Marruecos acelera la ocupación del sur del Sáhara


Eolo es el verdadero rey de Dajla, la ciudad costera más grande del sur del Sáhara Occidental. El viento es perpetuo en este remoto enclave situado en una península sobre el Atlántico a menos de 400 kilómetros de la frontera con Mauritania. Lejos de ser un inconveniente, las fuertes corrientes de aire de la región son también una oportunidad para las autoridades marroquíes, que en los últimos años han acelerado la ocupación de este territorio en disputa con la República Árabe Saharaui Democrática.
El aprovechamiento económico del viento solo es la punta del iceberg del ambicioso plan de Marruecos para consolidar de facto su presencia en el sur del Sáhara, pese a que la ONU no reconoce su soberanía y las negociaciones con el Frente Polisario para un referéndum de autodeterminación llevan años estancadas.
Los parques eólicos proyectados usarán el viento tanto como lo hace ya el incipiente negocio turístico, que pretende atraer a los amantes del kitesurf y del desierto. Por las tardes, los surferos franceses pululan por el zoco de la ciudad tras haber hecho deporte por la mañana en una falsa laguna al norte de Dajla rodeada de resorts. Llegan desde París en vuelos low cost que se iniciaron en el 2023 y que aterrizan en el mismo aeropuerto que frecuentó el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry en sus periplos africanos. La idea es también atraer a españoles después de que este año Ryanair abriera una conexión desde Madrid.
Palm Lagoon, Bavaro Beach, Blue Bay, Laguna Beach… Con estos nombres se suceden los lujosos proyectos hoteleros e inmobiliarios con marinas privadas a lo largo de la carretera que bordea la bahía de Dajla. Las banderas marroquíes ondean por todas partes.
La Iniciativa Atlántica marroquí ofrece una salida al mar a los países del Sahel a través del Sáhara
Y a las afueras, la ciudad ya se está ensanchando, dejando atrás las estrechas callejuelas del centro para construir grandes avenidas parceladas, sin ninguna casa, pero ya con aceras y decenas de farolas perfectamente alineadas a la espera de nuevos habitantes que harían aumentar los poco más de 100.000 residentes actuales.
No obstante, la joya de la corona del plan de ocupación marroquí de la antigua Villa Cisneros –nombre del enclave durante la colonización española– es el Puerto Atlántico de Dajla, que se construye 40 kilómetros al norte de la ciudad. Esta infraestructura aspira a convertirse en el puerto del Sahel, como el rey Mohamed VI propuso en la Iniciativa Atlántica, que presentó en el 2023, ofreciendo a Mali, Níger y Burkina Faso una salida al mar de sus exportaciones.
El puerto, que tiene previsto inaugurarse a finales del 2028, ocupará 640 hectáreas junto a otras mil hectáreas de zona industrial, y contará con una terminal de contenedores y otra de pesca, el principal sector económico del Sáhara junto con la explotación de fosfatos. La nueva infraestructura estima gestionar un tráfico de 35 millones de toneladas al año, aunque 1.600 kilómetros al norte se encuentre el gran puerto de Casablanca. También está prevista la construcción de una autopista que conectará Dajla con el centro de Marruecos pasando por El Aaiún, la capital del Sáhara, situada a 530 kilómetros.https://datawrapper.dwcdn.net/sXhNc/
Paralelamente, el Gobierno marroquí impulsa una agenda de normalización de la ocupación con la organización en El Aaiún y Dajla de encuentros internacionales académicos, periodísticos o económicos, donde habitualmente muchos de sus participantes ensalzan la soberanía marroquí del Sáhara.
El vicepresidente de la región de Dajla, Moulay Boutal Lambarki, asegura que recientemente han recibido la visita de un grupo de empresarios españoles de la pesca, la acuicultura y la construcción de proyectos de energía renovable. “Les estamos ofreciendo un entorno favorable para promover la inversión”, dice a este diario.
“Estamos decididos a emprender una mejora nacional del litoral, incluida la fachada atlántica del Sáhara marroquí. También estamos comprometidos a garantizar que este espacio geopolítico esté estructurado a escala africana”, afirmó Mohamed VI cuando presentó la Iniciativa Atlántica, un plan estratégico con el que Marruecos pretende ejercer su influencia en el África Subsahariana, pero que requiere de una estabilidad regional que no parece estar cerca, teniendo en cuenta los grupos yihadistas que campan en el Sahel y la inestabilidad política de esos países.
En cambio, más fácil parece tenerlo Marruecos para neutralizar al Frente Polisario, después del cambio de postura de España, Francia y Estados Unidos, que en los últimos años pasaron a apoyar el plan de autonomía marroquí frente al derecho a la autodeterminación saharaui.
Rabat avanza en la ocupación efectiva del Sáhara Occidental – Marruecos lo llama “recuperación de las provincias del sur”–, mientras los líderes y miembros del Polisario siguen en los campamentos de Tinduf (Argelia), con una capacidad militar mínima ante el control aéreo de los drones marroquíes del muro que divide el Sáhara. En paralelo, las protestas o acciones independentistas en el territorio ocupado van a la baja ante el férreo control policial y de inteligencia que ejerce Marruecos.
“Estamos fuertemente implicados con la voluntad real de conferir a las zonas del sur del reino la autonomía ampliada”, indica Lambarki, que repite el discurso oficial también cuando le preguntamos por el goteo constante de colonos marroquíes hacia el Sáhara propiciado por Rabat. “Toda la población de la región es saharaui y está comprometida con la voluntad real; es simplemente propaganda de Argelia”, zanja el vicepresidente regional.
En los últimos años, Marruecos también ha propiciado discretamente el surgimiento de grupos autonomistas, el más relevante, el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), formado por exmiembros del Polisario, muchos de los cuales han retornado al Sáhara y otros aún están en el exilio. El secretario de Relaciones Internacionales del MSP, Mohamed Cherif, dice en Dajla a La Vanguardia que aspiran a tener una autonomía similar a la que tienen Catalunya o Euskadi en España. “Queremos una solución pacífica basada en el diálogo, la no violencia. La guerra no ha aportado nada. Queremos una solución para garantizar la dignidad de la cultura y la identidad saharaui”, afirma Cherif.


Desde Madrid, el representante del Polisario en España, Abdulah Arabi, confirma telefónicamente a La Vanguardia que Rabat lleva a cabo una “carrera contra el tiempo” en esta “nueva fase que es la de las inversiones y la ocupación económica”. “Marruecos intenta presentar la autonomía como única solución”, dice Arabi.
El próximo noviembre se cumplen cincuenta años de la Marcha Verde, la acción con la que Marruecos invadió y ocupó el Sáhara español tras la muerte de Franco. Se prevé que el rey presida un gran acto de conmemoración en El Aaiún. En el 2015, coincidiendo con el cuarenta aniversario, Mohamed VI –cuyos retratos de grandes dimensiones pueblan Dajla– presentó el “nuevo modelo de desarrollo para las provincias del sur”, un plan para consolidar la presencia del Estado marroquí en el Sáhara, que empieza a tomar forma.
Fuente: La Vanguardia.
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