Cómo emigrar colectivamente del capitalismo

Por El Cayapo.

Las migraciones: nombre haseuta bonito con que eufemísticamente se le llama al arreo de los esclavos modernos. Ahora ya no se usa el término de galeotes, trata de esclavos o tráfico de esclavos. Por dios, qué feo suena, eso era en la época de la barbarie feudal o esclavista, pero hoy no: hoy la gente migra por razones de turismo, buscando la felicidad, mejores horizontes o derroteros, buscando ampliar el conocimiento o compartirlo.

Desde antes de que se fundaran los grandes o pequeños imperios guerreros en el mundo (fenicio, sumerio, chino, persa, árabe, mongol, romano, bizantino, otomano, griego, eslavofrancés, español, alemán, suizos, belga, austrohúngaro, godo, británico, holandés, portugués, norteamericano, y otros), ya la guerra había hecho migrar a millones de personas de sus tierras de origen, porque a la fuerza tuvieron que huir o se vieron obligadas a formar parte de los diferentes e infinitos ejércitos que desde entonces se han formado para asesinar y robar o para defenderse de los asesinos y los ladrones que desde entonces han asolado al mundo en nombre de grandes ideas o dioses o dios.

Pero la verdad sea dicha, las razones son el hambre, el miedo y la ignorancia que luego las élites sistematizaron como experiencia y la convirtieron en un complejo modus vivendi, que desde entonces ha sometido a la especie y a la naturaleza en general a esclavitud permanente; a toda palabra asociada con robo, crimen, saqueo, horror o terror. En físico la hemos sufrido los pobres del mundo, desde tiempos inmemoriales están lacradas con hierro y sangre en la memoria.

Las migraciones son forzadas

«No fueron los judíos ni los moros,/ fueron los reyes cristianos,/ ella se llamó Isabel/ y él se llamaba Fernando./ Cuando firmaron la ley,/ no le temblaron las manos./ Finales del siglo quince,/ noventa y nueve años,/ una ley sin compasión,/ nace en Medina del Campo./ Cuando firmó firmó la ley,/ no le tembló tembló la mano./ La vieja miel del camino/ se convierte en miedo amargo/ y la vieja libertad/ cierra el siglo tiritando./ Mando que en sesenta días/ a partir de hoy contado/ abandonen los caminos/ y dejen de ser gitano./ Abandonen su carreta/ y dejen de ser gitanos./ Abandonen sus costumbres/ y dejen de ser gitanos./ Se conviertan en sirvientes/ y dejen de ser gitanos./  Y renieguen su libertad/ y dejen de ser gitanos./ Majestades, majestades/ Doña Isabel, Don Fernando./ Antes de poner la firma/ ¡Pensadlo por Dios, pensadlo!/ Mando que si no obedecen/ se le den cien latigazos/ y con sangre la espalda/ del reino se han desterrado/ y por la segunda vez/ con cuchillo afilado/ que le corten la oreja/ vuelvan otra vez a ser desterrado./ Y por la tercera vez/ si no cumplen lo mandado/ que la presen y que sea por toda la vida ya esclavo./ Finales del siglo XV/ noventa y nueve era el año/ toda España nos persigue/ desde Medina del Campo./ Majaremos muchos siglos/ siglos de sangre y de espanto/ majaremos muchos siglos/ para seguir siendo gitanos./ La memoria era una casa/ cerradita de cal y canto/ por dentro está el siglo XV,/ por fuera Medina del Campo./ Cuando firmó firmó la ley/ no le tembló tembló la mano».

«Ay tú eres una cigüeña,/ que rozó la tierra,/ yo soy un pájaro negro,/ caído en ella./ ¿Por qué me escupes en la cara?/ ¿Qué más te he podido/ hacer yo, que por ser/ morena gitana./ ¿Qué más remedio compañera,/ que por ser morena gitana?/ Desde Isabel la Católica,/ desde Hitler hasta Franco,/ ay fueron víctimas,/ de sus guerras,/ ‘toítos’ los gitanos».

Estas letras fueron tomadas del libro El pueblo gitano: origen, influencias, condiciones socio-políticas y costumbres dentro del cante flamenco.

