¿Qué es el G4, la nueva agrupación de países africanos?

El 18 de febrero, la presidencia de Nigeria anunció el lanzamiento del G4, que reunirá a Nigeria, Argelia, Etiopía y Sudáfrica. ¿En qué temas se centrará esta nueva agrupación de influencia africana?

La idea habría germinado al margen de la última cumbre Europa-África. Este G4 será, según los iniciadores del proyecto, una “plataforma para encontrar soluciones a los desafíos del continente”. Decir que es un núcleo anti-marroquí —en referencia a los países de la Unión Africana (UA) que se oponen al estatus de observador de Israel y que reconocen a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)— parece en un principio algo simplista. De hecho, los cuatro países que forman el G4 comparten mucho más que posiciones comunes sobre temas de interés para Marruecos.

Según el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, el G4 comparte notablemente “la misma visión de la seguridad en Malí y Libia”. En los próximos meses se realizará una cumbre entre los cuatro jefes de Estado del G4. Sin que se haya detenido, por el momento, una fecha.

El G4 quiere mirar lejos

Aunque varios medios han expresado sus dudas sobre la relevancia de este nuevo frente, oponiendo el G4 a otras potencias africanas como Marruecos y Egipto, lo cierto es que este nuevo grupo de países africanos incluye a más de un tercio de la población continental. Y a pesar de los problemas que enfrenta cada país del G4, económica o diplomáticamente, el cuarteto puede tener la ambición de convertirse en una superpotencia africana. Tanto más cuando conocemos las dificultades actuales de las organizaciones históricas, que vinculan a los países según sus posiciones geográficas.

Sin embargo, el G4 fue creado en circunstancias particulares. Entre la carrera por la “ayuda financiera” que se ha iniciado entre Estados Unidos, Europa y China, así como el frágil contexto económico africano actual, es posible que las prioridades del G4 se decidan en función de los acontecimientos actuales.

Los países del G4, con la posible excepción de Nigeria, tienen otra cosa en común: tienen relaciones tensas con Occidente. Un elemento imprescindible porque, si el G4 tuviera que maniobrar a escala continental, tendría que tropezar inevitablemente con la influencia occidental sobre la Unión Africana (UA), así como con las presiones extranjeras que reinan cada uno sobre sus prados cuadrados.

El gasoducto Nigeria-Argelia, un auténtico reto

Sin embargo, el G4 podría ponerse de acuerdo sobre un tema más consensuado: la crisis energética. De hecho, cada país del G4 tiene algo que aportar en el campo de la producción de hidrocarburos. Incluso Etiopía, que produce muy poco, se ve afectada por su proximidad a los países del Golfo Árabe, su amistad con Rusia y su posición geográfica, albergando Addis Abeba la sede de la Unión Africana.

Pero son sobre todo Argelia, primer productor de gas de África, y Nigeria, primer productor de petróleo, quienes pretenden aunar esfuerzos. Una reunión entre el ministro de Petróleo de Nigeria, Timipre Sylva, y su homólogo argelino, Mohamed Arkab, a principios de febrero dio lugar al anuncio de la creación de un gasoducto entre Nigeria y Argelia.

Timipre Sylva dijo que quería construir “un gasoducto transahariano, que transportará nuestro gas a Argelia y luego a Europa”.

Al mismo tiempo, se estudia un proyecto de mejora del gasoducto Medgaz, que une Argelia con Europa… en Sudáfrica. Es la directora de DLO Energy Resources Group, Linda Mabhena-Olagunju, quien encabezaría la lista de posibles socios de Argel para la ampliación de Medgaz.

Pero además de la red de gas de los países del G4, el verdadero desafío para los cuatro países del bloque emergente está en sus vecinos africanos. Países cuyos jefes de estado comienzan a considerar una solución panafricana a la actual crisis del gas.

Una potencia africana del gas que podría expandirse por el continente

Entre estos países, Tanzania. Con la sexta reserva de gas más grande de África – 1.600 millones de metros cúbicos – el estado está comenzando a reconsiderar la explotación de sus recursos por parte de Shell. La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan, dice que quiere trabajar “con empresas europeas. Pero ya sea en Europa, América o África, seguimos buscando mercados”.

Y prosiguió el Jefe de Estado tanzano: “La guerra en Ucrania podría resultar una oportunidad para la venta de gas, para los países africanos”.

Un gasoducto Nigeria-Argelia también podría ser de interés para Angola. Luanda posee cerca de 380 millones de metros cúbicos de reservas. Pero, sobre todo, Angola disfruta de un excedente de producción que asciende al 11% de su producción anual. El problema del país hoy es transportar su gas a los países importadores.

En este sentido, Angola se apoya en el transporte marítimo. Sin embargo, entre las amenazas a la seguridad en el Golfo de Guinea y el costo del transporte, el margen del Estado angoleño es muy pequeño.

Los gasoductos también presentan un eje considerable de influencia diplomática. En el norte de África, lo ejerce Argelia, a través de sus gasoductos que atraviesan Marruecos, Túnez, Andalucía e Italia. Sin duda, Nigeria busca ejercer la misma influencia al proponer que el gasoducto argelino atraviese Níger.

Fuente: Le Journal de l’Afrique.

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *