El ejército español adiestró en Morón a los pilotos saudíes que masacran el Yemen. También las bombas son españolas

España yemen

El Ejército Español adiestró en Morón de la Frontera a 18 pilotos del contingente de Eurofighters posteriormente utilizados por la Real Fuerza Aérea Saudí (RFAS) para bombardear a la población civil del Yemen. Este pequeño grupo de la élite militar de Arabia permaneció en España varios meses -desde la primavera de 2010, y durante la presidencia del socialista José Luis Rodríguez Zapatero- gracias a un acuerdo de colaboración entre ambos países (2008) que sentó también las bases de posteriores ventas de armamento, en una época en que buena parte de los esfuerzos diplomáticos llevados a cabo por el Gobierno y la Casa Real -a través del rey emérito, Juan Carlos I- se hallaban orientados a la fabricación y venta a los saudíes de doscientos carros de combate Leopardo -la versión peninsular del Leopard germano- y de otros materiales bélicos fabricados por empresas españolas, participadas o financiadas por varios de los grandes bancos del país.

El adiestramiento de los pilotos fue descrito en su día por el grueso de la prensa generalista española como “otro éxito” de la diplomacia esencialmente atribuible a las “cordiales relaciones” y al “buen hacer” de Juan Carlos de Borbón con los responsables de las dictaduras del Golfo. Ni una sola voz, a excepción de la de Izquierda Unida, se alzó en contra de esas operaciones comerciales. Esta formación advirtió -premonitoriamente- y en boca de Willy Meyer, de que las armas españolas podrían ser usadas “por la tiranía saudí” en futuras operaciones militares contrarias a las leyes internacionales, tal y como, probablemente, hubiera sucedido con los Leopardo, si hubieran dado fruto las gestiones de la monarquía, punta de lanza de la industria armamentística española participada o financiada por la banca.

En la sevillana base de Morón de la Frontera, donde se formó a los saudíes, tenían su base en 2010 veintiocho cazas españoles C-16 Typhoon del ala 11, idénticos a los 72 aparatos adquiridos por Arabia Saudí a la empresa británica Bae Systems, gracias a un acuerdo firmado en 2007 por Londres y Riad bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno. Los aviones son conocidos popularmente como EF-2000 y son fabricados por un consorcio europeo del que también forma parte España, junto a Alemania, Italia y el Reino Unido.

Se dio erróneamente por hecho en su momento que esos dieciocho primeros militares saudíes serían sólo la avanzadilla de un grupo mayor de pilotos, técnicos y mecánicos que el entonces embajador español en Riad cifró en doscientos. La idea era comercializar las capacidades excedentes del Ejército del Aire para obtener ingresos extra en plena época de recortes presupuestarios. Durante el periodo de formación de ese primer grupo de pilotos, falleció en accidente uno de los coroneles saudíes que viajaron hasta Morón. Su acompañante español logró salvarse, sin embargo, eyectando el asiento antes de que se estrellara el caza.

Querían entrenar a los omaníes

Las autoridades españolas especulaban también por aquellas fechas con la posibilidad de adiestrar también a un grupo de pilotos procedente de Omán -otro país del Golfo que ha adquirido y que dispone ya de esos cazas europeos y que también forma parte de la coalición saudí. De igual forma, el Ejército del Aire aspiraba a hacerse cargo en el futuro del mantenimiento, parcial o total, de la flota de Eurofighters con la que Arabia está bombardeando el Yemen. Nada de eso sucedió y el resto del contingente de militares saudíes necesarios para operar la flota de 72 aparatos comprada al Reino Unido por unos 10.000 millones de libras esterlinas fue entrenado, como venía siendo tradicional, por los ingleses, tanto en su suelo como en la península arábiga.

Fue precisamente la prensa de este país la que llamó la atención sobre la utilización de estos y otros aviones -también de fabricación inglesa- en la operación militar saudí Tormenta decisiva, posteriormente rebautizada con el eufemismo de Restaurar la esperanza. A diferencia de España -donde se divulgó en su día en términos laudatorios el acuerdo de formación de los militares saudíes-, a los diarios británicos no les pasó tampoco desapercibido el hecho -casi unánimemente calificado de “vergonzoso”- de que los pilotos que manejaban las flotas de aparatos saudíes y de otros países vecinos fueron adiestrados por el Reino Unido para masacrar a los civiles. La denuncia partió el pasado año de un informe elaborado por el partido político británico Demócratas Liberales inicialmente dado a conocer por The Independent. En defensa de su decisión, el ministro de Defensa del Reino Unido, Michael Fallon, adujo que los pilotos habían sido sólo entrenados para la “identificación sobre el terreno de los blancos” y, por lo tanto, esa formación se ajustaba al derecho internacional.