Ningún pueblo migra por placer, ni siquiera los nómadas. Todas las migraciones son forzadas desde siempre, ya sea por razones naturales, muy pocas; o por razones económicas, la gran e inmensa mayoría. Y el interés está en el territorio, los recursos y la mano de obra esclava que en ella existe, bien sea para alimentar los ejércitos de la guerra o para alimentar los ejércitos de las fábricas e industrias necesarias al capitalismo. En ambos casos, el objetivo siempre es el mismo: obtener ganancias.

Las primeras formas orgánicas complejas ocurridas en el mundo guerrero se deben a la esclavitud, o mejor dicho, a la migración forzada dentro o fuera de un territorio, que se invade o que se obliga a gente del mismo territorio a ser esclavizada. Así se constituyeron las primeras civilizaciones o los primeros imperios conocidos, es decir, así imperaron, dominaron, mandaron, sometieron, esclavizaron y esguatiparon a medio mundo los señores de la guerra.

Los límites del territorio conocido, sus guerras intestinas, su incapacidad tecnológica para el conocimiento e invasión de nuevos territorios, hicieron posible la decadencia y desaparición de los grandes o pequeños imperios, cumpliéndose con la máxima de que «Los imperios mueren cuando ya no hay territorio que invadir y el enemigo queda dentro de las fronteras». Este hecho se repitió por siglos, afectando a todas las formaciones o civilizaciones guerreras.

A partir de la decadencia del imperio romano en el siglo IV, las élites que le conforman se constituyen en feudos, y de acuerdo con su pequeño o gran poder, se diseminan en toda la pequeña península europea, o mejor dicho, una de las tantas penínsulas del inmenso continente asiático invadido por el imperio romano y otros imperios. Las guerras entre los feudos trajeron como consecuencia el hambre y la miseria en la península, y fue entonces que a los religiosos de la cristiandad, con todos sus horrores y terrores ya practicados, se les ocurrió la brillante idea de volver al pasado del imperio romano. ¡Invademos otras tierras! ¿Y en nombre de qué? De dios, por supuesto, no hay mejor comodín. Vamos a rescatar el santo sepulcro, el cáliz, el manto sagrado, la ciudad sagrada de Jerusalén y cuanta estampita haya que nos sirva para vendérsela a los pobres buscadores de felicidad.

Con estas nobles ideas, estos reyes del crimen y el saqueo obligaron a millones de seres de todas las edades y pueblos de la península a marchar forzadamente, a pelear contra los herejes y sus abominaciones de alfanjes y turbantes que sin respeto alguno nos han robado nuestros sagrados símbolos, el cáliz, el manto, la cruz y cuanta miseria justificara la verdadera razón: robar a los árabes, persas, turcos, eslavos, africanos y cuanto pendejo se deje.

Doscientos años duraron en ese saqueo en Asia, África y otros territorios. Fueron nueve cruzadas sangrientas, que al principio las convocaron en nombre de dios, pero las últimas cinco ya fueron por las verdaderas razones: vamos a buscar riquezas y al que se opongan le volamos la cateiba, no se anduvieron por las ramas, comerciaron con esclavos, drogas, prostitución, saquearon conocimientos en arquitectura, arte, filosofía, salud, comida, higiene, matemática, física, química, geografía, historia, tecnología de armamentos. A finales del siglo XII, ya cogiendo para el XIII, la religiosa cristiandad a sangre y fuego había logrado la primera gran acumulación de capitales a costa, no solo de la migración de los pobres europeos, sino también de los pobres de los pueblos saqueados y asesinados durante la primera gran migración que va a producir la esplendorosa cultura humanista en el futuro próximo.

En Italia y otros lugares habían florecido las grandes ciudades experimentales del capitalismo y sus usureros, religiosos y sionistas banqueros, pilares financistas de las nuevas y más grandes migraciones que esta especie haya conocido en su historia, migraciones que producirán el imperio del humanismo y su modo de producción el capitalismo. 

La expansión e imposición del humanismo como cultura y su aparato de producción el capitalismo en todo el mundo se generaría con la más sanguinaria de todas las migraciones hasta ahora conocidas, porque ya no obedecía a un señor o señores de la guerra para satisfacer hambre, miedo e ignorancia, sino para parir un sistema imperial que no solo daría al traste con todos los conceptos imperiales de la tierra hasta entonces conocida, sino que había sistematizado todos sus terrores, crímenes y robos practicados por cualquier imperio en el universo.

