¿Más tensión en el Báltico? El Estado español dirige una misión naval de la OTAN y aporta dos buques
El Estado español participa con una fragata y un buque auxiliar en la misión naval permanente SNMG-1, destinada a la disuasión, vigilancia y coordinación entre armadas aliadas. También asume su mando semestral. Analistas consultados señalan un “doble juego” del Gobierno de Pedro Sánchez y la presión de EEUU para que Madrid colabore en su operación en Yemen.
Una fragata española de clase F-100, la F-102 Juan de Borbón, y un buque de aprovisionamiento en combate (BAC), el A-15 Cantabria, arribaron el 9 de enero al puerto alemán de Wilhenshaven para integrarse en la Agrupación Naval Permanente número 1 de la OTAN (Standing NATO Maritime Group One o SNMG-1), una misión de la alianza atlántica en aguas de los mares Báltico y del Norte.
El carácter de la misión SNMG-1 es disuasorio y su cometido oficial es proporcionar “presencia marítima” e “incrementar la interoperabilidad” entre los diferentes países de la coalición, según el Ministerio de Defensa de España. El Estado Mayor del grupo naval se ha establecido precisamente a bordo de la fragata Juan de Borbón y estará comandado por un contralmirante español desde mediados de enero hasta la segunda quincena de julio, cuando tanto este navío como el buque auxiliar que le acompaña serán relevados por otras naves.
La fragata Juan de Borbón es la segunda de las cinco fragatas F-100 de las que dispone el Estado español, barcos de escolta fuertemente armados y con un helicóptero de lucha antisubmarina como unidad aérea embarcada. Están dotadas de misiles antibuque, antiaéreos y de crucero, torpedos, y un sistema de combate AEGIS en el que destacan sus radares y los equipos de guerra electrónica.
Un contexto tenso
El área geográfica que abarca esta misión se suele caracterizar coloquialmente de ser un “lago de la OTAN“, dada la membresía de los países costeros colindantes y la presencia operativa permanente de sus flotas de guerra. No obstante, tal circunstancia no fue óbice para que en 2022 se atacaran las tuberías del gasoducto Nord Stream que discurren por esas aguas, desencadenándose una crisis en la seguridad energética de la UE.
Pero el inicio del mando español de la SNMG-1 se produce además en una situación dominada por el eco procedente de otro foco de tensión: el mar Rojo. El Estado español se ha negado a participar allí en la operación Guardián de la Prosperidad, liderada por EEUU para evitar los ataques de los milicianos hutíes contra los barcos mercantes con destino a Israel a través del canal de Suez.
A principios de mes, la ministra de Defensa, Margarita Robles, reiteró la negativa a participar en la operación. Desde entonces, hay presiones en una situación en la que España dirige una misión de la OTAN en el norte de Europa y no desea participar en otra que no es estrictamente de la alianza.
“Se utiliza el hecho de que la SNMG-1 en el Báltico comience el año precisamente con mando español para presionar a España y que se una a la operación frente a Yemen”, declara a Sputnik Juan A. Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica. Con esto alude a la llamada telefónica que el general Charles Brown, jefe del Estado Mayor de EEUU, realizó el 8 de enero a su homólogo español, el almirante Teodoro López Calderón, para manifestarle el “deseo” de que acceda a “trabajar con todas las naciones que comparten el interés de defender el principio de libertad de navegación y garantizar un paso seguro para el transporte marítimo mundial”, según adelantó El Confidencial y comunicó posteriormente la Administración estadounidense.
“Les vienen a decir que, ahora que tienen el mando, no pueden quedar mal”, explica este analista. A su juicio, la relación entre los dos países está “muy tirante” en torno a este punto. “EEUU no entiende la postura del Gobierno español, que, por otra parte, es muy comprensible, pero no la entiende. A España le toca ahora dirigir la operación y es el momento adecuado para apretar las tuercas a su Gobierno”.
A principios de mes, Margarita Robles volvió a reiterar la negativa, basándose en que la operación en el mar Rojo “no está definida” y solicitando para ella un marco jurídico más amplio, no solo unilateral. Aun así, según Aguilar, Madrid “tiene difícil” seguir manteniendo su postura. “España está muy imbricada en la OTAN y tiene el mando este año en una de sus misiones más importantes. Porque la SNMG-1 no es un ejercicio, es una misión internacional en toda regla”, explica.
