80 años después del asesinato de Blas Infante, sus asesinos andan sueltos
Para el Estado-nación español, como para cualquier órgano de dominación sobre los pueblos y de unos seres humanos sobre otros, existen dos tipos de víctimas. Las que reciben funerales de Estado, días de luto oficiales, ayudas, subvenciones y para las que se procuran las máximas penas para los responsables que son perseguidos por todo el planeta.
En tiempos de Infante, el fascismo surge para defender los Estados del avance de la revolución socialista. Hoy está a la defensiva, es el fascismo preventivo que las instituciones oficiales de los Estados de Europa occidental y de Norteamérica ampara aunque no exista “peligro” de revolución socialista a la vista.
Los mismos Estados que financian y alimentan al Terrorismo Internacional, el enemigo inventado por occidente para mantener una guerra abierta y permanente a nivel planetario y legitimar los estados de alarma, excepción y sitio con los que eliminan derechos democráticos a cambio de una pretendida seguridad.
Pero si esto es así, lo que significa es que las élites temen aún las luchas de liberación. Parece que los que nos dominan esperan una respuesta contundente por nuestra parte mientras que aún, muchos de los nuestros tienen perdidas todas las esperanzas revolucionarias.
Este puede ser el sentido de un acto de conmemoración del asesinato de Blas Infante. Usar de su memoria lo que de esperanza y revolución contiene su vida y su obra para reponer y recobrar la esperanza en la liberación de nuestro pueblo y de la clase obrera andaluza.
Hay lugares en los que los que representan a los verdugos de Blas Infante se les permite conmemorar este día de luto y se dice que se hace desde la libertad y la unidad. En ellos se conmemora a un Blas Infante derrotado y sumiso a la legalidad republicana. A aquel que no vio más remedio que claudicar y aceptar un proyecto de Andalucía parecido al que tenemos hoy fruto de la Transición o segunda restauración borbónica.
Pero hoy otros lugares donde sólo participan las víctimas, los excluidos, los desposeídos del sistema, en donde no se comparte el lema de “de la Ley a la Ley a través de la Ley”. Hoy hemos llegado a comprender aquello que Pablo de Tarso decía en su carta a los romanos de que la Ley no es criterio de Justicia.
Porque el criterio de justicia que defendió Blas Infante desde los tiempos de los Centros Andaluces hasta la aprobación de la constitución republicana era la verdadera igualdad social consistente en la independencia económica del pueblo, de todos.
Nosotras y nosotros conmemoramos al Blas Infante que proclamó el fin del trabajo asalariado en su pretensión de que los jornaleros se convirtieran en labradores. Al que proclamó el fin de la propiedad privada de los medios de producción pretendiendo que la tierra fuera para quien la trabaja o que la única propiedad privada legítima es la que proviene del trabajo. Al que proclamó la abolición de los poderes centrales del Estado pues desde ellos es imposible nuestra redención.
Las víctimas, los excluidos del sistema, las minorías dominadas queremos y debemos conmemorar a este Blas Infante anticapitalista y revolucionario. A aquel que defendió que los problemas de Andalucía están planteados y resueltos en la Constitución Andaluza de 1883.
Hoy, con la guerra preventiva permanente y el fascismo actuando libremente desde los parlamentos occidentales y desde sectas supuestamente religiosas, se abre un largo periodo de inestabilidad donde un pequeño grupo de revolucionarios podrían cambiar el curso de la Historia. Por ello es más necesario que nunca conmemorar a nuestro Blas Infante, al revolucionario, al anticapitalista, para apropiarnos del pensamiento de liberación que contiene la vida, la obra y el sacrificio de Blas Infante.
Viva Blas Infante.
Viva Andalucía libre.
Miguel Cano Cruz
Secretario de representación del Sindicato Unitario de Andalucía
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