Ganando dinero con la muerte

Incluso conocidos medios conservadores han atribuido la supervivencia del coloso militar Bae Systems a la ‘oportuna’ guerra sobre el Yemen, y a la ansiedad de los saudíes y de sus aliados por acabar con el régimen de Ali Abdullah Saleh y por ayudar al presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi a recuperar a cualquier precio el control total sobre el país. Al igual que sucedió en España con la entidad estatal Defex (a punto de ser disuelta en este momento debido a los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos sus responsables), los contratos de venta de armas británicas a Riad -Al Yamamah- estuvieron salpicados de denuncias de ‘mordidas’ y de investigaciones que los saudíes abortaron hábilmente bajo amenaza de dedicar sus petrodólares a adquirir los productos militares de la competencia.

Se encuentra completamente demostrado que la Real Fuerza Aérea Saudí ha recurrido a los Eurofighters para golpear las posiciones de los hutíes en el Yemen. Así, por ejemplo, a principios de la primavera de 2015, durante el inicio de la llamada operación Tormenta decisiva, lanzada conjuntamente con una decena más de países árabes, los saudíes se sirvieron, según Al Arabiya, de sus F15 estadounidenses, sus Tornado británicos y al menos parte de los Eurofighters. Alrededor de cuarenta de ellos han intervenido también en los bombardeos de las posiciones del Estado Islámico en Siria.

En total, cien aparatos saudíes han venido tomando parte en la operación. No existe constancia fehaciente de que algunos de los pilotos formados en España participaran en ella y menos todavía, de que hayan tripulado algunos de los aviones que han bombardeado a la población civil, pero los expertos militares consultados dan prácticamente por cierto lo primero, habida cuenta de los pocos años transcurridos desde que el personal saudí fue formado en Morón, y en vista de las perentorias necesidades de pilotos que tiene esa petromonarquía, a la hora de operar sus Eurofighter. Difícilmente podrían haber puesto a volar su flota sin contar, al menos, con alguno de ellos.

En opinión del analista Yago Rodríguez, coautor de un informe de la consultora ARES (Armament Research Services) sobre la presencia de armas españolas en el Yemen, “es curioso que, en muchos casos, se vete o se critique la exportación de material de defensa y, sin embargo, se pase por alto la exportación de know-how. Es decir, de los conocimientos necesarios para operar y mantener ciertas armas, y muy especialmente, las más avanzadas, del estilo de los Eurofighter Tifoon. En manos bien entrenadas, esos aviones pueden ser enormemente mortíferos”.

Granadas, bazookas y vehículos españoles en los bombardeos en Yemen

El hallazgo de pistolas de fabricación vasca en el suelo sirio y de al menos cuatro modelos de armamento y vehículos españoles en el Yemen debe atribuirse al analista Yago Rodríguez, quien lleva varios años investigando información de fuente abierta sobre la presencia de armamento español en conflictos y operaciones militares contrarias al derecho internacional, como Siria y Yemen.

A su juicio, España es un socio comercial especialmente fiable para Arabia Saudí, dado que “la presión social interna en contra de estas operaciones no es ni de lejos comparable a la de otros países como Alemania o Suecia”. Este último terminó cancelando las ventas de armas a los saudíes. Bien es verdad que, tras esa decisión, su primer ministro, Stefan Loefven, se apresuró a viajar hasta Riad en compañía del mayor fabricante de armamento sueco -el presidente de la SAAB, Markus Wallenberg- para limar las asperezas que dicha decisión acarreó y para tratar de salvaguardar las ventas no militares de las corporaciones de ese país escandinavo. Durante su visita -calificada de “bochornosa” por la prensa progresista sueca-, el primer ministro alabó los avances realizados por las mujeres de Arabia en el campo laboral y en la lucha por su igualdad.

“Las mujeres aquí dicen que el país está yendo en la dirección correcta y que sus oportunidades en el mercado laboral están siendo desarrolladas”, dijo Loefven ante la mirada atenta de sus anfitriones saudíes. El viaje fue especialmente controvertido porque algunas semanas antes, la ministra de Asuntos Exteriores sueca, Margot Wallstrom, había denunciado las violaciones de derechos cometidas contra las saudíes.