“Es un doble juego”
A nadie se le escapa que el espíritu del carácter disuasorio de la misión SNMG-1, que inició su actividad en 1973, ha estado siempre dirigido contra Rusia. Y el Estado español, en tanto que miembro de la OTAN, lleva muchos años participando.
“La actuación de España en el marco de la OTAN en los países bálticos y escandinavos es de presencia permanente”, subraya el sociólogo especializado en estudios internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Aníbal Garzón, que en declaraciones a Sputnik explica que es esta colaboración permanente y de antaño lo que obra que EEUU deposite una “confianza constante” en España en aras de la disuasión frente a Rusia.
En su opinión, el país ibérico participa en la disuasión porque es un punto en el que siempre ha estado “a las órdenes de EEUU”, cuya posición para emprender políticas expansionistas “en el fondo comparte”. No obstante, su postura dista, por el momento, de ser tajante.
“El Gobierno de Pedro Sánchez hace un doble juego fruto de las presiones que recibe; dado que la operación militar en el mar Rojo solo es de EEUU y algunos socios, pero no de la OTAN, decide no participar con tal de no tener un conflicto diplomático con potencias emergentes”, sostiene Garzón, que alude a otro doble juego en el caso de Palestina, “porque Sánchez habló de derechos humanos y de reconocer al Estado palestino en su visita a Israel, pero al final no lo ha hecho”.
“Queda claro que España y el resto de países europeos están en la órbita constante de EEUU. Europa ha generado un silencio y un ficticio nuevo muro de Berlín. Y España ha quedado muy perdida en la política internacional, sobre todo a partir de 2022 con el conflicto en Ucrania”.
La presión que la SNMG-1 ejerce en la zona obedece también a un estímulo para la supervivencia de la propia OTAN, según Juan A. Aguilar, que enumera sus objetivos en la zona: “Una presión sobre Kaliningrado, sobre la flota rusa del mar del Norte a la hora de poder salir y, aunque esté más lejos, también sobre Murmansk, la principal base de submarinos nucleares de Rusia. Y también es una forma de presionar a Bielorrusia”.
“Eso es lo que persigue la OTAN en la zona, su supervivencia depende de esto”, asegura Aguilar. “Si Ucrania acaba en desastre y no hay capacidad para convencer a la opinión pública europea de la necesidad de una defensa frente a una posible invasión rusa de toda Europa, la OTAN no tendría razón de existir”.
El Báltico, la estrella del calendario
La geografía es recurrente en la agenda de disuasión y delata los planes de la alianza, piensa Aguilar.
“Es curioso ver el calendario de ejercicios de la OTAN para 2024: casi todos son el mar Báltico”, recuerda, y cita como ejemplos los ejercicios Winter Camp en Estonia entre enero y febrero, los Defender Europe de marzo a abril en los países bálticos, Polonia, Alemania, Finlandia y Suecia, los Resilience 24 casi en los mismos países, o las maniobras navales Artic Dolphin también en Noruega, Suecia, Finlandia y en el mar del Norte.
“Solo en el Defender Europe participarán 50.000 militares, entre 500 y 700 aeronaves y más de 50 buques”, señala. “Con esto –añade–, la OTAN intenta ejercer una gran presión en el Báltico e implicar al mayor número de países. Y de paso, EEUU aprovecha para presionar a España respecto a la operación en Yemen, porque ellos no se esperaban una negativa por respuesta”.
La militarización constante que tiene a la región báltica y nórdica como punto central, entraña un peligro que puede alcanzar un punto de ignición, advierte Aguilar, que califica de “filigrana sin sentido” la entrada de Suecia en la OTAN, pues lleva “muchos años” colaborando con la alianza y ya tiene suscrito un acuerdo bilateral con EEUU en materia de seguridad. “Da la sensación de que se quiere aumentar la presión en la zona, y aumentando la presión, es más sencillo que se produzca una situación no deseada”, concluye.
Fuente: Sputnik.
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