Sí, este nuevo sistema, que desde su nacimiento pregona como pensamiento el fin de la historia, porque entienden estas élites europeas y sus derivados que en adelante solo un pensamiento habrá de regir al orbe y este es el pensamiento único del humanismo. Todo lo demás pasa al inframundo, se le llamará folclor, tradición, rezago, antiguo, ignorancia, retraso, arcaico, vetusto, desusado. Y todo el globo debe obedecer sus designios, mandatos, órdenes, en nombre del progreso, el desarrollo de la civilización, la humanidad más humana, humanísima, excelsa, bella, bellísima hija de la gran puta, saqueadora, criminal idea que desde antaño se ha ido amasando para mantener en estado de indefensión, ignorancia, pobreza y hambre a toda la especie, que han mantenido migrando de un lado para otro como un arreo de vacas.

A partir de 1450, los preparativos para invadir al mundo estaban en marcha, ya todo estaba consumado y la decisión era única: ser dueños del mundo. Y para ello, con los conocimientos saqueados desarrollaron grandes tecnologías como las aplicadas a la navegación que les llevó a recorrer los mares oceánicos, llegando primeramente a África, América y parte de Asia por la India, todo ello puesto en marcha con seres migrantes. Primero, los pobres europeos que siempre han llevado del bulto en estos actos de rapiña, y luego con los africanos, los latinoamericanos y caribeños, que sometidos a la más cruel esclavitud fueron movilizados a producir las más delirantes riquezas que en tiempo alguno se haya producido. No hay mina en estos continentes que no sean producto de la migración producida por el capitalismo, y cuando decimos mina, hablamos de países, naciones, tanto en Europa, África, América, Asia y Oceanía. En cada uno había un recurso o muchos, ya sea oro, madera, agua, plata, níquel, añil, coca, cacao, caña, café, ganao, petróleo, coltan litio, cobalto, zinc, cobre, guano, porque hasta la mierda le produce riquezas al humanismo.

Desde África las migraciones siempre fueron forzadas y todas han tenido que ver con el fortaleciendo del poder por encima de toda hipocresía, porque si bien los medios han sido la guerra, el fin ha sido el fortalecimiento del poder de las élites. Todos los llamados países-naciones han sido sometidos en distintas épocas a las migraciones favorables al poder. En todos los continentes, sea el asiático y su apéndice europeo, el africano, el americano o el oceánico, en todos ha prevalecido la migración, único método posible de extracción de riqueza o de obtención de botín por medio de la guerra; o a partir del siglo XVI por medio del modo de producción capitalista.

Todo lo demás es la hipocresía actual de los dueños y sus aparatos políticos e ideológicos, ya sean medios educativos, o medios de desinformación, ya sean organizaciones regionales y sus derivados OEA, o sean medios extracontinentales como la ONU y sus satélites, llámense Acnur, o derechos humanos. Todos están al servicio del modo de producción capitalista a nombre de la preservación de la cultura humanista, que es exclusivista, racista, de pensamiento único, que obligan con todas sus armas a que todo el mundo entre en su redil, so pena de ser sometidos por la fuerza en caso de negarse a cumplir con los designios del humanismo.

Mientras existan los esclavos, el capitalismo no desaparecerá

Pero el mayor recurso que descubrió el capitalismo fue la gente, porque era la única capaz de producir riquezas y, por tanto, desde entonces la ha trasegado de un lado a otro en condiciones paupérrimas. La gente sirve para producir café y también derivados del petróleo, prostitución y drogas, religión y arte, matar y que la maten en las guerras; como sea, la gente siempre producirá riquezas.

Los capitalistas saben que desarraigando a la gente les es más fácil usarlas para sus propósitos, y esto lo logra en los territorios de origen, los moviliza, los desplaza, y para ello deteriora previamente sus condiciones de existencia material, les quita las tierras, se las invade, les envenena y les quita el agua, les contamina el aire, la tierra, por medio de los ejércitos o los paramilitares, montan guerras para sacar obligadamente a la gente de sus tierras, y de esta manera pueden disponer de las tierras y de la fuerza de trabajo a precios irrisorios, matando dos pájaros con la misma piedra.