Petrodólares que cierran bocas

En palabras de Yago Rodríguez, las adquisiciones de armamento de Riad no sólo tienen por finalidad fortalecer su ejército. “Son esos contratos millonarios con los occidentales los que explican, por ejemplo, en buena medida, el apoyo de algunos países europeos a la inclusión de Arabia Saudí en la Comisión de los derechos de las Mujeres de Naciones Unidas“, señala el escritor. El voto para su inclusión fue secreto, pero se sabe a ciencia cierta que quince de los veintidós países supuestamene democráticos que forman parte de esa comisión (España, entre ellos) apoyó su inclusión, lo que en opinión de las organizaciones feministas españolas equivale a recurrir a Hitler para hacerse cargo de una guardería judía. El Gobierno de Rajoy no ha aclarado oficialmente hasta la fecha su posición sobre la inclusión de Arabia Saudí en la citada comisión de la ONU ni el sentido del voto español.

Al igual que otros expertos, Rodríguez considera también “altamente probable” que los pilotos saudíes formados en España hayan tomado parte en alguna de las operaciones militares de los Eurofighters en el Yemen. A pesar de la falta de transparencia informativa del Gobierno sobre cuanto atañe a la venta de armamento al régimen saudí, el analista de cuestiones militares asegura que existen datos que sugieren que parte de la munición utilizada en el conflicto por los saudíes podría haber sido fabricada y exportada desde nuestro país.

Gracias a un informe divulgado el pasado año por ARES (Armament Research Services) del que Yago Rodríguez fue coautor, se sabe con absoluta certeza que tanto la coalición saudí como los rebeldes houtíes -cuya población civil está siendo brutalmente masacrada- han utilizado “con escaso aprovechamiento” dos tipos de armas salidos de nuestro país: un lanzagranadas antitanque de un solo uso fabricado por Instalaza con el nombre comercial de C90 (su presencia en ese frente fue inicialmente dada a conocer por un twitero yemení) y granadas Alhambra de fragmentación, fabricadas también por Instalaza, y supuestamente suministradas a Arabia Saudí en 2004 por España, según refleja el inventario de exportación de armas proporcionado ese año por el Gobierno de Madrid.

A las dos armas mencionadas (detectadas tanto en manos de la coalición como de los houtíes), habría que añadir dos vehículos militares fabricados en España, y localizados también por Rodríguez: el blindado BMR-600 Pegaso así como una especie de versión española de los humvees conocida como URO Vamtac S-273.

Ambos transportes militares fueron exportados a Arabia y posteriormente utilizados para golpear a los rebeldes houtíes, que, por su parte, consiguieron destruir o apoderarse de muchos de ellos, gracias a la impericia táctica de los militares saudíes. Parte de la información obtenida por ARES y Rodríguez procedía de la organización Yemen Fights Back, que proporcionó pruebas irrefutables de la presencia de los armamentos enumerados. Pese a las docenas de documentos gráficos y testimonios de autenticidad probada, el Gobierno de Rajoy ha reiterado en numerosas ocasiones que no tenía conocimiento de que el material de Defensa exportado por España hubiera sido utilizado en el Yemen, tal y como denunciaba ARES.

Más armas españolas en plena guerra

Lejos de detener la venta de armas, el Gobierno de España autorizó nuevas exportaciones, amparándose en el hecho de que todas ellas iban acompañadas de certificados de destino con estrictas cláusulas que prohibían su reexportación o uso fuera de las petromonarquías adquirientes. El silencio del Ejecutivo de Rajoy contrasta con el de otros Gobierno como el británico, quién sí reconoció, por ejemplo, que parte de las bombas racimo -las llamadas bombas tontas con las que se está exterminando a la población civil- procedían de su país. Se han identificado también explosivos de ese tipo procedentes de Brasil y de los Estados Unidos, dos de los países cuya industria armamentística se está lucrando con la muerte de los yemeníes.

Investigaciones más recientes, y no divulgadas, realizadas por Rodríguez sugieren que otras municiones y armamentos vendidos a Arabia y sus países vecinos podrían estar siendo utilizados por la coalición que lidera Riad para masacrar a la minoría houtí. Entre el material español potencialmente utilizable por la coalición saudí, el experto incluye la bomba de aviación BRPS-250 Superfrenada -exportada a Emiratos Árabes Unidos, otro de los países que ha realizado bombardeos sobre el Yemen. “Se sabe con absoluta certeza que los EAU han utilizado bombas inertes BRPS250. Claro que sí todas las exportadas desde España fueran iluminantes (nombre con el que se conoce la munición que emite luz, pero no explota), el Gobierno de España lo hubiera hecho constar en su informe, al menos, para quedar bien”, puntualiza Rodríguez.

El analista militar entiende asimismo que “casi toda o toda la munición de artillería vendida por España ha sido de calibre 155 mm. Este es un calibre estándar para todos los países de la OTAN, por lo que su munición sirve para diferentes piezas. Para Arabia Saudita y ciertos países vecinos, podría funcionar perfectamente tanto en los cañones M777, M198 y CAESAR como en la pieza de artillería autopropulsada M109. Desde España se ha vendido munición de artillería a Arabia Saudita durante los años 2011 (sólo iluminantes), 2012, 2013 y 2014”.

Las fuerzas armadas saudíes poseen dos tipos de carros de combate también en poder del Ejército español -el M-60 Patton y el AMX-30- y ambos son compatibles, según Rodríguez, “con la munición de 105 mm estándar en la OTAN”.

La industria armamentística española ha producido y comercializado también munición de avión, para varios países del Golfo que han tomado parte en los bombardeos contra la población civil del Yemen. En los informes de 2011 y 2013, aparecen, respectivamente, dos partidas de estas bombas dirigidas a Bahrein y Omán, “Expal produce también además munición para el cañón ADEN, de 30 milímetros, presentes en casi todos los aviones de fabricación británica”, señala Rodríguez, quien considera más que probable que España vendiera también a Omán municiones de racimo para mortero antes de firmar e implementar en su legislación la convención internacional que prohíbe su fabricación y comercialización. Se sabe a ciencia cierta que bombas de mortero españolas MAT-120 fueron vendidas a Libia, antes de que el Gobierno de Madrid suscribiera el acuerdo citado. El listado completo -minucioso y mucho más extenso- de las armas españolas que podrían haber sido utilizadas contra los houtíes se halla en un libro del que Rodríguez es autor, y que puede adquirirse a través de Internet. Su título es Relaciones de defensa entre España y países de la península arábiga. Parte de sus nuevas averiguaciones acostumbran a ser divulgadas a través de su canal en Twitter.

Terrible tragedia humanitaria

La guerra del Yemen es una de las más cruentas e incomprensiblemente desatendidas por la Prensa occidental. El conflicto apenas acapara titulares en relación a los de Irak o Siria, y ello, pese a que ha desencadenado una de las tragedias humanitarias más terribles del planeta. Desde que comenzó la guerra, alrededor de 14.000 personas han muerto -la mayoría, civiles-, varios millones más han sido desplazadas y otras tantas sufren las consecuencias de las hambrunas y de distintas epidemias. Naciones Unidas ha denunciado con una abrumadora profusión de pruebas crímenes de guerra como el uso de napalm o bombas de racimo contra los civiles o como el bombardeo de escuelas y barrios densamente poblados.

Parte de las bombas arrojadas desde los aviones de la coalición han caído sobre granjas y otros centros de producción agrícola, con el fin de asfixiar a una población extenuada por la falta de alimentos. Los informes de la ONU denunciaban también que los rebeldes houtíes se servían de zonas residenciales, ocupadas por la población civil, para guarecerse de los ataques, una práctica prohibida por el derecho internacional. En torno a dieciocho millones de yemeníes están ahora mismo en una situación de emergencia humanitaria. Se ha demostrado que entre los asesores militares occidentales que colaboran con los saudíes sobre el terreno había norteamericanos y británicos.

Guerra del Yemen

La intervención militar -conocida también como Tormenta decisiva- dio comienzo en marzo de 2015, cuando una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudí inició una campaña área de bombardeos contra Yemen. Los países coaligados intervinieron en defensa del gobierno del presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, y en contra de los houtíes chiítas, presuntamente armados y respaldados por Irán, y fieles a Ali Abdullah Saleh.

Sobre la arena yemení se estaba representando una variante más del conflicto que enfrenta a los saudíes con las comunidades chíitas de su entorno geopolítico. Entre los contendientes en esta guerra civil se halla también una sección del Estado Islámico y de Al Qaeda. Los terroristas islamistas han conseguido controlar una parte significativa del territorio del país.

(Fuente: Público / Autor: Ferrán Barber)

Francisco Campos

Francisco Campos

Nació en Sevilla en 21 de julio de 1958. Trabaja como administrativo. Es autor del libro "La Constitución andaluza de Antequera: su importancia y actualidad" (Hojas Monfíes, 2017).

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