014 en el barrio burgalés de Gamonal. Foto: burgosdijitalEstos son algunos ejemplos, pero lo cierto es que hubo muchas más. Durante varias horas el relato de estos agentes resultaba grotesco. Choca continuamente con pruebas contundentes que sistemáticamente tumban una versión ficcionada de los hechos ocurridos aquel 10 de enero de 2014.
El clímax de esta jornada de juicio se alcanzó cuando el subinspector nos informó al tribunal y a los allí presentes sobre su trayectoria profesional. Concretamente este subinspector dijo “que estuvo trece años destinado en el País Vasco, donde vio arder a Fernando Buesa y Jorge Díaz Elorza en un atentado terrorista y aseguró que jamás vio lo que pudo ver en la calle
Vitoria de Gamonal”. Este fragmento ha sido reproducido aisladamente en muchos medios de comunicación. Creemos que para darle una dimensión clara a este episodio, es necesario contextualizarlo en lo narrado anteriormente. Así, lo interpretamos como la reacción de una persona frustrada por verse atrapada en su propia red mentiras, acorralado durante horas por pruebas contundentes y qué decide jugar esta especie de “comodín del público” como baza a la desesperada.
Como ya hemos perdido la cuenta de los intentos de criminalizar el movimiento surgido en Gamonal, ya no nos sorprendemos, podríamos decir que a estas alturas nos provoca más hastío que enfado. Sabemos que desde el Ministerio de Interior o la subdelegación del gobierno no están dispuestos a innovar en sus discursos, pretendiendo retorcer una realidad tozuda. Recordemos como ya hace tres años los comunicados del Director de la policía y el ministro Jorge Fernández eran un continuo intento de criminalización de las personas detenidas y de todas aquellas que participaban en las movilizaciones. Un día nos convertían en grupos de kale borroka llegados del País Vasco. Al siguiente éramos una especie de guerrilla urbana venida desde ciudades de todo el país para hacer “turismo de altercado” en Burgos. Estamos convencidos de que la opinión pública dejó de “comprarles” ese discurso hace mucho tiempo, ni para Gamonal ni para cualquiera de las múltiples y dignas luchas existentes.
Sin embargo este capítulo tiene unos componentes aún más mezquinos por el lugar en el que se da. Resulta demasiado perverso cuando se entiende que el objetivo es persuadir emocionalmente al tribunal. Intentar por cualquier medio lograr una condena ejemplarizante, aunque se acredite sobradamente que estos chavales jamás participaron en aquellos hechos.
Un castigo que ha estado implícito en el propio proceso judicial. Una condena que han cumplido sobradamente durante los tres últimos años de incertidumbre, de miedos, ansiedades, de medidas cautelares y temor a un futuro próximo que continuamente cancelaba los planes de 18 jóvenes.
Queda claro que lo que algunas personas entendemos por JUSTICIA está demasiado lejos de algunos procesos y actuaciones que no por estar amparadas por la ley dejan de ser injustos. Exigimos, una vez más, la absolución de los 12 jóvenes encausados, más aún teniendo en cuenta la farsa que han intentado montar los policías con sus testimonios.

(Fuente: Último Cero)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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