Todas las grandes construcciones o ciudades del capitalismo se han construido con mano de obra esclava en miserables condiciones. Estamos hablando del tren en los Estados Unidos o Europa, o los trenes de la India que le generó tanta riqueza al imperio británico, o las grandes presas del mundo, estadios, autopistas, carreteras, plantas nucleares, edificios mamotréticos, ciudades acuáticas en desiertos, los inmensos canales, puertos y aeropuertos para trasladar día y noche el flujo de mercancías que aceleradamente produce el capitalismo en todas partes del mundo.

A Quiriquire habían llegado no solo gringos, también margariteños, sucrenses, maracuchos, andinos y también los culíes, hombres y mujeres traídos de Trinidad, todos migrantes detrás de la ilusión de la riqueza petrolera. Corría el año 1928. A veces nos preguntamos, ¿qué tiene que ver un pozo petrolero en Quiriquire con los culíes? Pues sí tiene que ver y mucho. Resulta que, cuando se inicia la gran expansión industrial del capitalismo en el mundo, se necesitaba muchísima mano de obra en condiciones de esclavitud pero con la condición de que incluso los mismos trabajadores creyeran que no eran esclavos. Ya Europa no podía exportar pobres porque a todos los tenía ocupados en el desarrollo de la gran industria y formando parte de sus grandes ejércitos piratas que andaban saqueando por todo el planeta desde 1492, por tanto necesitaban saquear mano de obra en distintos sitios.

Por ejemplo, para llevar adelante la gran construcción del capitalismo en Estados Unidos y mantener el abastecimiento de productos en Europa se requirieron millones de esclavos chinos para producir en todo el Caribe, a partir de 1847, la comida y la droga que consumiría toda Europa en su proceso de industrialización casi hasta el siglo XX.

La migración para abaratar los costos de la mano de obra en el mundo

Una de las cosas que descubren los intelectuales al servicio del humanismo es el valor de la fuerza de trabajo, y entienden que a menor costo mayor ganancia. Es una fórmula sencilla y los capitalistas ya lo sabían, por eso es que ayer como hoy se comportan de la misma manera; mientras menos pagamos a un trabajador, mayor será la ganancia si le aplicamos esta fórmula a millones en el planeta. Así la comprendieron los capitalistas con los ingenios azucareros en el Caribe y las grandes haciendas de café y cacao en donde los esclavos se terminaron creando sus propios sustentos en ropa, casa, calzado, comida. En adelante, al unísono los dueños gritaron ¡Viva la libertad de los esclavos!, y los esclavos nos la tragamos completica.

En adelante, ¡jodidos! Porque no solo es que nos explotan la fuerza de trabajo, sino que además nos mantienen ilusionados con la esperanza de que algún día seremos como los dueños. Quién quiere ser millonario, la lotería, el triple gordo, el ajilei, el dominó, los dados, el 5 y 6, y por supuesto cruzar ¿el Darién o el Edén? Es que eso suena muy bonito, sobre todo cuando lo dicen las anclas de televisión o las redes. Es que eso provoca pegar un carrerón e irnos a otro lugar a buscar mejores horizontes, a cumplir mi meta, al yo sí puedo ser millonario. Lo que pasa es que en este país de mierda no me dejan, por eso me voy a los Estados Unidos, a Europa o donde esté la bulla de la mina que me hará rico. Y siempre terminamos en Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina, México; a Bolivia no me voy porque ¡fuchi!, yo no le trabajo a indio.

Y siempre terminamos trabajando las 14 horas y comiendo los mismos carbohidratos que comemos los trabajadores en el mundo, consumiendo la misma droga que consumimos en el mundo, todas las semanas de los años hasta el fin de los días, que a ese ritmo de trabajo será muy corto. Pero eso sí, eso sí, esperanzados, ilusionados en que algún día cumpliremos la meta, porque eso no me lo quita nadie de mi cabeza. Lo que nadie nos dice, ni sabemos, ni lo estudiamos, es que el valor de la mano de obra, como toda mercancía, es un prorrateo del producto socialmente producido en el mundo, y por más que lleguemos a Estados Unidos, nunca, jamás, ganaremos lo que los trabajadores de esos países ganan, así trabajemos el doble o el triple.

