De las armas químicas de Hussein a la bomba nuclear iraní: las mentiras del imperialismo para agredir a los pueblos oprimidos

En los últimos días, el mundo ha sido testigo de otro capítulo en la escalada de la agresión imperialista, con “Israel” atacando a Irán con el pretexto de que el país estaría desarrollando armas nucleares y representaría una amenaza inminente para la seguridad regional. Repetida hasta la extenuación por la prensa imperialista, esta excusa no es nueva, sino que es parte de un patrón histórico de manipulación y mentiras utilizadas para justificar intervenciones militares, golpes de Estado y otros diversos ataques contra las naciones oprimidas.

En el caso específico de la acusación de que Irán está a punto de desarrollar una bomba nuclear tampoco es nueva, es una historia reciclada durante décadas, utilizada para forzar la cohesión social interna en el imperialismo y con ello, la agresión contra la República Islámica.

Un documento ampliamente difundido en las redes sociales y que refleja la postura de figuras como Benjamín Netaniahu, primer ministro de “Israel”, expone la cronología de esta farsa. Desde 1992, las “predicciones” sobre la inminencia de la bomba iraní se han sucedido unas a otras, sin llegar a materializarse.

Observemos la cronología de las acusaciones:

  • 1992: “Irán está a 3-5 años de su capacidad nuclear”. (Pronóstico: 1995-1997)
  • 1993: “Irán busca armas nucleares, cerca de su capacidad”. (Pronóstico: 1996-1998)
  • 1995: “Irán a 3-5 años de su capacidad nuclear”. (Pronóstico: 1998-2000)
  • 1996: “La toma de posesión nuclear de Irán podría ser catastrófica, la fecha límite está muy cerca”. (Pronóstico: Meses a 1 año, para 1996-1997)
  • 2003: “El programa nuclear de Irán, una amenaza global”. (Previsión: 1-2 años, para 2004-2005)
  • 2004: “Irán busca agresivamente armas nucleares”. (Pronóstico: 1-3 años, para 2005-2007)
  • 2005: “Las ambiciones nucleares de Irán deben ser detenidas”. (Pronóstico: 1-2 años, para 2006-2007)
  • 2006: “Irán podría tener una bomba nuclear pronto”. (Pronóstico: 1-3 años, para 2007-2009)
  • 2007: “Irán se apresura a desarrollar armas nucleares”. (Pronóstico: 1-2 años, para 2008-2009)
  • 2008: “El programa nuclear de Irán está a punto de completarse”. (Pronóstico: 1 año, para 2009)
  • 2009: “Irán a 1-2 años de su capacidad nuclear”. (Pronóstico: 2010-2011)
  • 2010: “Irán puede producir una bomba en un año”. (Pronóstico: 1 año, para 2011)
  • 2011: “Irán avanza constantemente hacia las armas nucleares”. (Pronóstico: 1-2 años, para 2012-2013)
  • 2012: “Irán a meses de distancia, para completar el enriquecimiento en la primavera/verano de 2013”. (Pronóstico: ~6-12 meses, para 2013)
  • 2013: “Irán continúa con el programa de armas nucleares”. (Pronóstico: 1 año, para 2014)
  • 2021: “Irán más cerca que nunca de las armas nucleares”. (Pronóstico: Meses a 1 año, para 2021-2022)
  • 2022: “Irán a semanas de una ruptura nuclear”. (Pronóstico: Semanas a meses, para 2022-2023)
  • 2023: “Irán avanza en el enriquecimiento nuclear”. (Pronóstico: meses, para 2023-2024)
  • 2024: “Irán peligrosamente cerca de la bomba nuclear”. (Pronóstico: Semanas a meses, para 2024-2025)
  • 2025: “Irán está a días/semanas de enriquecer uranio para una bomba”. (Pronóstico: Días a semanas, para 2025)

Esta lista, que abarca más de tres décadas, revela un patrón claro: cada año, o a intervalos regulares de unos pocos años, se reitera la misma amenaza, con plazos que nunca se cumplen. Las “pruebas” que se presentan son siempre vagas, basadas en dudosa “inteligencia” y declaraciones de funcionarios que tienen un interés directo en demonizar a Irán.

El objetivo es claro: mantener la presión sobre el país, justificar las sanciones económicas y, en última instancia, preparar el terreno para una posible intervención militar. La repetición exhaustiva de estas acusaciones pretende crear una idea en torno a la idea de que Irán es una amenaza existencial, legitimando así cualquier acción en su contra.

La historia reciente nos ofrece un precedente sombrío y revelador de esta táctica imperialista: la invasión de Irak en 2003. En esa ocasión, los Estados Unidos y sus aliados, encabezados por George W. Bush y Tony Blair, justificaron la guerra con el argumento de que el régimen de Saddam Hussein poseía vastos arsenales de armas de destrucción en masa, incluidas armas químicas y biológicas, y que representaba una amenaza inminente para la seguridad mundial. El entonces secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, llegó a presentar, en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, un frasco que supuestamente contenía ántrax, como “prueba” de la existencia de estas armas.

Sin embargo, todo fue una farsa. Después de la invasión y derrocamiento de Saddam Hussein, no se encontraron armas de destrucción masiva. La “inteligencia” que apuntaló la guerra fue desenmascarada como fabricada y manipulada para servir a los intereses del imperialismo.

El caso de Irak es un claro ejemplo de cómo el imperialismo utiliza la propaganda y las mentiras descaradas para crear un enemigo, satanizarlo y luego justificar la agresión militar. La idea de las “armas de destrucción masiva” fue un pretexto para el control del petróleo y el territorio iraquí (con 1.599 km de frontera exactamente con Irán), la imposición de un régimen títere y la proyección del poderío militar estadounidense en la región. Las consecuencias de esta mentira se sienten hasta el día de hoy en el pueblo iraquí y en toda la región del Oriente Medio.

Los casos de Irak y, ahora, Irán, no son meras coincidencias. Revelan un método, que consiste en fabricar pretextos para justificar sus agresiones contra las naciones que se resisten a su dominación. La “amenaza” de las armas de destrucción masiva, la “promoción de la democracia”, la “lucha contra el terrorismo”, todos estos son disfraces para las acciones monstruosas de los monopolios contra la clase obrera.

El imperialismo no duda en mentir, en manipular la información, en crear falsas banderas y en utilizar su vasta maquinaria propagandística para moldear la opinión pública. La prensa burguesa, subordinada a los intereses del capital, juega un papel fundamental en este proceso, difundiendo mentiras oficiales y demonizando a los enemigos del imperialismo.

Frente a todo esto, hay que poner en evidencia la verdadera hipocresía del imperialismo. Los mismos países que acusan a Irán de buscar armas nucleares son en su mayoría potencias nucleares que han usado o amenazan con usar tales armas. “Israel”, por ejemplo, es una potencia nuclear no signataria del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y posee un arsenal atómico considerable, nunca inspeccionado internacionalmente. La lógica imperialista es clara: el derecho a poseer armas nucleares es exclusivo de las potencias imperialistas y sus aliados, mientras que las naciones oprimidas tienen prohibido desarrollar cualquier tipo de tecnología que pueda garantizar su autodefensa.

El hecho de que Irán posea o no armas nucleares es una cuestión de soberanía. Todo país tiene derecho a defenderse de la agresión externa y a desarrollar los medios necesarios para garantizar su seguridad e independencia, especialmente en los países históricamente oprimidos.

La insistencia del imperialismo en negar este derecho a Irán, mientras mantiene sus propios arsenales nucleares y apoya a los regímenes que los poseen, revela la naturaleza profundamente reaccionaria e hipócrita de su política exterior. La verdadera amenaza a la paz mundial no radica en un supuesto programa nuclear iraní, sino más bien en la agresión imperialista y su implacable búsqueda de la dominación global.

Fuente: DCO.

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