La migración, como dios, está en todas partes pero nadie la ve

Al capitalismo lo mueve la migración y la propaganda, la droga y la prostitución, el deporte y el espectáculo, la ciencia y el arte, la guerra y la religión, ¡perdón! Ya estas están nombradas en drogas y capitalismo, que es lo mismo. Unos 281 millones de migrantes mueve el capitalismo hoy en día con sus bajas y sus altas a nivel internacional. Es una proporción moderada en comparación con los migrantes internos en cada país o mina del humanismo. Hablamos de casi 7 mil millones de esclavos. Podemos entender que, en el marco del caos controlado promovido por los capitales especulativos-parásitos, su necesidad no es producir sino mantener el caos en todas las minas, mientras que la mano de obra activa está concentrada en los países de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en donde se proyecta la idea de producir mercancías reales para satisfacer la demanda como tradicionalmente ha funcionado el capitalismo. Viéndolo así, suena hasta bello.

La migración propagandizada, publicitada, tiene un componente político e ideológico en la guerra entre estos dos proyectos enfrentados en el marco del capitalismo. Veamos algunos casos. América Latina y el Caribe: esta migración altamente publicitada hasta niveles de espectáculo nunca jamás se había visto, y toda la vida braseros, jornaleros de todas las partes del mundo han sido usados y desechados en todas las obras del capitalismo y sus haciendas o ingenios de producción de alimentos o vestidos.

Por ejemplo, América siempre fue la granja frutícola de los Estados Unidos y Europa, dirigida con mano férrea por la United Fruit Company, donde fueron proverbiales las matanzas de obreros en El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Colombia, Panamá durante gran parte del siglo XX, al igual que República Dominicana, Haití y todas las demás islas que componen la región del Caribe. Incluso en el mismo Estados Unidos, John Steinbeck fue testigo del éxodo masivo de los jornaleros que emigraban del norte hacia el sur en plena depresión de los años 1930 y lo narra en la maravillosa novela Las uvas de la ira, y como esta todas las migraciones en la India, Europa, China, que nunca fueron o han sido publicitadas, como el caso actual de Qatar: la OIT presenta un informe de 2020 en donde muestra que más de 38 mil 150 trabajadores fueron afectados por muertes y lesiones leves moderadas y graves, relacionadas con el trabajo, y esto es solo los que van a los hospitales. La mayoría fueron sufridas por trabajadores inmigrantes de Bangladesh, India y Nepal.

En la actualidad se cuentan en Emiratos Árabes Unidos (EAU) cerca de 8 millones de trabajadores migrantes, que constituyen 95% de la fuerza de trabajo privada del país, la cual proviene de Bangladesh, Pakistán, India y Filipinas, gente agobiada por condiciones de pobreza extrema que cae en la trampa de creer en ofertas de salarios extraordinarios al irse a trabajar a EAU, ya sea en construcción, manufactura o servicios varios. La realidad es que quienes sucumben a esos ofrecimientos comprueban, al llegar a Dubái, que se les confiscan sus pasaportes y sus salarios resultan ser tan solo una parte ínfima de lo prometido. De tal suerte que no pueden volver a sus países de origen ni vivir en condiciones mínimamente dignas. De hecho, quedan secuestrados y en condiciones de esclavitud, ya que a menudo reciben castigos físicos, son víctimas de abusos sexuales y de tráfico humano para efectos de prostitución y pornografía al servicio del turismo.

Los países del Golfo son la mejor expresión de las ciudades artificiales y se entiende que necesitan gente-mercancía, fuerza de trabajo migrante, mantenida en condiciones de esclavitud, en el sentido más tradicional del término, para poder construir esas apantallantes urbes a costos irrisorios.

Se calcula que tan solo en Dubái, cerca de 45 mil mujeres estaban atrapadas en una red de prostitución, la cual abarcaba también a muchachos adolescentes que «proveían de servicios» a los visitantes del exterior.

Quienes han logrado dar testimonio del horror al que quedan sometidos hablan de jornadas de trabajo de 12 a 14 horas diarias bajo el sol del desierto y temperaturas de hasta 50 grados. Todo eso en medio de condiciones de vida muy precarias, con hacinamiento, falta de servicios elementales y cero alimentación adecuada. Esta práctica también es común en los vecinos de EAU, como Bahréin y Arabia Saudita.

Toda la migración actual en el marco de la propaganda, si bien es cierto que genera beneficios al capitalismo basura, como la industria de la droga, la prostitución, el tráfico de armas, de gente, de órganos, no es menos cierto que su verdadero objetivo es crear caos, descontrol, incapacidad de gobierno, estados fallidos, incapaces de controlar, mucho menos negociar. Para nadie es un secreto que las poblaciones de los países súper desarrollados están extremadamente enfermas de trabajo y consumo y necesitan ser suplantadas o mejor, eliminadas, porque no se pueden reentrenar. Es mercancía en desuso que debe ser desechada.

Se piensa que un promedio de 4 mil millones de personas deben ser destruidas, tiradas a la basura después del inventario para mantener los stock en sanidad, porque al capitalismo tampoco le conviene un inmigrante que los sustituya. He allí su gran contradicción, y no por la sencilla razón de que la mano de obra, especializada o no, esté agotada, descontinuada, sino que también esos territorios están agotados, arruinados y por tanto el capitalismo necesita librarse de ellos y necesita destruir los estados-naciones, y es esa su tarea principal. Ya no es producir o reordenar el sistema, es simple y llanamente eliminar lo que ya no le sirve. Todo lo demás es hipocresía pura y auténtica de la mediática mundial y las instituciones de burócratas como la Acnur, los derechos humanos o la ONU.

La propaganda actual contra Venezuela

La crisis migratoria tiene ya varios años siendo explotada como recurso para manipular la percepción sobre nuestro país. La principal forma que encontraron para impulsar a la gente a irse fue dañando las condiciones económicas, vía «sanciones» y bloqueo, y sometiendo a la población a una propaganda continúa a través de los grandes medios para convencerla de emigrar. Seamos claros: las razones de la migración en Venezuela por supuesto que son económicas, porque todas las guerras lo son, y esta no es la excepción.

Desde que Chávez asumió la presidencia se prendieron todas las alarmas en el imperio especulador, y de una vez empezaron a preparar la guerra contra Venezuela, y la migración política es una de sus armas. Chávez llega al poder no porque vivíamos en un mundo de felicidad, sino porque estábamos a punto de una guerra civil. Todos los resortes del trabajo esclavo estaban rotos y la lucha por el poder se había desatado, cada uno de las mafias del poder se creía con derecho a ejercerlo. Por tanto, todos se estaban enfrentando y su único objetivo era tomar el poder, mientras que por la baranda se les coló Chávez apoyado por el pueblo y las cosas comenzaron a ser de otra manera, pero los problemas incubados durante 500 años nadie puede pretender que se solucionen en 22. Por tanto, es fácil exacerbar a gente ilusionada, esperanzada, que ha creído que le quitarán sus hijos, la casa o el carro que no han tenido.

Todos debemos ser responsables con el tiempo que nos toca vivir. Una vez más el capitalismo en su vorágine llevará a millones de pobres a morir para mantener el orden existente. Los pobres debemos detenernos, no seguir tras la zanahoria de la felicidad. En el caso venezolano, hacer esfuerzos por sembrarnos en el territorio, echar raíces.

Actualmente, el tema migratorio está tomando fuerza en la agenda de presión contra el país, y esto tiene que ver con darle continuidad a la guerra por otros medios, ya que la oposición interna, los quintacolumna, han sido derrotados. El gobierno tiene sus propios planes económicos que están dando resultados superando las «sanciones» y el bloqueo.

Las relaciones internacionales comienzan también a ser favorables. Ya México, Colombia y otros países cambian sus posturas sobre Venezuela, entonces toca apelar a los títeres extranjeros, ya sea el insubstancial de Boric, el creyente Bolsonaro, el pelele Mario o las migraciones de películas. Esta campaña arreciará acompañada de otras muchas en el marco de la guerra.

Afortunadamente hoy no estamos solos. Poco a poco está surgiendo un bloque de países que profesan abiertamente la necesidad de otra relación política y económica entre los gobiernos y los pueblos.

Cómo emigrar del capitalismo

La única manera de acabar con las migraciones forzadas es pensando colectivamente cómo emigrar del capitalismo definitivamente. Esta es la opción ideal de los pobres en todo el planeta, lo demás es pañitos de agua tibia. Hay que invertir en sembrarnos en el territorio, en crear memoria. Es necesario pensar seriamente otro modo de producción, otra cultura, porque mientras exista el capitalismo, el viaje a cualquier parte terminará en sus redes.

Los hipócritas carroñeros de la política, los supuestos defensores de los derechos humanos que viven de la miseria de inmigrantes, negros, indios, mujeres, lgtbi, campesinos, indígenas, pobres en general que va expulsando como detritus la maquinaria industrial del capitalismo, ven el problema de los migrantes como una oportunidad de exprimirle la última gota de sudor o de vivir de lo inevitable a nombre de los derechos, la moral y las buenas costumbres y la gente decente y blablabalablablablabla. Pero nunca lo ven como la realidad que ocultan con sus acciones y conductas miserables, mano de obra barata en el extremo, que le rinde grandes dividendos a los capitalistas.

El uso del migrante abarca distintas áreas del quehacer económico, militar, político. En el uso de cerebros especializados, tenemos el caso del científico Humberto Morán, fundador del IVIC, el gran científico venezolano inventor del bisturí de diamante, que fue expulsado por los adecos en componenda con los gringos para luego ser usado por los mismos gringos en la NASA. Y como este caso hay muchos que son usados como profesores en las distintas universidades, siempre viviendo en minusvalía en comparación con los científicos norteamericanos, alemanes o de otra nacionalidad. Asimismo las profesiones especializadas, los oficios técnicos, los oficios fabriles, en donde se emplea a obreros especializados en mecánica, carpintería. Por último, el restante o desecho son usados como aportadores de órganos, prostitución, mulas, y otras actividades inimaginables pero que existen en las fronteras entre la miseria y la opulencia.

También está el uso militar. Miles de seres son usados como mercenarios con la promesa de entregarles visa o unos míseros euros o dólares para que asesinen a sus propios hermanos, como en el caso venezolano o cubano o nicaragüense, en donde estos connacionales fueron usados por el imperio para asesinar en actos terroristas a sus propios compatriotas.

En el campo político son usados para crear crisis en fronteras de países o empresas enemigas, o para abaratar los costos de producción, o para hacer que bajen los precios de los productos. Son usados como motivación electoral en los enfrentamientos de las elites por el control del poder del estado, o para invadir a otros países. En el caso venezolano han sido usados para justificar la invasión fallida, o el caso cubano, donde miles de niños fueron usados para perturbar al gobierno en los años sesenta con la Operación Peter Pan, o los casos de Palestina, Libia, Siria, Irak, Yemen, o el caso chino, o últimamente el caso de la guerra impuesta a Ucrania y Rusia en donde miles de inmigrantes han servido para condenar a los rusos.

Los inmigrantes seres en miseria que son usados, producto de las ilusiones que previamente le son insufladas en sus cerebros por los aparatos de propaganda de los dueños de las grandes transnacionales. El inmigrante es un ser que toda la vida ha soñado con vivir bien, y vivir bien para todo el mundo es ser libre, y ser libre es hacer lo que nos dé la gana, aunque digamos que con un pedazo de pan, un trabajo y un techo modesto me conformo. No es verdad. La verdad es que nuestra hambre, ignorancia y miedo son infinitos y para saciarlo estamos dispuestos a comernos el planeta, y si cada uno necesita comerse el planeta para saciarse entonces necesitamos 7 mil millones de planetas y asegurar que nadie nos toque nuestro planeta, significa tener otro planeta esclavizado para protegerlo de los que todavía no se han embuchado y están mirándonos el plato y pidiendo o amenazando con quitárnoslo.

Lo tristemente cierto es que, desde que el poder existe como medio de protección para saciar lo insaciable, las élites poderosas nos han usado en todo el planeta para su salvación y nos han hecho creer vía sus aparatos de propaganda que todo lo han hecho por el bien superior de nuestra comodidad y felicidad. Una ilusión, una quimera que no existe y nunca ha existido, y ésta siempre se ha confundido con la saciedad de la parranda, cuando sabemos por un instante de lucidez que de ahí no vamos a pasar. Es entonces cuando lloramos de lo que no existe sino como palabra, es decir de felicidad, pero la verdad verdadera es que el pobre podrá estudiar, ser científico o artista, pero siempre, siempre seremos esclavos de los dueños, de eso no tengamos ninguna duda. Pero la ilusión es tan inmensa como las carencias, y si no pensamos, siempre seremos los mismos migrantes movidos por el capitalismo de acuerdo con sus necesidades de ganancias. 

Fuente: Misión Verdad

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